Hermione Granger OS

THE BOY IS MINE

Angustia, miedo, dolor, son los sentimientos que me han estado acompañando desde hace varios meses, y que justo ahora se han esfumado para dar paso a la rabia, lo sabía, algo dentro de mí lo sabía, mi maldita intuición no se equivocaba, a pesar de que todo parecía estar bien, algo en mi mente siempre estaba alerta, y ahora al confirmarlo, mi cuerpo, mi corazón, mi alma no puede creerlo, se niega rotundamente a convencerse de la realidad, me niego, me niego a tener el corazón roto, me niego de forma vehemente a ser una maldita cornuda.

—¡ESE HIJO DE PERRO! — grité furiosa lanzando las fotografías al aire, causando que estas caigan de forma dolorosamente lentas al suelo, casi como burlándose de mí, podía sentir la bilis subir por mi garganta, la rabia correr por mis venas, una nube de humo salir de mis orejas, apreté los dientes con fuerza hasta que me dolió la mandíbula y el calor abrazar las mejillas de mi rostro, tuve que cerrar los puños para no arrancarme los pelos de la cabeza— ¿¡Cómo se atreve ese imbécil!? — dije exaltada dando vueltas en la habitación en círculos, aguantando el impulso de idiotez que me decía a gritos que empezara a romper todo lo habido y por haber en mi habitación, bajo la atenta mirada de mejor amiga, quien solo estaba cruzada de brazos masticando un chicle.

—Tranquilízate Hermione, con enojarte no lograras nada— comentó la pelirroja llevando sus manos a su cintura.

—¿¡CÓMO ME PIDES QUE ME CALME!? — grité girándome hacia Ginny como la niña del exorcista— ¡El idiota de Ronald me puso los cuernos! — volví a gritar sin importarme que mis vecinos lo del departamento de al lado me escuchen— ¿cómo se atreve ese inútil a engañarme? ¿a mí? A Hermione Granger, la más inteligente, la mejor estudiante de mi generación en la secundaria, la primera de mi clase en la universidad, ¡la que se convertirá en la mejor abogada! — murmuré indignada mirando a mi amiga quien solo me miró rodando los ojos al enumerar mis cualidades— ¿es que no me ha visto bien? Este cuerpo natural, estos pechos, este trasero — dije señalando cada uno de mis atributos— ¡SOY PERFECTA!

—Lo sé, lo sé — concordó la pelirroja soltando resoplidos de su boca — vamos a calmarnos— comentó sentándose sobre mi cama.

—Tu hermano es un desgraciado— maldice al Weasley mayor— es que mírala Ginny— murmuré tomando las fotos y poniéndolas en su cara — ¡mírala! Como puede engañarme con este esperpento— comenté con una cara de asco observando a la chica en la foto— bajita, regordeta, con lentes y con el cabello más grasoso que haya visto en mi vida, con mal gusto para vestir, su ropa parece sacada de las cajas de donaciones, es el tipo de chica que es un imán de bullys en la escuela— comenté furiosa observando como Ron abrazaba y besaba a la chica en las fotografías, como le sonreía en la siguiente, como la rodeaba con sus brazos por la cintura, justo como lo hace conmigo, sentí mis ojos lanzar dagas— maldita perra — susurré apretando las fotos— de seguro es una mustia de esas que se hacen las santurronas y seducen a los hombres comprometidos, pero escúchame bien— dije hablándole a la fotografía con rabia— en tus sueños dejaré que me robes a mi hombre— murmuré determinada— ¿Ginny donde los viste?, ¿sabes algo de ella? ¿sabes si se verán de nuevo? — pregunté tomando a la pelirroja de los hombros.

—En primer lugar, tranquilízate, tienes una mirada de psicópata que da miedo amiga— respondió la pequeña Weasley quitando mis manos de sus hombros con un manotazo— en segundo lugar, Ron es bastante cauteloso, solo lo descubrí porque llegó oliendo fuertemente a perfume de lavanda y tu odias el olor a lavanda, siempre sueles llevar olores como la vainilla y frutos rojos, le pregunté de donde venía y dijo que llegaba de tu departamento, por eso te pregunté dónde estabas hace dos días, no sé nada de esa chica Mione, y sinceramente Ron es muy cauteloso con su teléfono dudo mucho que deje que lo deje a mi alcance por tanto tiempo, en especial porque soy tu amiga y él sabe bien que yo no admito este tipo de tonterías.