CAPÍTULO 5 Enhorabuena, eres papá.

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-¿Recuerdas aquel chico que desapareció del instituto en tu penúltimo curso?¿Jung Hoseok?

¿Cómo no recordarlo cuando desapareció esa noche?¿Cómo olvidarlo cuando después de pasar meses enamorado de él resultó ser un omega?¿Cómo hacerlo cuando abusé de él, perdiendo el control?

Sin embargo, mi rostro no muestra signo alguno de lo que pasa por mi mente. Nadie sabe lo que ocurrió aquella noche. Nadie sabe que no quiero enlazarme con nadie porque aquella noche, siendo sólo un crío, me enlacé con el omega que siempre me tuvo loco. Aquel chico por el que fingí ser malo en química durante meses, sólo porque sabía que él daba tutorías en esa materia.

Aquel omega al que todavía siento unido a mi, cada noche, donde sea que esté. Siempre siento la necesidad de él, incluso cuando nunca he vuelto a verlo.

-¿Qué pasa con él? -Intento que mi voz suene aburrida, neutra, desinteresada. Nunca me han interesado los cotilleos de Mye, pero si sabe algo de Hoseok... tengo que saberlo. Intenté buscarlo después de lo que pasó, pero fue inútil. Era como si la tierra lo hubiese tragado.

-Bueno, dímelo tú... Hay dos niños ahí fuera que dicen que Jung Hoseok es su padre... y que tú también lo eres.

Okay, ahora si estoy sorprendido. Siento mi estómago voltearse por completo cuando asimilo las palabras de mi hermana. -¿Qué?

La boca de Myeong se abre en sorpresa, su tono, antes acusatorio, ahora parece preocupado. -Oh por Buda... ¿tampoco sabías nada? -Se lleva la mano a la boca y yo sólo estoy de pie en un segundo, mi corazón latiendo más rápido de lo que lo ha hecho nunca, la angustia carcomiéndome por completo. ¿Es posible siquiera? -¿Dónde están?

Noto sus manos en mi pecho, frías contra mi camisa, reteniéndome dentro del cubículo que es mi despacho. Ni siquiera me he dado cuenta de cuando he avanzado, queriendo salir de aquí. -Necesitas calmarte, hermano... ellos... - la veo echar un ojo fuera del despacho antes de fijar su mirada en mi. -¿Es cierto?¿Jin? - Su mano en mi mejilla me obliga a mirarla, el arrepentimiento debe estar más que reflejado en mis ojos cuando suelta un jadeo. - Oh... por favor, claro que es cierto... Son tus hijos... -Una amplia sonrisa decora su rostro y yo siento que voy a perder los nervios en cualquier momento.

-Ve a buscarlos, por favor. Prometo estar calmado en un minuto. -Y vaya que necesito un momento. Me agarro fuerte al respaldo de una de las sillas frente a mi mesa, obligándome a respirar profundo varias veces. ¿Hoseok se quedó embarazado? Tiene su lógica...¿Cómo nunca se me ocurrió pensarlo? Nos enlazamos... nos anudamos durante su celo... Claro que se quedaría embarazado. Y todos estos años... mis hijos.

No tengo tiempo a pensar nada más porque el ruido de la puerta a mi espalda me hace voltear. Mye entra en el despacho, dos pequeños cuerpos entrando tras ella antes de que cierre la puerta una vez los tres están dentro. Mi alfa interior ronronea complacido ante la visión de los dos pequeños que miran a su alrededor entre curiosos y confundidos; reconociéndolos, asimilándolos... amándolos.

Me dejo caer sobre mis rodillas frente a los dos niños, mis dos ojos parecen insuficientes mientras viajan de uno al otro, observando sus rasgos, tan iguales uno del otro y sin embargo tan diferentes en sus expresiones. Puedo notar su nerviosismo a través de la sumisión de sus naturalezas frente a la mía, así que simplemente dejo que mi alfa interior los tranquilice, que sus instintos se unan conmigo.

Es entonces cuando lo sé. Eran ellos, esa parte que siempre ha faltado en mi corazón, ese vacío que siempre he sentido... ahora de pronto se encuentra lleno, como si hubiese encontrado algo que ni siquiera sabía que estaba buscando. La pieza faltante. -Mis pequeños... - Llevo ambas manos a sus mejillas, acariciando una de cada uno mientras una lágrima traicionera escapa de mis ojos y rueda hasta mis labios.

Y me sorprendo cuando, uno de ellos, con total confianza, se acerca más a mi y posa su mano en mi mejilla, limpiando la lágrima. Su lengua está atrapada entre sus labios, como si el acto requiriera de toda su concentración. -¿Estás triste?- Niego enseguida, aprovechando que lo tengo cerca para rodear su pequeño cuerpo con mi brazo, pegándolo a mi. Su olor es desconocido pero al mismo tiempo tan familiar que calienta mi interior. Huele a cachorro, a pureza y.. a Hoseok. -No... no cariño, estoy muy feliz.

Unos minutos más tarde Mye ha conseguido algunos zumos para los chicos y ambos están sentados en el sofá del despacho, mirando curiosos alternativamente a Mye y a mi. Es ella la más comunicativa, como siempre. Pronto consigue información sobre ellos, como que viven con Hoseok aquí, en Corea. Y que, por supuesto, Hoseok no tiene ni idea de que están aquí. Hay que encontrar la manera de avisarle, por supuesto... o quizá no. ¿Por qué debería cuando él no me ha avisado en todos estos años de que existían?

Jungkook y Taehyung. No he podido evitar emocionarme de nuevo al saber sus nombres. Hoseok no debe odiarme tanto cuando ha puesto el nombre de mi pequeño hermano a uno de sus hijos, ¿cierto? Sabía lo importante que Kook fue para mi...

Pese a ser idénticos, hay muchas diferencias entre ellos. Tae parece ser más gruñón, pero también más decidido, más calculador. Es protector con su hermano, parece mayor que su gemelo. Jungkook sin embargo es más dicharachero, inocente y puro. Sus sonrisas son genuinas y parece buscar la aprobación de Taehyung con más frecuencia que al contrario.

Me encuentro sonriendo conforme voy descubriendo más de ellos, dejando que sea Mye quien los entretenga mientras me limito a observarlos, conociéndolos sin necesidad de palabras. Está claro que ambos son Kim. Tienen tantos rasgos de la familia que solo un tonto se atrevería a dudarlo. Pero al mismo tiempo tienen tantos detalles de Hoseok...

-¿Papá? - Mi corazón se calienta al oír esa dulce voz, una sonrisa instantánea adorna mi rostro mientras me inclino para acercarme más. -¿Si, Kook? - Se muerde el labio inferior con timidez, del mismo modo que lo hacía su tío Jungkook cuando quería pedir algo que sabía que podía meterlo en problemas. -¿Puedes llamar a papi? Es que... - Mira a su hermano, dudoso, pero finalmente lo deja salir. -Nosotros nos hemos escapado... y no quiero que papi se enfade con Jimin por habernos perdido...

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