Todo su cuerpo brillaba, incandescente, cuando extendió las alas sobre el. Eso lo deslumbró, abrumó sus sentidos. Sin embargo, Wonwoo no podía, no quería cerrar los ojos, ya que se sentía fascinado por la impresionante belleza del arcángel.
Peligroso. Era muy peligroso. Pero era suyo.
Alzó las manos y las apoyó contra su pecho.
Una descarga de adrenalina pura.
Los ojos de Mingyu se clavaron en los suyos. El azul del iris eclipsaba todo el
blanco. Debería haber sentido miedo, pero estaba demasiado necesitado como para notar algo parecido.—Mingyu... —Era un ruego y una exigencia al mismo tiempo. Su cuerpo se estremeció en una sinuosa bienvenida.
El arcángel se inclinó hacia delante y apretó los labios contra los suyos para besarlo por fin. Fue un beso intenso y lánguido, y Wonwoo se aferró a sus hombros para intentar acercarlo más. Sin embargo, Mingyu se mantuvo por encima de el, y le apretó el labio inferior entre los dientes cuando el insistió.
El poder contenido que ocultaba ese cuerpo de acero era asombroso, una tormenta que podía saborear en el ardor del beso. La necesidad se retorció en sus entrañas, como un hambre desgarradora y voraz. El cazador se sujetó a sus hombros y pasó la pierna por encima de la suya... antes de deslizar la mano con lentitud sobre el arco de su ala.
El brillo de su poder empezó a resplandecer con tal intensidad que Wonwoo ya no pudo mantener los ojos abiertos. La besó de nuevo un instante después, y esa vez no hubo nada de contención. El arcángel se había dado rienda suelta. Cuando se tendió sobre el, la erección comenzó a presionar con exigencia contra la suya.
Wonwoo se retorció en un intento por situarlo entre sus nalgas. Sin embargo, Mingyu tenía otra cosa en mente. Apartó los labios de su boca, lo inmovilizó contra el colchón y empezó a dejar un reguero descendente de besos a lo largo de su cuerpo. El cazador sintió que su corazón se detenía unos segundos antes de empezar a latir a un ritmo frenético.
Te prometí que te lamería aquí.
—¡No! —Lanzó una patada con el fin de alejarse del placer que sabía que lo desgarraría, que lo dejaría fragmentado en un millar de esquirlas brillantes.
Sí. Ahora estás lo bastante fuerte.
Wonwoo extendió el brazo para intentar sujetarlo, pero el cabello de Mingyu se le
escurrió entre los dedos, como si fuese un líquido negro que se deslizara cual seda
fresca y suave sobre su piel. Se aferró a las sábanas y clavó los talones en la cama. Decualquier forma, nada podría haberlo preparado para la sensación que le causó la lengua masculina sobre el tejido casi transparente de sus boxer, para la forma en que las manos del arcángel separaban sus muslos mientras lo saboreaba. Fue una agonía de éxtasis, una descarga líquida contenida en el interior de un cuerpo que, de repente, parecía demasiado pequeño, demasiado frágil para lo que se le exigía soportar. Como si supiera que la había presionado demasiado, Mingyu se apartó un poco para besarle el ombligo.
Eres mío, cazador.
Abrumado por el afecto que teñía la pasión sexual, Wonwoo estiró la mano para acariciarle los labios con los dedos. Su arcángel no sonreía (la fuerza de las emociones que los embargaban era demasiado intensa, demasiado potente para las risas), pero no impidió esa exploración. Cuando movió la mano hacia su cadera, el se estremeció.
Sintió un ligero tirón y, con él, la última barrera que separaba la boca de Mingyu de su zona más íntima desapareció. De pronto, sus labios estaban sobre el, firmes, decididos, implacables en sus exigencias.
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La marca del Arcángel - Meanie [2]
Fanfiction𝑎̵͟𝑑̵͟𝑎̵͟𝑝̵͟𝑡̵͟𝑎̵͟𝑐̵͟𝑖̵͟𝑜̵͟𝑛̵͟, 𝑠̵͟𝑒̵͟𝑔̵͟𝑢̵͟𝑛̵͟𝑑̵͟𝑜̵͟ 𝑙̵͟𝑖̵͟𝑏̵͟𝑟̵͟𝑜̵