XVII

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  Al volver a su casa lo único que quería era tirarse en su cama, pero algo interrumpió su paso apenas entró.

—Me re olvide que estaban. — Confeso.— ¿Cómo andan?

Estiró sus brazos y los puso al rededor del cuello del pelinegro.

—Por fin llegaste, me estaban torturando.

—¿Qué hicieron? — Les dio una mirada amenazadora sus amigos.

—El boludo de tu novio no sabe nada de vos.

—Bueno, no es necesario que sepa todooo.

—Solo queríamos saber si sabia la misma cantidad de cosas de vos que nosotros. — Explicó Angie.

El castaño solo suspiro y le dejo un beso en la mejilla del más alto.

༄༄

Sus amigos se habían ido hace instantes y cuando apenas volvió Rodrigo, Iván se puso lo más cariñoso posible, tanto que al enano le parecía extraño.

—¿Pasa algo? — Habló acariciando la cabeza de su novio.

—Nada.

Fue la única palabra que soltó el menor.

—Dejame caminar, Ivi. — Pidió, pero parece que el susodicho no recibió dichas órdenes.— Ivi. — Llamó una vez más.

—No.

Al escuchar eso supo que se mantendría de esa forma hasta el tiempo que él quisiera, por lo que Rodrigo empezó a caminar como pudo.

Logró librarse del pelinegro cuando le dijo que se iba a acostar, era obvio que el cariñoso de su pareja se acostaria a su lado.

—Ivo, ¿qué pasa? Estas re raro, re cariñoso. — Planteó.

—Perdón, pero lo único que quiero ahora es estar a tu lado, pegado a vos mejor dicho.

—¿Es por algo en especial?

Negó con la cabeza.

Se acurruco más cerca de él y poco a poco fue cerrando los ojos, quien diría que tendría tanto sueño, aunque bueno, el castaño hizo más cosas que el contrario el resto del día.

Sin esforzarse demás, Iván hizo lo mismo.

Las horas pasaron y el molesto ruido del celular de Iván vibrando por una llamada fue lo que lo despertó.

Cuidadosamente se alejó de Rodrigo, agarrando su celular y saliendo de la habitación, gracias a Dios no se levantó.

—¿Hola? — Dijo cuando atendió.

—¿Iván?... Quiero hablar con vos, por favor, te lo pido, dejame explicarte.

—¿Quién sos?

—¡Soy Sarah!, ¿sos boludo?

—Qué mierda queres, sino hablas voy a cortar y te voy a mandar a la mierda otra vez.

—Mira, quiero volver con vos...

Y sin pensarlo dos veces, apretó el botón de colgar la llamada, ni quería forzarse a escuchar las excusas y mentiras de esa piba.

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora