Capitulo 31

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Wonwoo se estaba limpiando la sangre de las mejillas cuando Mingyu salió de la habitación de Veneno.

—Necesito tus habilidades, Wonwoo.

El soltó la toalla húmeda que había encontrado en una de las salas de tratamiento vacías. Aún le dolía la cara, pero no tanto como le habría dolido si todavía fuera humano: la sanación ya había comenzado.

—¿El ángel muerto?

Un asentimiento con la cabeza.

—Veneno... ¿Está...?

—No es fácil matarlo.

No hablaron mientras volaban hasta el cadáver. El lugar donde se encontraba era un enorme macizo rocoso. Tras realizar un rápido acercamiento a esa área peligrosa e irregular, Wonwoo se dio cuenta de que el aterrizaje iba a ser bastante problemático. El orgullo podría haberla llevado a intentarlo de todas formas, pero era muy consciente de que en esos momentos Mingyu lo necesitaba en plena forma, capaz de realizar una tarea que solo el podía llevar a cabo.

Necesito un poco de ayuda.

Mingyu cambió de posición para volar sobre el y le ordenó que plegara las alas. Para su sorpresa, a Wonwoo le resultó bastante difícil actuar en contra de sus recientes instintos, pero al final consiguió cerrarlas. El arcángel lo recogió antes de que empezara a caer, y realizó un aterrizaje perfecto en el saliente de roca más cercano.

—Gracias.

Con la mente concentrada ya en el cadáver, se acercó un poco. Desde lo alto daba la impresión de que el ángel había sido arrojado sobre las rocas: tenía los huesos destrozados, y las extremidades habían sufrido tantos daños que no quedaba ni una sana. En esos momentos pudo apreciar que también le habían separado la cabeza del torso, y que su pecho tenía un agujero en el que faltaba no solo el corazón, sino también el resto de las vísceras internas.

—Alguien se tomó muchas molestias para que no se regenerara. —La caja

torácica del ángel brillaba bajo la luz del sol de la montaña. Aunque su sangre ya no era líquida, aún conservaba un brillo endurecido que hizo que Wonwoo se inclinara hacia delante para examinarla con el ceño fruncido—. Es como si el cuerpo se hubiese convertido en piedra. —El caparazón de color rojo oscuro resultaba extrañamente hermoso.

—No es más que una ilusión —dijo Mingyu—. Sus células intentan reparar los daños.

Wonwoo se apartó al instante.

—¿Sigue vivo?

—No. Pero un inmortal tarda mucho tiempo en morir de verdad.

—Pero eso no es inmortalidad, ¿no crees? ¿Cómo va a ser inmortal alguien que puede morir?

—Si se lo compara con la vida humana...

Sí.

—Así que le cortaron la cabeza y le arrancaron las vísceras para cerciorarse.

—También le han quitado el cerebro.

Elena se fijó en la cabeza.

—Parece entera. —Extendió la mano, pero luego la apartó—. ¿No puedo tocar nada? —preguntó mientras flexionaba los dedos contra las palmas y se acercaba a ese cabello cubierto de sangre que en su día había sido rubio.

—No. —Sin embargo, Mingyu ya se había agachado al otro lado del cadáver y había levantado lo que quedaba de la cabeza del ángel. La parte posterior del cráneo había desaparecido. Un cascarón vacío. Wonwoo se ruborizó, incrédulo, mientras asentía para indicarle que podía volver a dejar la cabeza donde estaba.

La marca del Arcángel - Meanie [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora