Emma
Retiro las lágrimas antes de volver hacia la pantalla, cambió su nombre a Roma Ricci y pasó de miserable a viviendo el sueño en una propiedad frente al mar con su novio multimillonario.
—¿No te dolerá hacerles creer que murieron? —cuestiono, velo por una respuesta a mis dudas.
—No puedo ponerme a pensar en todo el mundo, Emma —responde, de inmediato en su papel de psicóloga —. Hice mi elección de ser feliz, no complacer a los demás.
—Igual se te hizo fácil abandonar tu vida.
—Fue simple, no lo sentía como una vida antes de Konstantin.
Guardo silencio, cuestionando cómo eran mis sentimientos antes de la llegada de Sean. Se fue cuando era niña, lo superé y enterré, sin pensar demás hasta que volvió para enterrarse en mi ser.
—¡Te dejo! —chilla, escucho como Konstantin rié a un lado —¡Continuaremos con los arreglos del lugar, besos!
Cuelga de inmediato, arrojo el celular a la cama y clavo la vista en él sabiendo que debo tomar una decisión por mi cuenta. Ni siquiera la idea de volver a perderlo, de ser completos desconocidos, debe influenciar.
¿Lo quieres? ¿Es tú complaciente error?
Mi corazón, ese mismo cuyo pálpito se desboca cada que lo veo, me grita una respuesta.
Sin embargo, la lógica se interpone. Es mal visto ante el mundo, es enfermo, asqueroso y nos convierte en basura humana. ¿Quién es capaz de vivir siendo marcado por tantos pronombres?
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Placeres Inmorales
Teen FictionInmoralidad, deseo, amor y pecado. Emma, dieciocho años recién cumplidos y esos ojos azules que llevan su infierno vuelven a su vida después de cinco años. Con tatuajes que no son más que la invitación a pecar la hacen caer a la tentación que llev...