Capítulo 17

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Emma

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Emma

2 semanas después

Me encuentro como fiel vidente a las noticias desde esta mañana, estoy plantada al taburete pensando en cómo las cosas si les salieron bien, pues para este momento ya los están anunciando como desaparecidos.

Presto atención a las palabras de la periodista que se encuentra frente a un campamento.

—Y aquí estamos otra vez Ronald —saluda seriamente a la cámara —, esta vez con algo que nos conmociona a todos —hace una pausa dramática señalando a una camioneta estancada —: el hijo del magnate ruso Daniel Romanov; Konstantin Romanov ha desaparecido junto con su prima; más conocida como Megan Halloway.

Desaparecidos, pero en un avión y ahora disfrutando del clima italiano.

Aunque lo sepa, no puedo dejar de escuchar las pendejadas que dice la mujer.

—Lo último que se sabe es que estaban acampando a las afueras de Nueva York, hace ya dos semanas que se desconoce su paradero...

La televisión se apaga sin previo aviso y me ataca un mini infarto al escuchar como un termo es puesto sobre la mesa de tal manera que hace resonar el metal.

Giro hacia Sean, que aparece frustrado vistiendo pantalonetas, las bolsas se marcan bajo sus ojos y ese cabello revuelto tiene días.

—No sé por qué vez eso —se queja, malhumorado y dejando el control sobre el mesón.

Aunque lo niegue, yo sé que le afectó la partida de Konstantin, el ruso me dijo que lo considera el hermano que nunca tuvo.

—Porque se me da la maldita gana, es un país libre. —suspiro, también enojada ante su egoísmo.

No es el único que perdió algo.

—Cálmate, loca exige, provocándome un tic en el ojo —, que seas feliz con tus desaparecidos.

Me desliza el control a mi alcance antes de largarse bufando como toro, pongo los ojos en blanco desviando la atención al celular que sigue sin recibir mensajes.

(...)

Sean

Solo han pasado unas horas y ya me obligo a tranquilizarme antes de que cometa alguna estupidez, incluyendo castigar a una malcriada desparramada sobre mi sofá. Así que la ignoro, mantengo la vista en el videojuego, pero la mente se me nubla, quiero posar las palmas en algo...

Algo que me haga recordar quien solía ser.

—No se han comunicado... —suspira, de nuevo al borde del llanto.

Sus cambios de humor ya me tienen harto, no comprendo ninguno y el que podría volverse loco, soy yo. Actúa como si la falta de conocimiento acerca de nuestros amigos no fuera suficiente carga.

Placeres InmoralesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora