Jung Hoseok estaba seguro de no ser un Alfa. No tenía ese poder intimidatorio sobre los demás. Aunque era alto, también era delgaducho y poca cosa, no fuerte y robusto como eran los alfas. Y además, cuando se masturbaba, su pene no mostraba signos de poseer un nudo. No, definitivamente no era un Alfa.
Tampoco tenía características de un Omega. Él no era un chico precisamente sumiso, ni de perfil bajo. Le gustaba destacar, tanto en clases como fuera de ellas. Lo más seguro era que, cuando su momento llegase, descubriera ser un Beta.
Porque si, a sus maduros diecisiete años, Jung Hoseok era el único estudiante de último curso que todavía no había mostrado su naturaleza. Sabía que podía alargarse hasta los dieciocho, incluso hasta los veinte en casos muy raros. Pero lo más común era que la naturaleza saliese a la luz antes, entre los trece y los quince. Y él cumpliría los dieciocho en apenas dos meses.
Así que ese día, cuando pasó excesivo calor en el gimnasio, no le dio importancia. Y cuando en la clase de francés se sintió acalorado,culpó a los rayos de sol que no dejaban de calentarlo a través de la ventana. Al final del día, mientras jadeaba camino a casa, pensó que quizá estaba cayendo enfermo. ¿Porque cómo iba el joven Omega a saber que en realidad había entrado en su primer celo?
Estuvo a punto de reportarse indispuesto para la clase de química que debía darle a su alumno tutelado de un curso inferior, pero tras una ducha refrescante y un cambio de ropa, salió de su casa dispuesto a recorrer el par de manzanas que lo separaban de la casa del chico, sin notar las múltiples miradas que por el camino recibía. Sí, solía pecar también de distraído. Quizá, de no haber sido así, los acontecimientos habrían sucedido de distinta forma.
Cuando el joven tutelado abrió la puerta, una extraña fuerza golpeó al Omega, obligándolo a retroceder un paso. Jin, frente a él, lo miraba como un león apunto de cazar una gacela. Debes dejar los documentales, Hoseok. Ves cosas que no son. Había pensado. El chico estaba igual que siempre: sus rasgos marcados, su mirada dulce y amable y esa sonrisa lobuna que los mejores alfas poseen.
Pese a ser joven; dieciséis apenas cumplidos algunos meses atrás, sabía que el mayor de los Kim tenía varios Omega interesados en él. ¿Cómo no? El chico era popular, procedía de una buena familia y nadie sería capaz de negar su belleza. Era un gran partido, cualquier omega tenía el futuro asegurado con el joven Kim. Pero Jin nunca mostró interés por ninguno de esos omegas. Ni con los betas, tampoco. De hecho, mientras los chicos a su alrededor iban de flor en flor, él era el único del equipo que nunca había sido visto con nadie, hombre o mujer.
-¿Listo para la clase? - El más joven asintió y una vez más subieron hasta su habitación, como hacían tres veces a la semana desde el inicio del curso. No había nadie más en la casa, así que supuso que, para variar, los señores Kim debían haber partido a alguno de sus viajes.
Al principio le resultó extraño que Kim SeokJin solicitase sus tutorías. Hasta donde sabía, era un alumno ejemplar, de matrícula. -Pero todo el mundo tiene una materia atravesada- pensaba. La química parecía ser la de Jin. Y él era de los pocos tutores que tenían matrícula en esa asignatura.
No sé percató del momento en el que SeokJin echó el pestillo en la habitación. Tampoco de su mirada, más oscura e intensa de lo habitual.
No se dio cuenta de cómo ese día su tutelado no estaba prestando atención a sus explicaciones, ni tampoco la forma en que lo acechaba y se reprimía al mismo tiempo. Si de algo podía presumir Hoseok es de ser intenso y apasionado con lo que sea que hiciese. Incluidas sus clases tuteladas. Siempre le había gustado ayudar, y la química era su mejor materia, así que solía intentar hacer algunos créditos extra dando clases a alumnos de su mismo nivel o inferiores.
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SIEMPRE TE SENTÍ
FanfictionHoseok es un joven tardío a la hora de mostrar su naturaleza. A sus casi 18, todavía no ha madurado sexualmente. Está tan acostumbrado a que esa es su realidad, que el día que su primer celo comienza no se percata de ello hasta que es demasiado tard...