Capítulo 26

407 37 2
                                    

⚠️ Si crees que es muy fuerte para ti, no dudes en retirarte⚠️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⚠️ Si crees que es muy fuerte para ti, no dudes en retirarte⚠️

Narrador omnisciente

La mirada de Sean no se aparta de su pequeña hermana, pues sigue en espera de una respuesta. Y aunque sus pupilas dilatadas solo indiquen el deseo que tiene por entrar, él necesita una confirmación.

—Si... —susurra, y eso es invitación suficiente para que se cuelen en el lugar.

Shane acaricia el látigo que sostiene antes de girar con una sonrisa perversa, en su mente solo debe reinar un pensamientos y eso es hacerlos pecar.

En especial a la menor de los Davies...

—Ya era hora de que se aparecieran.

Su comentario sale al tiempo en que retira el vibrador del coño de su esposa, y con un guiño hacia sus sobrinos, salen sus siguientes palabras.

—¿Qué dices, cariño? —inquiere, sin dejar el control —. ¿Estarán listos para un pequeño juego?

Le quita la mascada antes de liberarla de aquella cruz de San Andrés. Tan solo son segundos en los que esos cuatro se observan entre sí, con un enfermo deseo que empieza a cobrar factura y han decidido no esconder más.

Bella repasa las figuras de ambos intrusos, incluso después de asentir a su marido en aprobación, quien ya sabe qué hacer ante su falta de palabras.

Y es que a estas alturas ya debería saber las reglas.

Oh, y Emma...

La pequeña de la familia se mantiene insegura de sus acciones en esta clase de lugares. Así que mientras su hermano se pasea por los estantes emanando confianza, es Shane el que camina hacia ella.

Ya saben, para ayudarla con el estrés.

—Siempre es bueno enderezar a las nuevas.

El comentario queda en el aire cuando ve a Emma escanearlo y tragar grueso, sabe que pronto la tendrá más cerca.

Primero tu hermano y ahora los tíos... a ver si tenemos la misma expresión en el infierno. —inquiere, su siempre oportuna, conciencia.

—¿Sabes? —la obliga a que lo mire —. Puedes hacer más que observar, nena.

Entreabre la boca, sin decir nada hasta que Shane toma su muñeca y hace que le recorra el torso, con cada toque se desata una nueva reacción que parece encantarle al mayor de los mellizos.

Todo esto empieza a tomar forma cuando se deja llevar ante una sucia oleada de deseo que lo recorre y toma el cuello de Bella, atrayéndola a un beso salvaje. Su mano libre baja, repasando su silueta hasta que le aprieta el culo, haciéndola jadear sobre su boca al querer más de él.

Placeres InmoralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora