Capítulo 4

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Wonwoo se quedó mudo durante unos segundos. Cuando pudo volver a hablar, su voz sonó como un gemido ronco.

—Estás intentando matarme...

Un apretón en uno de sus pezones. Tenía la piel tan tensa que el placer era casi doloroso.

—Es una forma de castigo mucho mejor que despedazarte miembro a miembro.

—No se puede practicar el sexo con un doncel muerto, ¿verdad?

—No.

Las llamas consumieron su espalda cuando Mingyu deslizó las manos hacia abajo y recorrió la carne de sus glúteos con los dedos.

—La mayoría de las veces no sé si hablas en serio o no.

Los dedos dejaron de infligirle ese sensual tormento.

—¿Y de verdad quieres que yo sepa eso? Es una debilidad.

—Alguien tiene que dar el primer paso. —Levantó el pie para deslizado sobre su pantorrilla.

Mingyu lo besó en el cuello.

—La honestidad no te servirá de mucho entre los ángeles.

—¿Y contigo?

—Estoy acostumbrado a utilizar todo lo que sé para asegurar mi posición de poder.

Wonwoo apoyó la barbilla en las manos para permitirle que masajeara los nudos que notaba en la zona donde las alas se unían a su espalda. Era una sensación exquisita... tan maravillosa que supo de inmediato que jamás permitiría que nadie más lo tocara allí, ni siquiera en plan amistoso. Sería como una traición.

—Tú eres bastante sincero.

—Puede que entre nosotros... —dijo muy despacio, como si reflexionara sobre ese asunto— sea más un punto fuerte que una debilidad.

Sorprendido, Wonwoo volvió la cabeza.

—¿En serio? En ese caso, cuéntame algo sobre ti.

Mingyu apretó con los dedos un punto particularmente sensible, y Wonwoo soltó un gemido antes de volver a apoyar la cabeza sobre las manos.

—Señor, ten piedad.

—No es a Dios a quien deberías pedirle clemencia. —Su tono tenía un matiz posesivo que se estaba volviendo de lo más familiar—. ¿Qué te gustaría saber?

El se decidió por lo primero que se le pasó por la cabeza.

—¿Tus padres siguen con vida?

Todo se congeló. La temperatura del agua bajó con tanta rapidez que Wonwoo ahogó una exclamación. Su corazón se desbocó a causa del pánico.

—¡Mingyu!

—Debo disculparme una vez más. —Un susurro cálido contra su cuello. El agua empezó a calentarse y su cuerpo dejó de correr el peligro de convertirse en un cadáver azul—. ¿Con quién has estado hablando?

Tal vez el agua se hubiera entibiado, pero la voz del arcángel era como la brisa del Ártico.

—Con nadie. Preguntar por los padres es algo que se considera bastante normal.

—No si preguntas por los míos. —Apretó su cuerpo contra el de Wonwoo y le rodeó la cintura con los brazos.

El tuvo la extraña sensación de que Mingyu buscaba consuelo. Sin embargo, le pareció algo tan raro en un ser con tantísimo poder que apenas pudo creerlo. Con todo, lo rodeó con los brazos sin dudarlo y confió en que él lo mantuviera por encima del nivel del agua.

La marca del Arcángel - Meanie [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora