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—Perdón amigo, pero no me quiso escuchar. — Informó Oscu.

—¿No le podes mandar un mensaje?

—Más adelante, espera a que pase tiempo, hace nada lo llame.

Trago duramente saliva, no le convencía mucho esa idea.

—¿Posta Candela te fue infiel con Bruno? — Cambio de tema.

—Sí, no lo puedo ni procesar.

—Boludo llamala, decile: “Me voy a la mierda hija de puta, ojalá la pases bien con mi mejor amigo que yo me voy con tu mejor amiga” — Bromeó el rubio.

—Es una banda. — Rió.— Ni me llegaría a gustar la amiga igual.

—Bue, es una idea.

—Estoy agarrando sus cosas, ¿y si se las tiro cuando venga?

—Dale, dale.

Los dos chicos rieron en coro.

—Si lo voy a dejar afuera de la puerta, así ni entra.

—¿Pero ella no tiene una copia?

—No amigo, a los nueve meses se gana eso.

—Mejor.

Empezó a hacer su plan, el cual pensaba que era muy bueno y zarpado.

Muchas personas estarían llorando si descubren que su pareja cometió una infinidad, pero la otra mitad de la gente sería Iván, planeando la venganza o una manera de humillarlo/a en vez de derramar sus lágrimas al pedo.

Uno debe gastar sus lágrimas con una persona que si valga la pena, no con una que te hace dudar, te da inseguridad y además, te es infiel.

—¿No le van a robar las cosas?

Iván hizo un gesto de que haga silencio, afirmando de que había posibilidades de que pasará eso, pero que no era necesario recalcarlo.

—Sos un tarado.

(...)

Parecía que hoy era un día muy especial, Tomás estaba bastante cuestionable, pero no de mala manera, todo lo contrario, parecía estar planeando una sorpresa para el más bajo.

—Tomi sos horrible para esto, ¿qué estas planeando? — Interrogó por sexta vez.

—Nada, nada. — Insistió el pelimarrón.

Carrera lo observo con una mirada de desconfianza.

Más al rato, Tomás decidio invitar a salir a Rodrigo con la excusa de que tenía hambre y quería salir al mismo tiempo.

Obviamente el castaño sospechaba de que esa sería la última de sus citas, parecía que el momento había llegado.

—¿Acá? — Pregunto el mayor señalando el lugar en lo que buscaba un sitio para estacionar.

—Vos me invitaste. — Le recordó encogiendose de hombros.

Rodeo los ojos y rió.

—Entonces acá.

Parecía un restaurante bastante fino, suponía que sería así por la aclaración disimulada que le dijo el de ojos claros.

—¿Por qué tan lujoso? — Bromeó bajandose del auto.

—Porque es para algo especial.

No cabía ninguna duda. Se delató solo.

—¿Me podés decir esa cosa especial?

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora