V

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  Era rarísimo lo que le pasaba a Iván por la cabeza en los últimos meses. El único pensamiento que abundaba en su cabeza era; Rodrigo y sus estúpidamente tiernos ojos avellanas verdes, sus labios regordetes y de un color rojo carmesí que serían muy tentador para cualquiera y claro, ni olvidar nombrar la nariz que se carga, parece hecha por los mismos dioses, lo perfecta que es puede ser muy fácil de envidiar.

En resumen, amaba cada parte del rostro de Rodrigo y todo de él, como es su personalidad extrovertida y cariñosa, su humor divertido y que a cualquiera le parecería inapropiado, su forma de demostrar amor a través de afecto físico y su manera tierna de querer, actuar y hablar.

Como fue mejor amigo del bonaerense, recibía muchos comentarios de que personas se le querían declarar, pero no se animaban o simplemente gustaban del castaño en secreto.

Recuerda como personas le preguntaban cual era la manera perfecta para declararse, pero él nunca les decía nada, fingía que no sabía. Algunas veces pensaba que se trataban de celos por los cuales no quería responderles, y lo más probable es que sea eso.

También tiene ese día en el que Rodrigo dijo; “¡Ufa! amigo, vos tenes puras minas y por poco pibes atrás tuyo, ¿y yo? No caso una.” y en la mente de Iván, transcurrían los momentos en los que la gente (gente porque eran mujeres y hombres) le confesaba aquello.

Le había respondido algo como; “Ro, tampoco es que tenga tantas personas gustando de mí.”, el más bajo le habrá protestado y contado todas las personas que se le cruzaron y le dijeron “Che, me gusta tu mejor amigo/Iván.”

Tenía pensado contarle algún día, pero entre la fiaca y que se le olvidaba, no le termino contando nada.

Hubiera sido unos buenos años para Rodrigo si se enteraba que gustaban de él y además, pudo haber tenido otro romance y no tener algo con Iván. De igual manera, agradecía que lo haya elegido a él, tenía que admitir que fueron los mejores años de su vida  y todo gracias al enano.

Mentiría si dijera que no quiere volver a intentarlo ahora que ya son adultos y tienen otro nivel de madurez. Le daría una oportunidad solo por ser Carrera.

(...)

Había enloquecido, ya estaba harto de sus malos tratos.

—¡Leonardo! — Le grito.— ¿¡Sos boludo o te haces!?

—¡Es mentira amigo!

—¡No te creo!, ¡es más probable que sea verdad que le hayas dicho que no!

—¡Pero, escuchame!

Lo boludo que era Leonardo era increíble. El muy buen familiar corrió el rumor de que a Rodrigo le gustaba Iván, porque por accidente se le escapó algo que hizo asimilar que era así.

—Imagina si le cuentan a Sarah. — Dijo, tirándose rendido al sofá con la cabeza arriba y el cuello descubierto.— Sos un pelotudo mal, andate. — Dijo girando su cabeza y posicionandola en sus dedos, decepcionado y pensativo.

—Ah... Carre. — Suspiro en suplica.— ¿Vos en serio...? — Dio una carcajada forzosa.— Ro, te aseguró que no dije nada, y si se llega a enterar, no fue por mí.

Jadeo en frustración.

—Andate Leonardo. — Planteó.— Necesito pensar.

—Daah, re maricón sos. — Se burló su primo.— Anda a llorar con tu vieja.

Harto estaba de los insultos y burlas de su primo, también molesto de que este le dijera maricón solo por protegerse.

—Perdete flaco, anda chapate a tu novia, pero andate gato.

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora