Capítulos 15

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-Woohyun... -susurró mientras echaba a correr, mucho más interesada en esa tenue esencia que en la que la había llevado hasta allí. El pasillo terminaba en una puerta, una pesada hoja de madera tallada y barnizada hasta adquirir un tono ámbar oscuro. Apoyó las palmas de las manos sobre ella cuando se detuvo.

-Está aquí detrás.

-No, no lo está. -La voz de Hyelim cortó el aire cuando la arcángel apareció a su izquierda, con el rostro y el cuerpo perfectos una vez más. Un silencioso testimonio del poder de un arcángel-. Será un placer para mí administrarte el castigo adecuado por haber invadido mi hogar sin motivos.

-No habrá castigo -dijo Mingyu-. El se encuentra bajo mi protección.

Hyelim esbozó una sonrisilla satisfecha, perversa.

-Pero el no te considera su amo. No puedes protegerlo.

Y Wonwoo supo que Hyelim anhelaba hacerlo gritar más que ninguna otra cosa en el mundo. Aunque eso a el le daba igual.

-Abre la puerta.

Hyelim agitó la mano en un gesto lánguido dirigido a Riker.

-Haz lo que dice el cazador.

Wonwoo cambió de posición para evitar el contacto físico con el vampiro cuando este se acercó para cumplir la orden de su ama. La puerta se abrió hacia dentro y reveló una habitación envuelta en sombras, salvo en el pequeño lugar donde la nieve reflejaba la luz plateada de la luna. A Wonwoo no le hizo falta luz para encontrar su objetivo. Se adentró en la estancia y se dirigió sin vacilar hacia lo que resultó ser un cofre enorme. Riker encendió entonces las lámparas de las paredes, que iluminaron la sala con un suave resplandor miel.

-¿Un niño inmortal puede sobrevivir sin aire? -susurró con voz desesperada mientras intentaba levantar la pesada tapa del baúl.

-Durante un tiempo -fue la escalofriante respuesta. Mingyu se encargó de la tarea mientras Jongin vigilaba.

Por primera vez en su vida, Wonwoo deseó estar equivocado, deseó que Woohyun no estuviera en ese baúl.

-¡Ay, Dios! -El instinto la llevó a extender las manos hacia el interior, pero vaciló cuando sus dedos llegaron a un centímetro de distancia del pequeño cuerpo acurrucado-. Yo le haría daño... -Estaba cubierto de sangre, destrozado.

-Debemos llevarlo con los sanadores.

Tras asentir con la cabeza, cogió el pequeño cuerpo quebrantado en brazos. Las alas de Woohyun estaban aplastadas, y sus minúsculos huesos estaban hechos añicos. La mayor parte de la sangre procedía de la herida que tenía en la cabeza y del corte del pecho. Un pecho que no se movía. Dios, por favor...

-¿Está vivo?

Mingyu, cuyo rostro era una máscara pétrea, tocó la mejilla del niño, y solo entonces vio Wonwoo el sekhem que habían grabado en esa piel delicada.

-Sí, está vivo.

La furia estalló como una tormenta en su interior. Abrazó a Woohyun lo más fuerte que se atrevió, e intentó pasar junto a Hyelim, pero la arcángel observaba a Woohyun con una expresión tan abatida que a Wonwoo se le formó un nudo en la garganta y se le paralizaron los pies.

-¿Sigue con vida? -preguntó la dueña de la casa, como si no hubiera oído ni una sola palabra hasta ese momento.

-Sí -respondió Mingyu-, está vivo.

-No puedo curarlo -dijo Hyelim, que se miraba las manos como si fueran las de una desconocida-. Mingyu, no puedo curarlo.

Mingyu avanzó unos pasos para colocar una mano sobre el hombro de la arcángel.

La marca del Arcángel - Meanie [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora