Hermione Granger OS

OTRA VEZ

Está pasando otra vez, pensé para mí mismo acariciando mi barba larga observando desde la ventana de su oficina en lo alto de aquel inmenso castillo la interacción de los niños en el patio trasero, habían tres jóvenes charlando bastante animados, al parecer era algo de sumo interés para ellos, el pelirrojo le cuestionaba algo a la chica de cabello rizado y alborotado a lo cual ella replicaba sosteniendo a su gato, el chico de cabello negro y lentes intervenía de vez en cuando en la conversación replicando los argumentos de ambos y contrariándolos también.

La cuarta persona, una niña de 14 años, de tez pálida, cabello negro bastante largo y ojos avellanas que, a pesar de ser claros a veces como la miel, carecen de un brillo característicos, y no es de esperar menos, su alma carecía de algo totalmente necesario para la existencia en este mundo... el amor.

T/n Riddle hija de Tom Marvolo Riddle, al igual que su padre fue engendrada por una poción de amor, Voldermort había secuestrado a una bruja sangre pura de las familias más antiguas del mundo mágico que trabajaba en el ministerio, decían que su línea de sangre descendía del mismo Merlín por lo tanto su hija no era capaz de amar... a menos que alguien le enseñe, sin embargo ya habían pasado 3 años y su actitud no hacía más que asemejarse a la de su padre en su época de escuela, si tenía amigos pero, sospechaba que era por interés. Harry es un niño conocido en el mundo mágico las hazañas de esa noche en que fallecieron sus padres lo habían hecho ser reconocido y para la mente de alguien nacido en tales circunstancias la fama y reconocimiento son sinónimo de poder e influencias, tal vez se acercó a él por mero interés de hacerse un nombre, incluso si debe fingir tolerar a los nacidos de Muggles. Confieso que llegué a creer que ella había abierto la cámara de los secretos, y más aún al descubrir que ella hablaba parcel, sin embargo, todo quedó aclarado con lo del diario de su padre.

Era de los pocos estudiantes que se le permitía quedarse durante las vacaciones de verano, ya que al igual que su padre, también es huérfana.

No debería hablar así y menos de una niña que no tiene la culpa de la forma en que fue concebida pero mi deber como director es proteger a los estudiantes de Hogwarts de cualquier peligro, aunque una parte de mi quiere protegerla, antes tuve que mentirle sobre la verdad de su progenitor, inventando que simplemente eran familiares lejanos, ella no necesita más presión en su vida.

Lo que me preocupa es que su vida tome el mismo rumbo que el de su padre, obsesionarse con la inmortalidad.

–¿Aún dudas de ella?... Albus– comentó Minerva McGonagall parada a su lado, solo que unos pasos más atrás.

–He de admitir que su comportamiento me confunde. – respondí limpiando mis lentes de media luna y volviendo a colocarlos en mi cara.

–¿Por qué? Es una excelente estudiante, especialmente para transformaciones y pociones, pocas veces se mete en problemas a menos que se vea arrastrada por los conflictos de Potter y Weasley o insulten a la señorita Granger. – la miré confundido ante eso último.

–¿Qué quieres decir con que insulten a la señorita Granger? – pregunté con interés dándome la vuelta para observarla de frente.

–¿No lo has notado? – preguntó de vuelta – tú, que eres tan perspicaz y observador, es evidente para quien lo vea – dijo acercándose a cristal señalando con su dedo a los jóvenes quienes ahora habían dejado de platicar y estaban enzarzados en una partida de ajedrez mágico.

–¿Qué cosa? ¿me perdí de algo? – pregunté confundido, mirando la escena.

–A esa chica le gusta la señorita Granger

–¿Estás segura de eso? – dije mirando la escena que se desarrollaba en el patio, mientras Harry y Ron se concentraban en la partida, la señorita Granger y la señorita Riddle estaban sentadas juntas leyendo el mismo libro enorme con una portada de piel marrón, la castaña lo sostenía en sus manos mientras escribía en un pergamino en el suelo los datos importantes, la chica de cabello negro mientras tanto pasaba uno de sus brazos por la cintura de la otra chica, dejando leves caricias mientras que con su otra mano señalaba algo en aquel libro. – ¿Cuándo pasó esto?