CAPÍTULO 11 CONFIANDO

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-No. No EunWoo, está bien. Me las arreglaré, no te preocupes. -Cuelgo, frotándome la cara con la palma de la mano unos segundos antes de volver a observar mi móvil, mi dedo vagando hasta dar con el contacto de Jimin. Justo antes de recordar que está fuera del país por su viaje de fin de carrera. Por un instante me planteo llamar a Namjoon, pero es probable que haya viajado con él, además de que no confío en que pueda hacerse cargo de los niños.

Camino hasta la habitación de los gemelos, observándolos dormir en sus camas, Tae tapado hasta las orejas, Jungkook completamente destapado, una única pierna bajo las mantas. Me acerco a la cama de mi pequeño, recolocándolo para poder pasar las mantas sobre su pequeño cuerpo, arropándolo bien. Sonrío cuando lo oigo suspirar en sueños, acomodándose bajo la ropa mientras murmura algo aún dormido.

Los últimos tres meses hemos ido teniendo más relación con Jin, los tres. Parece que no tiene ninguna mala intención, pero mi lobo interior es inseguro y protector... y me siento muy reacio a dejarlos a solas... aunque para que mentir, en cierta forma disfruto también de la compañía de él. Igual que cuando eramos dos adolescentes hablando de todo y de nada en su habitación.

Hemos ido con los niños a todas partes y a la vez no hemos ido a ninguna parte. A veces SeokJin aparece con un plan, como ir a algún museo apto para los niños, al parque con el perro que los niños adoran o incluso a la torre Namsan, donde los gemelos disfrutaron como dos locos. Otras veces simplemente aparece con chucherías y ganas de ver una película o deja que los niños decidan qué quieren hacer. Normalmente suelen escoger dar uso a su sala de juegos, incluyendo a SeokJin y a mí mismo en sus historias... pero a veces también hemos hecho galletas, palomitas caseras o hasta mochis.

Miro mi reflejo en el espejo del pasillo y tomo la decisión, buscando el contacto en mi móvil antes de hacer una rápida llamada.

Dos horas más tarde intento contener mis nervios, pero creo que estoy siendo poco eficaz cuando SeokJin abre la puerta de su penthouse y me mira alzando las cejas apenas un segundo antes de agacharse a la altura de los gemelos para recibir su abrazo. Los agarra a uno en cada brazo firmemente, alzándolos abrazados contra él.

Su mirada intensa se fija en mí mientras besa las sienes de ambos niños. -¿Quieres pasar? - Camina un par de pasos atrás, dejando a los chicos en el suelo de nuevo, cerrando la puerta tras de mí cuando finalmente acepto la invitación. SeokJin rápidamente indica a los chicos que vayan a dejar las mochilas a la habitación y como ellos ya han estado aquí alguna vez, simplemente echan a correr hacia allí, momento que el alfa aprovecha para fijar sus ojos en mí casi con dominancia.

-¿Sigues desconfiando de mí?¡Vamos, Hoseok! No voy a irme a Mongolia con ellos y a encerrarlos en una cueva. - Suspiro, desviando la mirada. No me gusta la sensación de sumisión que siento frente a él. Pero es inevitable el ligero placer que me inunda cuando siento también la protección en sus palabras, la suavidad en su pronunciación, como si no solo quisiera a los niños en su vida, sino también a mi.

Tonterías, Hoseok.

-Confío en tí, Jin. Si no fuese así, no los habría traído. -Intento no cruzarme de brazos, pues sé que es un gesto defensivo y no quiero que vea que lo sigo sintiendo una amenaza, no para mis cachorros sino para mi mismo. -Debería irme. Cuanto antes lo haga, antes volveré. - Me agacho a la altura de mis niños cuando los veo volver, ya sin chaqueta ni mochila. Las sonrisas amplias en sus rostros me hacen saber que he tomado una buena decisión. Necesitan tiempo con su padre, a solas... sin tenerme por medio como un vigilante. -Los quiero, pequeños... portense bien, ¿si? Y diviertanse mucho.

Dejo un beso en la frente de cada uno antes de salir por la puerta, evitando mirar atrás. Se que si lo hago me arrepentiré y los llevaré conmigo. Y en el fondo, muy en el fondo, sé que esto es lo correcto. SeokJin es su padre, tienen derecho a estar unos con los otros. Se quieren mutuamente y no puedo interferir en eso.

SIEMPRE TE SENTÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora