XXII

88 6 6
                                    

  Hace bastante tiempo, Tomás e Iván se conocieron en un boliche, como en toda primera joda, Tomás estaba más perdido que nunca, pero no esperaba tener su primera pelea esa noche.

Todo paso tan rápido que apenas se acuerda del rostro del pibe que se paró de manos, ni recuerda porque paso, pero si de las buenas piñas que le encajo el pelinegro y que ese pibe era ni más ni menos que Iván.

Siempre supuso que ese boliche estaba su mejor amigo, Rodrigo, y que por querer protegerlo se metió en muchos lios, pero no piensa que esa haya sido la razón por la cual se agarro a piñas esa vez.

Hay posibilidades, pero perece que fue por una cosa más personal, por un insulto que involucraba parte de su infancia. Claro que el pelinegro no tenía ni idea de la verdadera infancia del pelimarron, aunque ese insulto salió de su boca como un alago.

Y bueno, desde que esa historia llegó a los oídos del Rodrigo actual, más la declaracion de amor de Tomás, tenía que ver cómo hacer para que las cosas no tomaran ese rumbo.

Tenía en cuenta que Iván podía ser un poco rencoroso y celoso extremo a veces, sin embargo se confiaba más de que estaba en sus cinco sentidos y recapacitaria si fuera necesario.

Aun así, evitaría nombrar el seguir en contacto con su mejor amigo delante de su novio por más que ya se hayan tenido que ver de nuevo.

  Retomando la escena de hace rato, Rodrigo solamente se quedó en silencio en lo que Iván recalculaba el hecho de que su novio sabia de esa pelea.

—Vuelvo en un rato. — Giro la manilla y salió de la casa.

Al estar dentro de su auto puso música a todo volumen, intentando despejar su mente antes de darle la charla de su vida a Tomás.

༄༄

—Te podes enamorar, pero soy la persona menos indicada para eso.

—¿¡Cómo mierda controlo mis sentimientos Rodrigo!?, ¿eh? Vos no podes evitar enamorarte de alguien, es algo que se hace y nace y hasta que no lo superas, entonces no deja de existir.

—¿Nunca intentaste el contacto cero?

—No... No me hagas esto. — Suplico, observando al ojiverde con decepcion.

—Es lo mejor para vos, y para mí.

—Rodri, no, solo para vos, no me beneficia en nada a mí.

—Sí, te beneficia en superar a personas de las cuales no te podes enamorar porque están en algo, es cuestión de respeto.

—¡Y yo re respeto su relación!

—Claro, decis eso después de decirle de todo esa noche.

—¿Esa noche?

—Cuando te declaraste, resulta que a los minutos don respetar relaciones le mando un testamento y dos audios de voz a mi pareja insultandolo diciendo que yo era suyo y que es imposible que alguien como yo este con alguien como él.

—Estaba borracho.

—¡Eso ya no es una excusa pelotudo!, escuchame Tomás, con o sin Iván, no podríamos haber sido algo ni en pedo, te lo digo porque nunca te vi como algo más, y perdoname que te lo tenga que decir con estas ganas, pero me tenes harto, agradece que Iván no vio esos mensajes...

—¡Iván esto, Iván lo otro! ¡¿No podes pensar en nosotros por un minuto?! ¡Esto es sobre vos y yo! — Aclaró.

—Decime, que queres escuchar o decir de nosotros.

—Fuiste un compañero muy importante para mí, por más de cinco años estuvimos acompañandonos como para que ahora estemos por hacer la mierda de contacto cero, ¿porque mejor hablamos bien? Resolvamos las cosas, hagamos como que Iván no existe, solo somos vos y yo.

—Perdón pero ahora...

—Ro, necesito que me escuches.

Tomás se tomó todo el tiempo del mundo para explicarle al susodicho que lo suyo tenía que seguir al menos como una amistad, se negaba a dejar todo ahí.

—Te lo voy a decir una sola vez, quiero cuidar mi relación, esto llega a causar un desacuerdo entre mi pareja y yo, y se termina todo. — Advirtió.— Chau.

Entendía el punto de vista de su amigo, aun así era imposible hacerle entender el suyo.

༄༄

Volvió a su edificio a la hora estimada, encontrando un Iván a medio dormirse al él cruzar la puerta, este giro a verlo apenas escucho el sonido de que alguien había llegado.

—Hola. — Saludo con una sonrisa.

Sin decir nada ni contestar, tiro su cartera y objetos en alguna parte de la casa y se acostó en el sofá donde se encontraba su pareja, apoyando su cabeza en los muslos de este último.

Al notar lo cansado que estaba el castaño, solo le empezó a dar cariños en el pelo.

—Vamos a dormir.

—¿Por qué tenes esa constumbre de esperarme hasta que vuelva? — Interrumpió.

—Porque me preocupas, y mucho, por eso te pregunto siempre a que hora vas a llegar aproximadamente. — Respondió.— ¿Nos podemos ir a dormir?

El ojiverde asintió, levantándose con pereza del sitio.

Por más que no estuviera con sueño aún, quería acompañar a su novio hasta que se durmiera, sabía que se estaba muriendo por acostarse en su cama.

Cuando verificó que Iván estaba dormido, se levantó de la cama y se fue del cuarto con dirección a la sala, no existía excusa que justificara el porqué dejó a su novio solo.

Rodrigo quería un momento a solas.

Pasaron tantas cosas los últimos días que su cabeza iba a explotar, y capaz él también... Tomás confesandose y se alejó de una amistad hermosa.

La historia de Carrera y era algo especial, ya que Tomás encontró al castaño en su peor momento, cuando no tenía amigos. Nadie se animaba a hablarle, por lo que decidió dar el primer paso, después de todo se veía buen pibe.

Y estuvo en lo correcto todos los años que compartieron de su amistad, prácticamente el ojiverde era una compañía soñada, te hacia reír, te dejaba que te desahogaras con él, te daba consejos, te ayuda en lo que puede y muchas características más que describen ese compañero especial.

Cuando se enteró que su amigo era gay, no le importó en absoluto, lo apoyo y le dijo que estaría todo bien, colaboró demasiado en la relación que tenía con sus padres al enterarse.

Siempre fue su luz al final del túnel, el charco de agua en el desierto, el sol después de tanta lluvia, el fuego en grados bajo cero, el atrapasueños de las pesadillas, la estrella de la Luna.

Tal vez no podría llegar a olvidar a su mejor amigo, y esperaba que fuera así, prefería mil veces recordarlo como algo bonito y que duró, que como algo horrible.

Algún día tenía que llegar a su fin como toda situación, odiaba aceptar que nada es para siempre, aun así todos los días pensaba que Rodrigo algún día se iría, ¿por qué? Porque su felicidad era tanta cuando estaba acompañado de él que era evidente.

A lo mejor termino todo esto por un amor no correspondido, sin embargo Tomás necesitaba contarle esos sentimientos que sentía, los sentimientos que llevaban dentro de su ser hace tres años.

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora