XXVI

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(...)

  Iria a ver a Sarah después de días de lo sucedido, no sabía si era le mejor idea, pero lo tenía que hacer si quería llegar al final de su sufrimiento.

Tocó el timbre y en breve bajo la rubia a abrirle la puerta para que entré, lo estaba esperando desde hace rato.

—Hola Ivi. — Sonrió la más baja, agarrando su mano disimuladamente para guiarlo hasta su departamento.

—Ya sé donde queda. — Le dijo soltando el agarre forzado.

Al entrar a la habitación la dueña hizo que se sentará para hablar.

—¿De qué querias hablar? — Consultó con una sonrisa inocente, la cual era muy odiosa para el mayor.

—¿Por qué me besaste? — Preguntó con necesidad de hablar las cosas rápido e irse.

—Porque me seguís gustando, porque más.

—Sarah la verdad es que me tenes prohibido, no sé que más tengo que hacer para que me dejes en paz, buscate a alguien más, por el amor a Dios, te voy a poner una orden de alejamiento para ver si aprendes. — Se quejó.— ¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz? Todos los días son insoportables porque me llega un mensaje tuyo, así como me inchas las pelotas para que no te bloquee me va a valer un pinto ahora como a vos te valió que tenga novio. Vos me llegas a volver a buscar y voy a tener que tomar otros métodos, es mi última advertencia, y vos sabes que si te lo digo ahora la próxima te va a ir muchísimo peor.

—Perdón, Ivo.

—Deja de llamarme así, no sos quien para decirme por ese apodo.

Se fue de la casa furioso, agradeció que el portero estará presente, no quería dirigirle ni una sola letra a su ex otra vez.

Para aliviar su enojo decidio ir a una cafetería para pedirle un café, esa bebida era lo único que lograba calmarlo cuando las personas cruzaban el límite en su vida.

La cajera que lo atendió fue muy dulce con él, tanto que decidió preguntarle su nombre, un simple coqueteo.

—Y... ¿Cómo te llamas? 

Aquella pregunta hizo que la joven se riera un poco, pues esperaba todo menos eso.

—Me llamo Candela. — Respondió.— ¿Por qué preguntas?

—Nada, sos muy bonita.

Candela se sonrojo un poco.

—Gracias.

Lo siguió atendiendo como atendio a todos los presentes.

Cuando le entregaron su café, notó un papel que sobresalía, lo agarro y leyó lo que tenía escrito, era el Instagram de la chica.

Claramente la comenzo a seguir con la excusa de que más tarde le hablaría.

Al llegar a su hogar se puso con el celular, empezó a stalkear a la mina que conoció y se dio cuenta que era igual de bonita que en foto.

Apretó la opción mensaje y la saludo amablemente.

Para su sorpresa, una respuesta por parte de Candela llegó rápido.

Estuvieron hablando mucho, se estaban conociendo poco a poco, hasta que una pregunta algo dudosa intervino.

“Y... ¿Tenes exs parejas?”

Se rescató de pensar en Sarah, pero de inmediato ese lugar lo ocupó Rodrigo, del cual se había olvidado en el transcurso de la conversación.

“Sí, ¿por? ¿Querés saber si tenes competencia? Jajja”

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora