II

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  A verlo visto luego de tanto fue de no creer para Iván, daba por hecho que no se volvería a cruzar o a juntar a Rodrigo. No porque no quería verle la cara, sino porque tuvieron mucho pasado y seis incómodo encontrarse en la actualidad.

Sin más así fue como paso y ni él ni el bonaerense supieron como llevar aquel llamativo encontró.

«Ahh, que pelotudo.» Maldijo el pelinegro en su mente.

—¿Ya se fue Rodri? — Pregunto su madre algo entristecida.

—Si.

—Deberías volver a juntarte con él, digo, si queres. — Planteo su madre.

—Ma, créeme que no es lo correcto.

—¿Por qué?

—No es por nada en especial.

Decidieron dejar el tema ahí cuando la puerta volvió a abrirse, eran el padre y los dos hermanos del alto, cuales llegaron con la cena en manos.

—Che Iván. — Llamó el hermano mayor.

—Qué.

—Puede que haya flasheado cualquiera pero, me pareció ver a Carrera por allá a la esquina.

—Si, él acaba de venir.

—¿Y? ¿Que te dijo?

—Nada le dije que estaba saliendo con Sarah y después se fue.

—¿Vos decis que es por eso?

—Lo más seguro es que si.

Víctor, su hermano mayor, era el único que logró saber sobre la existencia del novio de su hermano a los doce años.

Tuvo en cuenta mucho eso y le demostró apoyo, esto último más cuando termino con el bajito a pesar de que no se viera afectado en lo absoluto, era evidente que al menos un pedazo de él extrañara a esa persona.

No alcanzó a conocer a Rodrigo una vez como el novio de Iván, aun así podía ver que la actitud del último nombrado había sido más alegre en los últimos meses.

Recalquemos que el santafesino era muy soñador, cosa que al castaño no le molestaba, pero le repetía que es más probable que se separen a que sigan juntos en el comienzo de secundaria.

Mucho cambio desde esa última ruptura, volver a ser amigos no le resultaba buena opción al mayor, ya que estaba intentando hacer contacto 0 por más difícil que sea, pero aceptó por un solo pensamiento.

«¿Y si las cosas cambian de nuevo?.»

Fue mejor amigo de Iván mucho antes de algo amoroso, lo cual lo hacía mucho más claro. El pelinegro recalcó que lo extrañaba como amistad, no tenía planeado ser algo más.

Esas últimas palabras las había utilizado mucho, parecía que le estuviera enseñando a un nene chiquito a no hacer algo. Sin embargo, se trataba de un joven de trece años, bastante maduro a su edad, quien le costaba despegarse.

Obvio no le molestaba en absoluto, nunca fue un problema eso, pero era irritante.

«¿Tan pendejo tenes que ser?»

Se quejaba como si fuera el adulto que es en la actualidad, aunque claro, manejaba otra madurez que la de Rodrigo.

—Mira, espero que no se haga el dolido porque ya es muy exagerado.

—Ya tiene sus... ¿Veintidós? — Dijo con duda.— Inmaduro no creo que siga siendo, pelotudo si.

Puede que haya sonado muy grosero, pero todo el tiempo fue como si estuviera obsesionado con él, como si la única prioridad de Rodrigo fuera Iván.

Era cargoso, más si hablaba con sus amistades sobre eso, o sea de que Iván esto e Iván lo otro.

—Solo espero que no se mande ninguna cagada, como que se haya vuelto a enamorar de mi, o no sé. — Rió.

—Sos re soñador en esos temas.

—Tampoco que es quiera.

Intento alejarse del tema las próximas horas que siguiera despierto, ya saben para no pensar estupideces, como lo es el pecoso.

Lo primero que vio cuando despertó fue su celular, el cual tenía destacado el mensaje de Sarah diciéndole buenos días.

Esa chica lo hacía sentir bien en palabras simples. Era buena mina y a pesar de que no es de demostrar mucho amor con contacto físico o esas cosas, es detallista, igual que él.

Eran compatibles por la similitud que tenían al manejar una relación, se podían comprender sin problema.

Paso una mano por su ojo y desbloqueo su celular, con el fin de contestarle a la que apodaba la chica de sus sueños.

Organizaron verse ese día, así que al ver que la hora estimada no era tan pronto, pero tampoco tan tarde, decidió irse a bañar y arreglarse en lo que pasaban las horas. 

Le hacía bien verse con su novia, era como la gota que hacia que su día fuera otro de los tantos que pasaba feliz.

Claro que tiene en cuenta esas actitudes distante que tiene ahora frecuentemente, aun así no decida darle importancia, ya que él puede llegar a ser así en momentos particulares.

Sin embargo, ha evitado a toda costa nombrar aquel defecto con cualquier amigo, incluso con su hermano, más que nada porque sabe que es algo de él y que sólo le importa a él.

No tenía porque estorbar a los demás con sus pensamientos.

De igual manera, también era resaltante la "actitud fría" que de vez en cuando se cargaba el joven de veintidós años. Desde pequeño maneja esos humores rancios, Rodrigo lo podía afirmar y se podía decir que podía sacar de juicio al joven que era su pareja muy tranquilamente.

No entendía como, pero lograba ser la única persona a la cual el más alto no contestaba mal cuando estaba enojado. Es como si pudiera relajarlo con solo un mensaje.

Pero eso era antes.

En la actualidad nadie es la excepción, ni Sarah. Ha aprendido que no tiene porqué hacerle el camino a alguien a su vida de manera tal fácil, dejaba que otros entraran a su vida como si fuera, no sé, ¿su casa?.

Pudo aprender a manejar eso, entendió que si no es con esa persona, debe esperar un tiempo, darse cuenta de varias cosas sobre él, enamorarse de su soledad como ya es costumbre y luego si es posible, conocer a otras personas.

Ese era su rutina.

Dejó de tener encanto con los hombres, pero tampoco los hacia un lado a la hora de conocer a gente amistosa para una relación amorosa, aunque la mayoría no le gustaba, terminaba en formar un vínculo de amistad.

Se diría que sabía manejarse más que bien con el tema del amor, tenía en cuenta varios puntos y estaba seguro de lo que quería cuando conocía a alguien.

También sabia que su tipo ideal claramente tiene que ser alguien que piense primero en si mismo que en su pareja, que no sea como Iván que por poco y nada dejaba que su pareja sea su prioridad.

El castaño no se lo tomaba tan en serio, las boludes que decía su novio sabia que no eran en serio, además de saber que se trata a de una persona con algo de ego, se notaba que era un chico que puede llegar a amar, pero no con tanta profundidad.

Esto se puso a prueba bastantes veces, sin más, muchos lo seguían viendo como el típico chico frío por así decirlo, claro que nadie lo llamaba así, de echo tenía un muy buen grupo de amigos, que lo hacia bastante popular.

Aun así, daba toda la vista de un joven muy maduro para su edad y muy poco cariñoso. Tenía sus excepciones, obvio, pero nada que resaltar.

Acá ya todos sabemos del antiguo Iván, del de doce años, ¿por qué no mejor saber de ese hombre que ya no pone a nadie arriba suyo y se deja dominar? ¿O al hombre que sabe que momento es bueno para demostrar sus sentimientos? ¿O al hombre que supo superar a una persona con tanta facilidad que hace que muchos lo odien?

Sí, hablemos de ese hombre.

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora