La Desconocida II

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En cuanto terminó la reunión de bienvenida, salí casi corriendo de la sala con Mildred siguiéndome los talones. No puede ser, no puede ser, me decía a mí misma, me acosté con una de mis empleadas y no solo eso, estoy esperando un hijo suyo ¿qué probabilidad había?

–Mildred trae todos los documentos que necesiten mi firma por hoy, no me siento bien me iré a casa temprano– dije comenzando a empacar mis cosas en mi bolso, con las manos temblorosas, mientras mi secretaria salía a cumplir su trabajo, no pasó tanto tiempo cuando un toque en la puerta se escuchó – Adelante – indiqué, no sé porque Mildred siempre insistía en tocar la puerta, no era necesario y más si acababa de salir hace un momento.

–¿Podemos hablar, señora ministra? – levanté la vista de inmediato al escuchar esa voz era ella, estaba aquí con su mirada felina escudriñando todo el lugar, vestida completamente formal y de negro, hoy no llevaba el colgante con el colmillo,  analizando todo el interior de mi oficina hasta que su vista bajó a mi bolso. – estas huyendo...otra vez. – dijo cerrando la puerta y poniéndole el seguro.

–C...creí que nunca te volvería a ver– dije sin mover un musculo. – y no estoy huyendo h...hoy no me siento bien.

–Lo sé– dijo acercándose demasiado a mí y colocando su mano derecha en mi cara. – te ves pálida, y algo enferma. – tragué saliva, es imposible que lo sepa pensé para mí misma, sin embargo, tengo que decírselo.

– ¿Para qué quieres verme? – aún no se separaba de mi– ¿podrías apartarte?

–Hermione– dijo como si estuviera saboreando el más dulce de los postres– un hermoso nombre, para una hermosa mujer– susurró, sus manos descendieron a mi cintura, sus labios fueron a mi cuello con lentitud, luego miró mis labios y me besó.

–N...no podemos...– dije separándome de ella, podía sentir mi cara arder. – lo que pasó en año nuevo, no se puede repetir.

–¿Por qué no?, estoy soltera y tú también– señaló con obviedad.

–No te conozco– ella alzó una ceja– me refiero...lo que pasó, no soy ese tipo de mujer...no soy de tener sexo casual...esa fue la primera y última vez.

–¿Y crees que yo si soy ese tipo de mujer? – dijo cruzando sus brazos– esa noche también fue la primera vez que hice algo así, aunque no lo parezca me gusta crear un vínculo, sentirme enamorada, ir a citas. – volvió a acercarse, colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja– y aunque lo veas como una aventura de una noche Hermione, para mí no lo fue...y estoy segura que para ti tampoco. – susurró cerca de mis labios– ¿o me equivoco?, ya que nos volvimos a ver, no quieres intentarlo. – volvió a sostener mi cintura. – no quieres sentirme dentro de ti – volví a sonrojarme.

–¿Por qué eres tan vulgar? – dije colocando mis manos en su pecho y tratando de empujarla.

– Responde a mi pregunta, no quieres volver a estar debajo de mi gimiendo, esta vez ya sabes mi nombre para que puedas gritarlo– sonrió descaradamente – oh podemos hacer la de perrito, la última vez te encantó. – dijo en mi oído.

–El sexo y el amor son dos cosas muy diferentes.

–Puedes tener ambas conmigo, te lo prometo. – sus brazos dejaron mi cintura y tomó mis manos entre las suyas– no he dejado de pensar en ti desde esa noche, haz dejado algo en mí que no he podido olvidar.

–Tú también has dejado algo en mi– susurré sintiendo todo dar vueltas, cerré los ojos por un momento para disipar la sensación.

–Entonces... ¿Nos darás la oportunidad de conocernos? –preguntó mientras me atraía hacia su cuerpo en un abrazo, inhalé su perfume olía a lavanda, mi conciencia me decía que debía decirle, antes de siquiera intentar algo más entre nosotras.

Hermione Granger OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora