Non Grata

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Piper me contó una vez que Jason estuvo muerto durante unos instantes. Siempre quise preguntarle lo que había experimentado, pero no hubo oportunidad debido a la guerra y a qué no me caía bien. Ahora les contaré lo que yo vi, pero no sé si sea la misma situación para todos.

Me encontraba en un espacio vacío, completamente blanco. No sentía nada, mi cuerpo se había ido, pero yo estaba ahí, espero no confundirlos tanto con mi explicación.

—«Bien hecho» —era la voz de Takeshi—. «Lo lograste».

—«Hermano. ¿Dónde estás?»

—«Lamento no poder dar explicaciones, tengo poco tiempo. Sólo quería agradecerte por cumplir tu promesa y detener esta guerra. También salvaste mi alma y la de mi tío».

—«Pero no hice tal cosa. Ambos están sellados junto con Jing».

—«Sí, bueno, un samurái siempre está preparado para morir. Lo único que lamento es que ya no veré a mi familia».

—«Es mi culpa. Espero que puedas perdonarme».

—«Ya basta de autocompadecerte, hermano. Recuerda que me prometiste volver y disfrutar tu vida. Yo te prometo cuidar de Jing hasta que esté lista para olvidar su odio».

Sus palabras llenaron mi corazón de alegría. No tenía un cuerpo, pero sí sentí mi sonrisa.

—«Adiós, hermano» —dije—. «Cuídate mucho».

—«さよなら弟さん»

Eso lo entendí gracias al anime. "Adiós, hermanito".

El lugar empezó a volverse oscuro hasta que no pude ver nada. Esa fue la última vez que hablé con Takeshi.

***

—¡Por favor, Lury! —suplicaba una voz familiar—. ¡Despierta! No me hagas esto.

No quería abrir los ojos, el intenso dolor que estaba sintiendo me decía que estaba vivo, o que me habían enviado a los Campos de Castigo.

—Lury, necesito que te levantes —dijo la voz—. Hay muchos zorros aquí y me están poniendo incómoda.

Poco a poco logré abrir los ojos. Lo primero que vi fue a uno de los zorros del Jigoku observándome muy de cerca, acto seguido me lamió la cara una vez.

—Auch... Lindo zorrito.

Con gentileza lo aparté para saber quién me había estado llamando una y otra vez.

—Hola, mi amor.

Durante un momento me olvidé de todo el dolor y me senté de golpe. No podía mover mi brazo derecho, así que con el otro la rodeé por el cuello y la abracé con toda mi fuerza.

—Estás viva —murmuré—. Gracias al cielo.

Bethany me abrazó tiernamente y me besó en la frente una y otra vez.

—Lamento haberte preocupado, pero ya estoy aquí.

—¿Cómo fue? Shi Kumo me mostró tus huesos, en el Campamento Júpiter te hicieron un funeral.

—La verdad no puedo entender bien lo que pasó —dijo Beth—. Esa criatura me envolvió en su capullo de seda y después una chica de cabello blanco y con colas de zorro me encerró en una extraña burbuja. Estuve despierta y luchando tratando de escapar, pero al final caí dormida y he estado soñando todo este tiempo...

Se detuvo y se puso roja. Parecía que quería decir más, pero se contuvo.

—¿Qué? ¿Con qué soñaste?

No es fácil ser un semidiós: Recuperando el honor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora