Capitulo 5

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—La marca de la quemadura se curará. —Mingyu miró al vampiro a los ojos—. Desaparecerá.

Dmitri no dijo nada durante unos momentos. Luego tomó una honda bocanada de aire.

—Los sanadores encontraron algo dentro de la caja torácica de Baekhyun. Los que lo atacaron lo abrieron en canal y luego le permitieron sanar lo suficiente como para ocultar el objeto.

Un nuevo ejemplo de la naturaleza metódica de la paliza.

—¿Qué era?

Dmitri sacó una daga de uno de sus bolsillos. Tenía una pequeña aunque inconfundible «G» en la empuñadura, el símbolo del Gremio de Cazadores. Una ira gélida y afilada empezó a recorrer las venas de Mingyu.

—Su plan es acceder a la Cátedra destruyendo lo que otro arcángel ha creado.

Los antiguos veían a Wonwoo exactamente como lo que era: la creación de Mingyu, su posesión. No entendían que el era dueño de su corazón, que lo aferraba con tanta fuerza que no había nada que él no estuviera dispuesto a hacer, ningún límite que no estuviera dispuesto a atravesar para mantenerla a salvo.

—¿Encontraste algo en la escena del crimen que te sirviera para identificar al que está detrás de esto?

—No, pero no hay muchos que se atrevan a desafiarte —replicó Dmitri antes de volver a guardarse la daga en el bolsillo—. Y hay menos aún que crean que pueden salir indemnes después de algo así.

—Zitao está en el Refugio —señaló, consciente de que ese ángel era lo bastante antiguo como para resultar peligroso—. Averigua quién más se considera un aspirante al puesto.

—Solo hay uno con posibilidades de Convertirse en arcángel.

Se suponía que los miembros de la Cátedra eran los únicos que conocían ese hecho, pero Mingyu confiaba mucho más en Dmitri que en sus compañeros arcángeles.

—Él no tiene ninguna necesidad de molestarse con este tipo de jueguecitos. —Ser un arcángel equivalía a ser miembro de la Cátedra. Así de simple... y de inevitable—. Tiene que ser uno de los antiguos. —La historia angelical hablaba de unas cuantas raras ocasiones en las que la Cátedra habían incluido miembros que no eran arcángeles. Nunca habían durado mucho. Sin embargo, el hecho de que existieran podía dar una siniestra esperanza a aquellos que ansiaban ese tipo de poder y que no entendían el precio inevitable que exigía—. Alguien lo bastante fuerte como para convencer a otros.

—Hay algo más —dijo Dmitri cuando Mingyul estaba a punto de regresar junto a Wonwoo—. Hyelim... —Otro de los miembros de la Cátedra de Diez—... ha enviado un mensaje para decir que está a punto de llegar al Refugio.

—Ha tardado más de lo que esperaba. —Hyelim y Wonwoo eran como el fuego y el aceite. La arcángel no podía soportar no ser el centro de atención. Y cuando Wonwoo entraba en una estancia con su sobrio atuendo de cazador y su pálido cabello, el equilibrio de poderes se alteraba de una manera muy sutil. Mingyu tenía la impresión de que Wonwoo ni siquiera era consciente de ello..., y esa era la razón por la que Hyelim lo odiaba desde la primera vez que se vieron.

—Tanto si se trata de Hyelim como de este nuevo aspirante, ella —Dmitri contempló la puerta cerrada que había tras la espalda de Mingyu— no es lo bastante fuerte como para defenderse sola. Sería muy fácil acabar con su vida.

—Jongin y Dokyeom están aquí. ¿Y Naasir? —Solo confiaba en sus Siete para vigilarlo.

—Viene de camino. —Dmitri, como líder del equipo de seguridad, sabía en todo momento dónde se encontraban todos y cada uno de los hombres—. Me aseguraré de que nunca esté solo.

La marca del Arcángel - Meanie [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora