Capítulo 18

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La furia lo asaltó como una ola glacial. Quitó la nieve del borde para poder subirse en él. No tuvo que limpiar mucho la fuente antes de que sus dedos encontraran una carne que se había vuelto azulada a causa del frío. Retiró la mano y volvió la cabeza hacia Jongin.

-Creo que hemos encontrado al vampiro que se llevó a Woohyun.

-Otra profanación. -Los huesos de su rostro se marcaron contra la piel mientras apretaba con los dedos la empuñadura de su espada-. Se lo he dicho a Mingyu

-¿Y Dmitri? -El número dos de Mingyu se encargaba de muchas cosas, y puesto que el arcángel tenía programada una temprana «conversación» con Dahariel, Wonwoo había supuesto que sería el vampiro quien se encargara de aquello.

-Se marchó a Nueva York poco después de que encontráramos a Woohyun -le dijo Jongin, que enfundó su relámpago con un movimiento fluido-. Veneno es el más joven de nosotros. Como Hanbin ya no está en la Torre, algunos podrían empezar a albergar esperanzas equivocadas.

Wonwoo pensó en la cantidad de tiempo que Mingyu había pasado alejado de la Torre por el, para darle tiempo a recuperar las fuerzas necesarias para enfrentarse al mundo. Se preguntó qué le habría costado eso.

-¿Veneno sería capaz de contener un ataque hasta que llegara la ayuda si fuera necesario?

-Por supuesto. Es uno de los Siete. -El tono de Jongin hablaba alto y claro de los requerimientos necesarios para ser uno de los miembros de ese exclusivo club-. Además, la Torre fue construida como una fortaleza. Siempre hay alrededor de cien ángeles, y el mismo número de vampiros altamente cualificados, dentro de la Torre o en los alrededores.

Todo un ejército, pensó Wonwoo. Sin embargo, los arcángeles no gobernaban precisamente por su benevolencia. Gobernaban porque tenían poder y no les preocupaba utilizarlo para reafirmar sus órdenes. En ese mismo instante, el vivo ejemplo de ese poder aterrizó en el jardín: un escuadrón completo de ángeles liderados por Hanbin.

El ángel pelirrojo se acercó a la fuente, y esa fue la primera vez que Wonwoo tuvo oportunidad de examinarlo con detalle. Se sorprendió al descubrir que Hanbin tenía el aspecto de un matón. Medía bastante más de un metro ochenta de altura, tenía los hombros anchos y los muslos muy musculosos. Sus bíceps (uno de los cuales estaba rodeado por una fina banda de metal) eran los de un ser que cuidaba su cuerpo, y no ejercitándose en un gimnasio. Su rostro unos labios sensuales..., una de esas bocas que evocaba en las mujeres pensamientos tórridos, sudorosos y nada angelicales.

Los ojos del pelirrojo se clavaron en el cadáver.

-¿Crees que este es el vampiro que secuestró a Woohyun?

Tras descartar el desconcierto que le provocaba el aspecto tan humano y terrenal de ese ángel, Wonwoo asintió con la cabeza.

-Tiene la esencia correcta y, por lo que sé, nadie ha sido capaz de imitar una esencia lo bastante bien como para engañar a un cazador nato.

Una leve inclinación de cabeza que hizo que su cabello captara el fuego de la luz del sol.

-Dejadnos espacio para poder desenterrarlo.

Wonwoo retrocedió y observó a los ángeles mientras desenterraban y sacaban el cuerpo con cuidado de no pasar nada por alto. Tal y como había esperado, faltaba la cabeza: la decapitación era la forma más eficaz de matar a un vampiro, seguida de cerca por la incineración. Dejó que Hanbin y su tropa se encargaran de inspeccionar la fuente y la zona circundante mientras ella examinaba el jardín.

-No hay rastros -murmuró al final mientras contemplaba el estanque, ya vacío -. Dejaron caer al vampiro desde lo alto.

-El líder o uno de los ángeles que lo siguen. -Las alas de Jongin creaban un vivo contraste con las alas blancas de los ángeles que habían llegado con Hanbin, quienes ya se marchaban con el cadáver.

La marca del Arcángel - Meanie [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora