Los hospitales, clínicas y centros médicos nunca han sido un lugar de mi agrado. El olor, la tristeza y esa sensación extraña de que algo va mal, flotando por todas partes. Esperamos poco tiempo, pero aún así, se me hace insufrible.
Cuando al fin entramos a la consulta, el olor estéril se hace todavía más intenso. Inconscientemente me pego mas a SeokJin, mi brazo rodeando su cintura, mis dedos agarrando la tela de su camisa. Noto su brazo en mis hombros, protegiéndome incluso cuando no hay ninguna amenaza. No al menos de la que pueda protegerme.
Es él quien tiene que explicarle al doctor lo que sucede, pues me siento incapaz de articular palabra. Antes de que pueda percatarme de lo que ocurre estoy tumbado sobre una fría camilla, un ecógrafo paseando por mi bajo vientre. Tiemblo, buscando la mano de Jin que pronto encuentra y presiona la mía.
-Efectivamente... aquí lo tenemos. -Me muerdo el labio, mis ojos volando hasta la pantalla, la silueta de un bebé clara y definida en esa imagen en blanco y negro. No, no, no...
Evito la mirada de SeokJin, la punzada de ilusión en él llegando a mi a través de la unión de nuestro lazo. Estoy seguro de que él también puede sentir la angustia y el miedo que yo estoy sintiendo. Y lo siento tanto por estar destruyendo el que debería ser un momento feliz para él... me encuentro fatal y siento que vomitaré hasta la primera papilla en cualquier momento.
-Por el desarrollo y el tamaño, está usted de catorce semanas. ¿Tiene eso sentido para ustedes?¿Coincide con alguno de sus celos?- Cierro los ojos con fuerza, dejando caer la cabeza contra la camilla. Claro que sí, mi último celo fue exactamente hace catorce semanas, los niños estaban con Mye y nos volvimos un poco... locos. Maldito alfa.
Asiento y mi mente desconecta cuando el doctor empieza a dar indicaciones sobre el embarazo, dietas, suplementos vitamínicos y cuidados varios. Maldita sea.
-No hay posibilidad de que... sea un error, ¿verdad? - Me da miedo incluso tocar mi vientre, la sensación de que hay un bebé ahí dentro es cada vez más real. Me tiemblan las manos sólo de pensarlo.
Puedo ver las miradas entre mi Alfa y el doctor, uno preocupado y el otro con una sospecha. -¿Asumo que no es un bebé deseado? - el hombre es disimulado, pero mira mi marca para asegurarse de que esté enlazado. ¿Acaso sospecha que...?
-No es un bebé deseado... pero porque ya tenemos dos hijos, mi embarazo anterior no fue el mejor y... no quiero pasar de nuevo por ello. - El hombre asiente, mirando su ordenador. -Me temo que no tenemos su historial... ¿ocurrió alguna complicación?
Niego, porque realmente lo complicado en mi embarazo fue la situación. Las pocas molestias y dolores que sufrí no fueron nada a comparación con la soledad, el abandono y el frío que la vida me ponía en el camino. El miedo y la angustia de no saber si mis hijos lograrían siquiera sobrevivir. La ansiedad de no poder proveerles siquiera una primera muda de ropa para cuando nacieran. Pasar 9 meses guiándome únicamente por mi instinto, sin poder acudir siquiera al peor de los médicos para conseguir alguna orientación, revisión o ayuda.
-Fue un mal momento en mi vida y yo... no puedo volver a pasar por eso. No lo soportaría. No quiero. No puedo. -Siento como no consigo que el aire llegue a mis pulmones, la presencia de mi alfa al lado angustiandome todavía más. Jin quiere este bebé. Jin desea este bebé. Y yo... yo no puedo quererlo. No puedo tenerlo.
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Aaricio su mano atrapada entre las mías, sin reacción desde hace un buen rato. Un ataque de pánico era lo último que esperaba de Hoseok, pero el diagnóstico que ha venido tras él ha sido aún peor.
Un leve apretón en mi mano me hace alzar la mirada, los brillantes ojos de mi omega devolviéndome la vista. La confusión se refleja en ellos por un momento, antes de que la angustia y el arrepentimiento aparezcan de forma intensa en su rostro y en sus sentimientos.
-¿Cómo estás, mi omega?- Me incorporo, acariciando su mejilla mientras aprieto su mano con fuerza, inclinandome para besar sus labios con suavidad. Esto no va a ser fácil.
-¿Qué ha pasado?-Suspiro, pasando una mano por mi pelo, nervioso. -Has sufrido un ataque de pánico. Te han ingresado para asegurarse de que está todo bien... -Mis manos no pueden dejar su cuerpo, siempre en contacto, el temor a perderlo más intenso que nunca. -Hobi... los doctores creen que puedes... estar pasando un episodio de tocofobia secundaria... causada por el embarazo de los gemelos. -Suspiro de nuevo, sentado en la camilla frente a él, mis manos jugando nerviosas con una de las suyas. -Se que no deseabas otro hijo... no voy a decir que lo siento, porque tu sabes bien que si fuese por mi tendríamos un equipo de rugby completo... pero no esperaba que ocurriese así. No me gusta que tengas que pasar por esto.
-A mí tampoco me gusta tener que pasar por esto. Quisiera... - noto como se muerde el labio, el arrepentimiento transmitiendose con fuerza a través de nuestro lazo- quisiera que no existiera... quisiera deshacerme de él, SeokJin... aunque se que eso me hace ver como un padre horrible y el peor de los omegas, una persona despreciable pero es que... no puedo tener un bebe.
-Duele tener que oír eso, no lo negaré... pero... no podemos perderlo, Hoseok. Es... demasiado tarde. No es legal y... se que eso nos perseguiría siempre. Yo... Hobi, joder... prometo que voy a estar a tu lado en todo momento. Prometo que serás el omega más mimado del planeta. Prometo que cada vez que tengas un mal pensamiento voy a sacarlo de tu mente hasta que sólo veas las cosas buenas. Prometo cuidar de ese bebé desde este mismo momento. - Llevo sus manos a mis labios, besandolas casi con desesperación. -Pero por favor, por favor... no digas nunca que no lo quieres... Él no tiene la culpa de todo esto.
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Maldito SeokJin, maldito embarazo, maldita casa, maldito clima. -¡Maldito Alfa! - Presiono el puente de mi nariz, apoyandome en la encimera de la cocina mientras tomo un par de respiraciones profundas, Kook mirándome fijamente desde su taburete, la boca abierta y su sandwich de queso a medio camino entre su plato y sus labios. -Lo siento, Kook. Lo siento.
Me acerco a él y dejo un beso en su cabeza, suspirando mientras recojo las cuatro cosas que han quedado sobre la mesa tras el desayuno del alfa y Tae.
-¿Hoy también estás enfadado, papi? - Miro a mi pequeño con pena, poniendo la mano en su frente para sentir su temperatura. Hoy se ha quedado en casa, el tercer día consecutivo por culpa de una gripe. -No estoy enfadado, cachorro... pero tienes que terminar tu sandwich y recoger los juguetes que has dejado tirados por todo el salón. Luego veremos una película juntos, ¿qué te parece?
Asiente aparentemente satisfecho y termina su almuerzo antes de, milagrosamente, ponerse a recoger. Suspiro y bajo la mirada, mi vientre cada vez más marcado oculto bajo una camiseta de Jin, varias tallas más grande que las mías. No quiero tener un constante recordatorio de mi estado, por mucho que no pueda evitar pensarlo una y otra vez a lo largo del día.
Admito que no está siendo tan fatal como pensé que sería, el recuerdo de mi anterior embarazo burlándose de mi yo actual, tan acomodado y tranquilo. Es como si mi yo del pasado quisiera impedir mi nueva felicidad.
-¡Ya está todo recogido papi! - Sonrío levemente y voy al salón, viendo que efectivamente, es real. No puedo creer que la alfombra esté limpia. SeokJin está siendo más duro con los niños desde que confirmamos el embarazo, queriendo que nada me perturbe. Aun así, admito que no lo estoy haciendo fácil, mis miedos, enfados y bajones emocionales apareciendo de la nada constantemente.
Pongo el termómetro en mi niño y lo envuelvo en mantas, conectando la televisión para poner la película que el cachorro elige. -¿Papi? - Bajo la mirada, viendo a mi pequeño enfermo acurrucado contra mi cuerpo. -Me gusta tenerte sólo para mí... - sonrío, pensando triste en que pronto el bebé va a robarles mucha más atención.
Me siento el peor padre del mundo, pero conforme pasan los días siento que este bebé es el mayor error que hemos podido cometer.
Ojalá nunca hubieses aparecido.
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SIEMPRE TE SENTÍ
FanfictionHoseok es un joven tardío a la hora de mostrar su naturaleza. A sus casi 18, todavía no ha madurado sexualmente. Está tan acostumbrado a que esa es su realidad, que el día que su primer celo comienza no se percata de ello hasta que es demasiado tard...