FREEN
Hemos estado aquí por diez minutos y ya puedo sentir los ojos en mí, sin importar en qué dirección me gire.
Esto es en realidad lo que esperaba cuando llegué aquí. Esperé que teniendo a Tristan conmigo, quizás sería un poco diferente, pero sabía que aún sucedería. La gente no se imagina por qué la retardada está aquí, usando nada menos que una de las chaquetas de las jugadoras. Está mal para ellos porque no es normal.
Usar la chaqueta de Becky es como poner un gran y viejo blanco en mi espalda, pero no hay forma de que vaya a quitármela. Para algunas personas quizás sea solo una chaqueta, pero puedo decir por la forma en la que me la dio, que es algo más, así que voy a usarla con orgullo. Incluso si haciéndolo me gano miradas de muerte de prácticamente todas las personas de aquí.
La triste realidad es que no son solo las personas con las que voy a la escuela las que lo están haciendo. También son sus padres. Sus narices están todas dirigidas hacia mí, y a causa de mi diagnóstico, soy una alienígena para ellos. No soy como sus hijos e hijas, así que eso significa que no soy digna de su respeto. Siempre ha sido así y no importa cuán duro pelee mi mamá, nunca cambia.
—Gente estúpida, sus rostros se van a atascar de esa forma.
Escucho lo que Tristan dice, pero no registro exactamente lo que quiere decir hasta que me giro y veo lo que está mirando. Los padres de Sam están cerca de tres filas detrás de nosotros y justo como hace su hija cuando está en la escuela, están mirando con desprecio en nuestra dirección.
Odio que él tenga que ver esto. Debido a que está en la escuela primaria, está separado de mí todo el día, así que se encuentra lejos de las cosas con las que tengo que lidiar. Quiero que eso se quede de esa forma. Se merece algo mejor que ser juzgado por quien es su hermana.
—Vamos, veo a Becky —digo, ignorando lo que acabo de ver y señalando hacia donde veo a Bekcy caminando hacia nosotros.
—¡Sí! —grita y no puedo evitar reír. Parece que mamá tuvo razón antes. Después de todo, Becky quizás esté saliendo con ambos. En realidad, es la primera persona a la que he visto a Tristan acercarse, además de mí. Es lindo.
—Están aquí —dice Becky, y en el minuto que nos alcanza, inmediatamente me abraza, antes de estirarse hacia abajo y sacudir con su mano el cabello de Tristan—. Y también trajiste al enano.
—Pfft —se burla Tristan—. Voy a crecer y seré más grande que tú, solo observa.
—Claro que sí amigo. No puedo esperar para verlo.
Pone su atención nuevamente en mí y coloca un pequeño beso en mi nariz.
—Estoy tan contenta de que estés aquí y que estés usando esto —susurra mientras traza con sus dedos la manga de la chaqueta que está firmemente envuelta en mí—. Sé cuán raro es esto para ti.
Hubo un tiempo, no hace mucho, cuando ella decía palabras como "raro" o "estúpido" que eso me molestaba, pero ahora, es como si supiera que no se refiere a ellas como todos los demás lo hacen. Ya no me estremezco ante ellas y ella no reacciona como solía hacerlo.
Las dos hemos recorrido un largo camino.
—Necesito volver allí abajo, pero Freen, gracias por hacer esto. Tú estando aquí, lo es todo.
Besa gentilmente mis labios antes de volver a darle palmaditas a la cabeza de Tristan, dándole su sonrisa y antes de que lo sepa, se ha ido y estamos solos otra vez.
—¡Becky es asombrosa!
—Sí, pero no le digas eso. Nunca nos dejará olvidarlo —susurro antes de que tomemos nuestros asientos en las gradas. Tan incómodo como es tener todos esos ojos en mí, en realidad estoy feliz de haber venido, porque la mirada que Becky tenía antes de volver al campo es una que quiero verla usando siempre. Es una que no ha usado mucho en los ocho años que dejamos de hablarnos.
No soy lo suficientemente ingenua como para creer que soy la causa de eso, pero si yo estando aquí, especialmente usando esta chaqueta extremadamente grande contribuye con todo lo que está sintiendo ahora mismo, estoy feliz de hacerlo. Me ha dado mucho desde que me rescató ese primer día. Todas las oportunidades que tenga para pagárselo, las tomaré.
—Oh mira Char, la rara está aquí.
—Dios, tendrán que desinfectar esa área cuando se vaya.
—Imposible, no inventaron un limpiador lo suficientemente poderoso para limpiar eso.
Puedo decir por lo fuerte que suenan las voces, que están detrás de nosotros, pero me niego a darme la vuelta para confirmarlo. Sin embargo, sus palabras me llegan. Me las he arreglado para evitar verlas esta semana, así que tenerlas aquí ahora trae todo a la superficie. Es como si estuviera otra vez en ese baño.
Mi corazón empieza a correr e inhalo y exhalo, controlándome, en un esfuerzo de calmarme antes de que Tristan averigüe que algo está sucediendo. Está acostumbrado a que pasen cosas conmigo, pero usualmente mamá está con nosotros. Ahora estamos solos.
—¿Por qué no se callan?
—Tristan no. Sabes que mamá odia que digas esas cosas —susurro en el minuto que me doy cuenta que les está contestando.
—Oh mira, la retardada puede hablar después de todo.
Bueno, podía antes de que tuvieras que llamar la atención sobre eso. Pienso en el minuto en el que Charlotte dice las palabras.
—Suena como un ratón, ¿verdad Samy?
—Sí, lo hace. Sin embargo, es un ratón estúpido.
No puedo dejarles ver que están llegando a mí. Si lo hago, sé lo que sucederá y esta noche estoy determinada a que no llegue tan lejos. Sabía que esto quizás sucedería, así que ahora solo tengo que soportarlo y lidiar con ello. No puedo dejar que mi miedo gane.
—Dejen de hablar de ustedes —se burla otra vez Tristan, sus ojos nunca se van de su punto de ventaja en el campo. Cualquiera que sea la razón por la cual está haciendo esto, no les está dando la satisfacción de mirarlas. Tiene seis y es más fuerte que yo.
—Me siento mal por Becky, le ha dado su chaqueta y todo lo que va hacer es orinarla.
El comentario de Charlotte me llega, a pesar de todos mis esfuerzos para evitarlo. Siempre que alguien trae a colación mis accidentes siempre reacciono, incluso aunque no quiera. Puedo sentir las lágrimas construyéndose en las esquinas de mis ojos y el latido de mi corazón resonando en mi cabeza, siempre ruidoso. Si no salgo de aquí o lo controlo pronto, voy hacer sus palabras verdaderas.
Me levanto y tomo la mano de Tristan, susurrándole que necesito salir de aquí e inmediatamente empieza a caminar, llevándome con él. Quizás no entienda por completo qué es el autismo o por qué me hace ser así, pero sí entiende que me está causando dolor y justo como dijo en casa, me está protegiendo.
—¡Oye Freen! —escucho gritar a Sam antes de que nos alejemos—. Crees que Becky en verdad te ama, pero no lo hace. Tú fuiste su elección. Ha estado jugando contigo todo este tiempo.
Hay un peso aplastante en mi pecho mientras habla, pero antes de que pueda salir de ahí, siento la mano de Tristan salirse de la mía. Antes de que lo sepa, se dirige hacia las dos chicas. Levantando su pierna, miro mientras pisa fuerte el pie de Sam antes de girarse hacia Charlotte y patearla en la rodilla. Quizás no sea la forma correcta de lidiar con las cosas, pero mientras las dos reaccionan, no puedo evitar sentirme un poco orgullosa de él.
—Chicas estúpidas —exclama antes de regresar y poner su mano en la mía otra vez—. Llamemos a mamá. Quiero ir a casa ahora.

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COUNT ON ME
RomanceHay personas que te dicen que la escuela secundaria es el mejor momento de tu vida. Mintieron. La escuela secundaria es horrible cuando eres una persona como yo, una autista.