Emma
Luego de unas semanas tan agotadoras cómo se han sentido, Sean desaparece, y la verdad no tengo ánimos para jugar a la investigadora. Simplemente decidí venir y pasar el rato con Megan en su casa. Aunque no voy a mentir, pensé que su regreso era para recuperar el tiempo perdido y las únicas respuestas que me da son: Trabajo es trabajo, cuando crezcas lo entenderás.
— Así que, Emma —la voz de Megan me regresa a la tierra, su tono es malicioso —, ¿Qué tal la cita con el barman?
Mueve las cejas sugestivamente, y es que prefiero contarle mis reprochables actos con ese hombre antes que sacar el tema de Sean viendo sus historias y que se vuelva a obsesionar. Ya debería tener eso controlado.
— Supongo que podemos empezar con lo aburrido —le digo aun con la vista en el jardín —, su nombre es Eliot. Estudia ingeniería y trabaja de noche. —pienso en lo demás antes de continuar —. Ah, Tiene una pequeña hermana con deseos de ser dinosaurio.
La escucho soltar un sonido qué me indica que deje de aburrirla y llegue a la cita en sí.
— ¿Y cuál es la parte divertida? —cuestiona.
Me hundo en la silla como si pudiera esconderme y evitar el momento.
— Tú sabes como soy yo...
No pasa ni un segundo antes de que suelte una carcajada.
—¿Te le tiraste encima?
— Bueno... una araña se apareció y no iba a desaprovechar la oportunidad. —resumo.
— Algo bueno has aprendido de mí.
Le sonrío, negando con la cabeza antes de darle una fugaz mirada, y como ella, solo seguimos recostadas viendo el techo cristalino de la piscina cubierta, las gotas de lluvias caen al cristal creando un ambiente pacífico que va en aumento cuando cierro los ojos relajándome aún más.
Presiento que podría quedarme dormida...
— ¿Emma? —pregunta una confundida voz.
Mi cuerpo se tensa al escuchar la voz de mi hermano, abro los ojos de golpe solo para encontrar a la tentación andante frente a mí con su físico perfecto envuelto en una camisa negra y jeans. Me observa genuinamente confundido, yo podría estarlo también, ya que no sé qué carajos hace aquí.
¿Me habrá seguido?
— ¡Por todos los brujos a los que he ido! —exclama Megan, de vuelta con una sonrisa llena de picardía.
Cálmate si no quieres morir antes de tiempo.
Mi hermano apenas y la mira, apegándose a sus palabras de la otra noche, supongo.
— ¿Qué haces aquí? —pregunto, manteniendo un tono neutro.
Sus ojos pasan de estar vagando entre el traje de baño que llevo y quizás la pared hasta centrarse en mis ojos nuevamente, el animal que habita en su interior parece querer salir. Traga saliva con fuerza pensando en su respuesta.
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Placeres Inmorales
Teen FictionInmoralidad, deseo, amor y pecado. Emma, dieciocho años recién cumplidos y esos ojos azules que llevan su infierno vuelven a su vida después de cinco años. Con tatuajes que no son más que la invitación a pecar la hacen caer a la tentación que llev...