IV

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Hoy sería el día que hablaría con su novia, no aguantaba más, así que la cito en una plaza cerca de la casa de ella para que no se tenga que preocupar demás y esta la diga que la acompañe a casa.

—Escuchame, voy a ser breve.

—Perdón Iván, perdoname en serio, te juro que fue mi culpa, estaba de mal humor y estaba en mis días...

«La típica, ¿posta le viene TODOS los días?»

—En serio perdonaba Ivi, no quise gritarte ni discutirte por esa estupidez, sé que...

—Escuchame, te cite acá para decirte que terminamos. — La cara de Sarah se deformó por completo a una de más tristeza.— No es lo mismo y tus actitudes ya me tienen harto. Espero que encuentres a alguien que te comprenda o mejor, que mejores esas razones innecesarias que tenes para pelear. Chau, ni pienses en buscarme que no voy a estar a tu disposición.

Se fue dejando a la chica con la palabra en la boca y con varias lágrimas derramando por sus ojos.

Las personas tenían que tener en cuenta que no siempre va a ser su culpa, la necesidad de culparse para hacer sentir bien a la otra persona o para que no se enoje es una pelotudez muy grande. Al menos algo de amor propio tenes que tener para superar el que alguien este enojado/a con vos.

(...)

—Ro, ¿viste que Marcos es primo de Sarah?

—Ajá, ¿y eso qué?

—Bueno, Marcos le dijo a Sarah cualquier cosa de lo de vos e Iván.

—¿Qué le dijo? — Se acomodó en su lugar y observó con atención a Germán.

—Algo que hizo que Sarah malinterpretara las cosas, o sea como que hicieron cosas malas o eso.

Alzó las cejas sorprendido. En tan poco tiempo se podía hacer un rumor tan estúpido como ese.

—¿Quién le dijo a Marcos?

—Supongo que Mateo.

—¿Mateo? ¿Te hablas con ese?

—No, pero Tomás si.

—¿Le contaste a...? — Se interrumpió a si mismo y dejó un suspiro.— Nunca ma' te cuento algo, tarado.

—Primo, vos sabes que yo...

Alguien abrio la puerta, captando la atención de los dos jóvenes.

—Buenas. — Saludó Tomás.

—¿A vo' quien te invitó?

—Me impresiona que él tenga una copia de llaves de tu casa y yo no. — Protestó el de lentes.

—Deja el drama, amigo. — Dijo, dejando un paquete de lays de limón y otras chucherías en la sobremesada.

—Uh, te amo, gracias amigo. — Agradeció al ver el paquete verde claro, extendiendo sus brazos para un abrazo corto, el cual recibió con gusto.

—De nada, yo también.

Germán tocio tratando de captar la atención de los dos cariñosos.

—Sigo exigiendo la copia de la llave de tu casa. — Se cruzó de brazos, disimulando un enojo.

—Daah, Ger, primo, hermanito, amigo. — Apodo.— Pronto vas a tener la copia.

—Todos sabemos que me prefiere a mi y por eso me dio la copia. — Rodrigo le dedicó una mirada amenazadora.— Bue, perdón, solo digo la verdad.

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora