Rita Skeeter

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Es increíble como una persona puede presenciar una situación común entre parejas e inmediatamente armar toda una catástrofe, es evidente que desde mi adolescencia mi vida ha sido de interés público, digo ser una de las heroínas de guerra y mejor amiga del elegido no es algo que se tome a la ligera, a esto agreguémosle el hecho de que soy la ministra de magia desde hace tres años y la población mágica en lugar de estar interesada en el excelente trabajo que he estado haciendo estos últimos años, están más pendiente de mi matrimonio.

Una discusión, una sola disputa en más de 4 años de matrimonio y ya para todo aquel que leyó todos los periódicos habidos y por haber esta semana nosotras estamos a punto de divorciarnos, y no quiero hablar del periódico más amarillista y desinformante a cargo de una de las periodistas más deshonestas y chismosa que podrían conocer, no entiendo cómo siendo una adulta que me dobla la edad tiene el valor de hacer esto, si con 14 años logré descubrir su secreto y encerrarla en un frasco, no sé qué la hizo pensar que no me daría cuenta que está en mi oficina ahora mismo, ¿en serio no sabe que hay hechizos que me informan esto?, incluso ahora mientras fingía leer unos documentos podía verla asomar la cabeza, esa horrible cucaracha que está  por detrás del marco colgado en la pared con una foto de mi grupo de amigos.

Un sonoro suspiro salió de mis labios, si tan solo hubiéramos esperado a llegar a casa para continuar el tema, últimamente estaba trabajando demasiado, llegaba a casa tarde y salía demasiado temprano, tengo la esposa más comprensiva y paciente del mundo, pero supongo que llegué a su límite ya no pasábamos tiempo juntas, había cancelado varias salidas con nuestros amigos, falté a una cena con sus padres. Y luego está el tema de nuestra discusión, yo no le estaba dedicando suficiente tiempo a la familia. 

–Entiendo que tu trabajo es muy importante para ti amor, pero los niños apenas y te ven, cuando sales a trabajar ellos están dormidos y cuanto regresas también están dormidos, esto no puede continuar así Hermione.

–Lo sé, mi amor es por poco tiempo te lo prometo, la reforma...

–La reforma esto, la reforma aquello, ya han pasado seis meses Mione y esto parece no acabar nunca, ¿Qué pasa si tarda más de lo que piensas? Te pasaras la vida trabajando, te perderás momentos fundamentales con los niños.

–No, por supuesto que no– dije tocando su rostro, pero ella se apartó.

–Esta mañana llegó la carta de Hogwarts de Rosé– dijo bastante molesta, yo solo fruncí el ceño para luego tapar mi cara.

–No puede ser– hablé despacio.

–Sí, así es y no estuviste allí para verlo, debiste haber visto su cara de felicidad, corrió a nuestra habitación a buscarte, pero no estabas– me reprocho – comprendo que tu cargo es de suma responsabilidad, pero amor, nuestros hijos están creciendo no serán niños para siempre, y si continúas trabajando tan obsesivamente para cuando te des cuenta ya serán adultos y no podrás recuperar el tiempo perdido.

–Yo...yo – en verdad ni siquiera supe que contestarle en ese momento.

–Sé que evitas estar en casa, porque te recuerda aquel momento. – mencionó despacio.

–NO...– dije bruscamente dándome la vuelta – no se trata de eso, eso no tiene nada que ver.

–Claro que tiene que ver Hermione– me había alejado unos pasos por lo cual ella tomó mi mano para hacerme girar y mirarla. – no fue tu culpa.

–No quiero hablar de eso ahora.

–Tenemos que hacerlo en algún momento, ya pasó un año.

Hermione Granger OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora