CAPÍTULO 24 INTENSIDAD

41 5 3
                                    

Sus labios en mi cuello me hacen enloquecer, mi pene presionado contra mi ropa interior, ya duro y goteante por él. - Alfa... te necesito... - llevo mis manos a sus hombros, clavando las uñas en su suave piel. Elevo mi cadera en busca de la suya, notando su miembro erecto contra el mío, sin poder evitar soltar un fuerte jadeo, un lamento en busca de la atención de mi alfa.

De pronto su olor se vuelve más denso, más intenso y atrayente de lo que lo he olido nunca. -¿SeokJin? - busco su mirada llevando las manos a sus mejillas, intentando que gire su rostro hacia mi. Un jadeo se me escapa cuando lo veo, el deseo brillando en sus pupilas dilatadas, su piel empezando a arder. -Los niños... - en ese momento es lo único en lo que puedo pensar. Por todos los lobos, Jin está entrando en celo.

Intento apartarlo de encima, pero su cuerpo es firme como una roca. -Alfa... -hago sonar mi voz lo más suave posible - soy tuyo... deja que mande a los niños con Mye y soy completamente tuyo... -beso sus labios varias veces, su respuesta siempre intensa, su lengua introduciéndose con fiereza y desesperación en mi boca. Me cuesta mantener la cabeza sobre los hombros, el olor de SeokJin mareandome, haciendo que lo desee mas cada segundo que pasa.

-Por favor, Alfa... -consigo escabullirme bajo uno de sus brazos, lo justo para alcanzar mi mesita de noche y el teléfono móvil sobre esta. Inclino mi cabeza a un lado, dejando que SeokJin bese y muerda mi cuello a su antojo, su olor cada vez más pesado y exigente, sus manos vagando desesperadas por todo mi cuerpo. Trago saliva cuando, al tercer tono, Myeong responde al teléfono. -Está en celo... ven por los niños, por favor... -Un gruñido me hace mirar a mi alfa, comprendiendo al instante. Un alfa en el territorio de otro alfa en celo no es una buena idea, incluso cuando sea su hermana. -Mejor envía a Yoongi. Lo más rápido posible.

Cedo a mis instintos de omega y me dejo llevar bajo las exigencias de mi alfa, mi ropa interior siendo rasgada, consiguiendo una mueca por mi parte. Seguro que perderé otro par de boxers cuando vuelva de enviar a los gemelos con su tío. -Alfa... te deseo...- No tenemos mucho tiempo antes de que los niños despierten... y es la primera vez que me encuentro con SeokJin en celo. Al menos esta vez no me pilla desprevenido, he estado estudiando y preguntando por el celo de los alfas. Se que no es tan duradero como el de los omegas, pero es igual de intenso. Y del mismo modo que él me ayudó con mi celo, no pienso dejarlo en la estacada con el suyo.

Cuando media hora más tarde el nudo afloja y me libera, Jin parece más tranquilo, más consciente. Acaricio su pelo, enredando mis dedos en sus morenas hebras. -¿Estás bien, ángel?- Lo noto asentir con un suspiro y beso su frente con cariño, bajando mis manos por su espalda lechosa y fuerte. -Déjame cuidar de ti, mi alfa... voy a ayudarte.

El timbre del piso me saca de mis ensoñaciones. Los niños siguen durmiendo y ni siquiera les he preparado una muda de ropa para que puedan irse. Miro a Jin de nuevo, su cuerpo relajado y flácido sobre mi. Aprovecho el breve descanso que el éxtasis nos da para salir de la cama con cuidado de no despertarlo, poniéndome una de las batas que él mismo me regaló y yendo a abrir la puerta, tranquilo al notar la ausencia de olor que acompaña al beta rubio. -Gracias por esto, Yoongi... te compensaremos, lo prometo.

Camino escaleras arriba hasta el cuarto que los gemelos comparten, despertando a ambos con rapidez mientras les explico que pasarán el fin de semana con sus tíos y guardo una muda de ropa para cada uno en sus mochilas de clase, además de sus artículos de aseo y un pijama limpio mientras ellos se asean y se visten. -Portense bien, ¿eh? Que no me entere yo que le hicieron alguna travesura a Mye o Yoongi. -Dejo un beso en la cabeza de cada uno antes de dejar que se vayan con el beta, dando las gracias una vez más.

Ni siquiera he terminado de cerrar la puerta cuando un escalofrío me recorre de los pies a la cabeza. Por instinto miro a las escaleras, donde la imponente figura de mi alfa se alza gloriosamente desnudo. Siento como mi cuerpo se humedece bajo la bata y sonrío de medio lado, confiado ahora que los chicos no están en casa, dejando caer la prenda de mis hombros hasta que no es más que un trapo tirado en el suelo.

SIEMPRE TE SENTÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora