El viaje estaba programado para tres semanas, pero un problema en uno de los contratos hace que se retrase el acuerdo quince días más. Después, cuando ya todo estaba resuelto, uno de los socios decide echarse atrás, requiriendo volver a re-negociar con los socios existentes, intentando llegar a un acuerdo nuevo. Conozco a mi padre, nunca me dejará en paz si no consigo este trato.
Para cuando llego a la suite de hotel que está siendo mi hogar durante mi alojamiento dejo salir un gran grito que llevo reprimiendo todo el día. Tres meses. Hoy se cumplen tres meses.
Dejo mis zapatos de forma ordenada en la entrada, bajo el perchero donde cuelga mi abrigo. Me quito la chaqueta del traje, colocándola correctamente en su percha correspondiente. Desanudo mi corbata, desabrochando los primeros botones de mi camisa, permitiendo algo de relajación a mi agotado cuerpo.
Reencontrarme con Hoseok ha sido lo mejor que me ha ocurrido en mucho tiempo, pero al igual que tenerlo cerca me hace bien, tenerlo lejos es ahora mucho peor de lo que lo ha sido nunca. Todo mi cuerpo se mantiene tenso gran parte del día, anhelando la suavidad de la piel del omega contra la mía, el dulzor de sus labios, el hogar en su mirada.
Mi alfa recordaba la sensación todos estos años, pero mi parte humana la había olvidado, no siendo realmente consciente tras una única y primera noche de lo que había sucedido, de nuestra unión, de las sensaciones. Ahora es diferente. Podría dibujar cada lunar del cuerpo de Hoseok con los ojos cerrados; cada curva de su contorno, aquellos hoyuelos que lo hacen lucir extremadamente adorable.
Una de mis manos va hasta la fruta fresca que cada día alguien se encarga de dejar en la mesa, cogiendo una manzana y dándole un bocado mientras mi otra mano extrae mi teléfono del bolsillo, enviando un rápido mensaje. En Corea, Hoseok debe haber terminado su descanso para comer apenas hace unos minutos, así que no he llegado a tiempo para llamarlo. Sólo el cielo sabe cuánto ansío oír su voz.
Todavía me queda la esperanza de la videollamada a medianoche. No podemos realizarla todos los días, pues sería un zombie durmiendo tan pocas horas y los chicos tienen actividades extraescolares algunos días, pero hoy necesito verlos. Hace cuatro días que no veo esas traviesas sonrisas y sería inútil intentar negar que los echo en falta.
El teléfono aún en mi mano vibra ante la llegada de un nuevo mensaje. "Siempre puedes ver otra temporada de Phineas y Ferb, ellos presumen de que su papá ve los dibujos". Sonrío negando con la cabeza, mirando la pantalla apagada.
Realmente fue algo inconsciente. Al llegar aquí tuve un pequeño bajón, mi ánimo acabó por los suelos al darme cuenta de que, sin Hoseok, sin mis niños... mi vida volvía a ser aburrida y sin sentido. Una vida gris. Tratar con gente a la que no soporto, negociar tratos que ni a mi mismo me convencen, llegar a impersonales habitaciones de hotel, sin nada que me haga sonreír. Dormir y volver a empezar.
Una de las primeras noches, mientras hacía algo de zapping tirado en el sofá, los restos de comida china esparcidos por la mesa del salón, dejé el televisor en el canal de dibujos animados cuando reconocí aquellos personajillos que mis hijos adoraban. Apenas había visto un par de capítulos con ellos alguna tarde, pero me hizo sentir en casa, más cerca de mis cachorros.
Desde esa noche, la serie siempre suena de fondo en la habitación, mi solitario corazón sintiéndose un poco mejor recordando los momentos con los gemelos, las risas de ambos cuando los dos hermanos animados hacen alguna travesura. Recuerdo a Kook siendo muy optimista acerca de ser inventor y hacer una montaña rusa en su habitación de juegos.
Me doy una ducha y pido algo de cenar al servicio de habitaciones. Me apetecía mucho una pizza, pero si viviese tres meses de comida basura volvería hecho un tonel. Y ahora tengo un motivo para mantener la línea.
Estoy casi dormitando en el sofá cuando el sonido de una llamada entrante de Skype en mi portátil evita que caiga en los brazos de Morfeo. Me despierto de golpe, ilusionado
Coloco el portátil sobre mis rodillas, aceptando la llamada. Tarda unos segundos en hacer conexión, pero pronto los rostros de Tae y Kook llenan la pantalla. -¡Hola papá! - Sonrío enternecido cuando hablan a dúo, totalmente sincronizados, haciéndome sentir más añorado que nunca. Tengo muchísimas ganas de abrazarlos y comérmelos a besos.
-Hola mis pequeños diablillos...¿hicieron muchas travesuras hoy? - Siento cómo mi corazón se hincha y se llena tan solo con verlos. Casi puedo oler ese dulzor tan característico de ellos, mezclado con algo de sándalo y hierba recién cortada. Cierro los ojos unos segundos, perdiéndome en la sensación pero sin dejar de oír cómo hablan acelerados de su semana, pisándose el uno al otro y al mismo tiempo complementandose.
Les sigo la corriente un buen rato hasta que una voz fuera de cámara hace que se erice el vello de todo mi cuerpo. -Venga chicos... hora de ir a la ducha. - Las protestas son instantáneas, así como los intentos de chantaje para que intervenga a su favor. No puedo evitar soltar una carcajada, pero intento ponerme serio. -Chicos, hagan caso a papi. Además, un trato es un trato, hay que ser chicos responsables y cumplir con lo pactado. - Sus caritas de pena casi casi me hacen ceder, pero la sonrisa divertida de Hoseok cuando entra en cámara me ayuda a mantenerme en mi lugar.
Taehyung es el último en salir de mi vista, deteniéndose unos segundos frente a la cámara. -¿Estarás aquí para el primer día de cole, papá? - Veo como Hoseok pasa una de sus manos a través del cabello del niño en una caricia. Me gustaría poder ser yo quien se la de, quien pueda tranquilizarlo, hacerlo sentir seguro. - Lo intentaré, pequeño. Te lo prometo. Lo intentaré con todas mis fuerzas. - Le guiño el ojo, sonriendo pero triste por dentro. No quiero perderme su primer día de curso, no otra vez. Pero apenas quedan tres semanas y no estoy seguro de haber terminado para entonces.
Mi mirada se cruza con la de Hoseok cuando una puerta se cierra a lo lejos. Dejo caer mi sonrisa, mostrándome tan abatido como realmente me siento. -De verdad intentaré llegar... - La sonrisa de Hoseok es genuina, comprensiva... amo y odio que sepa leerme con tanta facilidad. -No te preocupes por eso. Haz tu trabajo lo mejor que sepas. Si no puedes estar, ellos entenderán. Encontraremos la forma de compensarlos más adelante.
-Te echo de menos... desearía poder estar ahí, contigo... con ustedes tres. - Y lo sé, cuando veo en su mirada ese mismo anhelo, sé que tengo que deshacerme de las ataduras de mi padre. Sé que tengo que hacerlo oficial. Hoseok es mi omega, Taehyung y Jungkook son Kim... es hora de que ocupen su lugar en mi vida, frente a todos.
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SIEMPRE TE SENTÍ
FanficHoseok es un joven tardío a la hora de mostrar su naturaleza. A sus casi 18, todavía no ha madurado sexualmente. Está tan acostumbrado a que esa es su realidad, que el día que su primer celo comienza no se percata de ello hasta que es demasiado tard...