Sigan a las arañas. Profecía a mitad de precio

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Entre todo el ajetreo, mi pánico y delirio mi mente viajó hasta mis recuerdos del día anterior a mi partida. Estaba parado frente a "Librería el Cíclope: Libros, Profecías y un Gato Naranja"; Tyson le habia puesto un nombre muy adorable. Ya tenía tres horas ahí parado, el cielo había oscurecido y me perdí la revista y tal vez la cena también.

—¿Debería entrar? —murmuré para mí—. No es una misión, pero... Algo podría pasar.

Los peatones me miraban extraño por estar parado frente a la librería. Al final me decidí y entré, el lugar estaba lleno de estanterías con libros, pergaminos y tablillas de cera. El gato Arquímides me recibió con un dulce maullido.

—¡Hola, Lury! —Tyson hizo su aparición—. Bienvenido a Librería El Cíclope: Libros, Profecías y un Gato Naranja. ¿En qué puedo ayudarte?

Me di una vuelta por las estanterías, ignorando un poco la pregunta de Tyson. Pasaba el dedo por los tomos y los pergaminos, leía los títulos fingiendo que me interesaba comprar alguno. El pequeño cíclope esperó paciente y sin borrar su sonrisa, Tyson era un amigo muy querido para mí, no lo hice esperar más.

—Estoy buscando... —miré hacia los lados como si temiera que Hazel, Frank o Takeshi me estuvieran escuchando—. Una visión del futuro.

También hablé en voz baja, pero siendo un cíclope Tyson no tuvo problemas para escucharme.

—¡Por supuesto! —exclamó—. Una profecía a la orden. No sabía que irías de misión, Lury.

—No es una misión per se —respondí sin mirarlo—. Sólo iré unas semanas al Campamento Mestizo, quiero saber si todo va a estar bien. Últimamente me han pasado cosas extrañas. Ni siquiera quiero una profecía grande. Tengo diez denarios, ¿es suficiente?

—Es suficiente —graznó Ella desde la parte trasera.

La pequeña arpía entró revoloteando y se posó sobre el mostrador, acarició a Arquímedes con delicadeza, sin lastimarlo con las garras de sus manos.

—Ella tiene una profecía foránea —mencionó la arpía—. Para dos hijos de la guerra, uno muerto y uno vivo.

—¿Qué?

Ella llegó de un saltó al hombro de Tyson y le indicó que se quitara la camiseta. La pequeña empezó a buscar entre las palabras tatuadas en la piel de Tyson mientras este sentía cosquillas cuando la garra de su novia le rozaba.

—¡Aquí está! —anunció Ella triunfante, le había tomado algunos minutos encontrar las estrofas en el pecho de Tyson—. Oh no... Ella lo siente, la profecía está incompleta. Ella sólo puede leer fragmentos.

—Ya veo —dije un poco decepcionado—. No importa, de todos modos la profecía no era necesaria. Creo que volveré al Campam...

Ella comenzó a recitar:

"La lanza quebrada...
Al... Algo, algo...
Busca... promesa incompleta
... extranjero de... la espada

Si... la paloma...
... la abominación
En ...el sol naciente
La tormenta...

En la... mora
... yace la zorra
El rencor...
Ex... alma guerrera... atada..."

Se detuvo en seco, parecía confundida. Buscó por otras partes del cuerpo de Tyson aquellas palabras faltantes. Tardó unos diez minutos y casi desnudó por completo al grandote en el proceso, lo dejó en calzoncillos.

—Nope, Ella no la encuentra en ninguna parte, pero Ella siente que no está completa.

—Eso es bastante obvio. Las palabras no tienen sentido.

No es fácil ser un semidiós: Recuperando el honor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora