Sean
No sé en qué estaba pensando. Me cuestiono sin dejar de golpear el saco, ya debería saber que esta maldición me convierte en estúpido. Escuchar a las voces de mi cabeza nunca funcionó mas que para un buen rato de delirios con un puto final de cuento.
Estoy condenado a la soledad, aun rodeado de personas.
El ardor de mi frente evita la lógica, siento como las gotas de sudor empapan mi cuerpo, quemando la piel a su paso. Ni siquiera he visto a Emma en días, y la pendeja sigue fresca en mi memoria para arruinarme el día y la noche.
—¡Te odio! —exclamo, causando un eco —. ¡Me haces sentir lo que no quiero!
Siento que soy tan inútil, la fuerza se me escapa con el último golpe, caigo de rodillas y con la vista nublada del mareo que me tiene en sus manos desde hace un buen rato.
Me deshago de los guantes con ayuda de los dientes antes de entrelazar los dedos tras mi nuca y empezar a respirar con profundidad.
En mi quinta inhalación me suena el teléfono, contesto de mala gana, sin molestarme en reconocer el número.
—¿¡Qué?! ¡No quiero su estúpido spam!
—¿Así me saludas? —se quejan del otro lado —. Tus días nunca cambian, amore mio.
Levanto el rostro al reconocer la videollamada, si no fuera por su voz, aseguraría que es una clase de broma y que filtraron mi número.
—¿Konstantin?
Frunzo el ceño al ver que se tiñó de rojo, luce un mullet y sus ojos ahora son oscuros. No queda nada del hombre que me inventaba cada apodo exótico, hasta llegué a sospechar que era gay.
—¿Y por qué no habías llamado antes? —reclamo —. Emma me tenía harto con sus berrinches.
—La pregunta correcta sería: ¿Desde cuando te molestan las malcriadas? Recuerdo que hasta hace unos meses clamabas por una en cada club que pisabas.
—Las personas cambian, creo que ya tienes experiencia en eso.
—¿Qué no te gusta? —hace un mohín —. Kaleb Ferrero, a tus órdenes y las de mi señora.
Resoplo, nunca va a dejar de ser así.
—¿Y las noticias?
—En un par de días se anunciarán nuestras muertes. ¿Seguro que no me quieres decir lo que pasó?
Ruedo los ojos, acto seguido, empiezo a comentarle el drama.
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Placeres Inmorales
Teen FictionInmoralidad, deseo, amor y pecado. Emma, dieciocho años recién cumplidos y esos ojos azules que llevan su infierno vuelven a su vida después de cinco años. Con tatuajes que no son más que la invitación a pecar la hacen caer a la tentación que llev...