Capítulo 10

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Mingyu aterrizó en la terraza de la base que Jun poseía en el Refugio. Sabía que a Wonwoo le habría encantado conocer a Minghao, pero aún era una inmortal recién nacido... y jamás le confiaría su vida a sus compañeros ángeles o arcángeles, con sus constantes cambios de humor. Además, no era casualidad que tanto Junhui como Hyelim hubieran elegido ese momento para acudir al Refugio.

El aroma de las magnolias precedió la llegada de Minghao al balcón.

—Mingyu, Ha pasado mucho tiempo.

—Unas cinco décadas. —Minghao apenas abandonaba su hogar en Suramérica—. ¿Estás bien?

El arcángel asintió con la cabeza. 

—He venido a conocer a tu cazador.

—Me sorprendes, Minghao. —Dijo acompañarlo al interior.

El arcángel se echó a reír, y su risa fue un sonido cálido y agradable.

—Tengo mis defectos. Y la curiosidad es uno de ellos.

—Wonwoo se sentirá halagada al saber que ha conseguido Arrancarte de tu hogar.

Minghao se dirigió a una pequeña y hermosa mesa tallada para coger una botella del más delicado cristal.

—¿Vino?

—Te lo agradezco. —Mingyu echó un vistazo a la estancia y descubrió el toque artístico de Minghao en cada uno de los cuadros y los muebles—. Viajas mucho más de lo que la gente hace.

Una pequeña sonrisa íntima.

—Jun vendrá pronto. No hace mucho que llegamos

—Gracias. —Mingyu cogió el líquido dorado que le ofrecían, aunque su brillo le recordó otra época, otro lugar. Un cazador moribundo con el cabello casi blanco entre sus brazos. Y un corazón que creía muerto rompiéndose a causa de la angustia.

—¿Qué tal sabe? —preguntó Minghao.

Mingyu hizo un gesto negativo con la cabeza. La ambrosía... Ese momento era... indescriptible... y muy íntimo.

Tras un instante, Minghao inclinó la cabeza en silenciosa aquiescencia.

—Me alegro por ti, Mingyu.

Él enfrentó su mirada, a la espera.

—Siempre te he considerado un amigo —añadió el en voz baja—. Sé que si los otros decidieran atacar a Jun por la espalda, no te unirías a ellos.

—¿De dónde procede semejante certeza?

—Del corazón, por supuesto.

Junhui apareció en ese instante, con el cabello húmedo.

—Mingyu... ¿No has traído a tu Wonwoo contigo?

Mi Wonwoo.

Mingyu se preguntó qué pensaría su cazador de la forma en la que los demás  arcángeles hablaban de el.

—No esta vez. —Quizá algún día pudiera confiar en Junhui. Pero ese día no había llegado aún.

—Vamos —dijo Minghao—, sentémonos. —Se volvió hacia Jun, y Mingyu supo que habían intercambiado cierta información, ya que los labios de el se curvaron antes de que tomara asiento.

—Bueno... —dijo Jun mientras su compañero le servía vino con una pose que hablaba de madurez y elegancia—, he oído que Hyelim nos ha honrado con su presencia.

—Parece que el Refugio resulta de su agrado estos días.

Una pequeña sonrisa apareció en la boca del otro arcángel.

La marca del Arcángel - Meanie [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora