XXV

102 6 3
                                    

(...)

  Un día nublado con un viento que significaba una lluvia más tarde. A pesar del clima horrendo, como lo apodan algunos, Rodrigo salio en rumbo a un lugar que le traía muchos recuerdos, el parque Congreso.

Ese sitio era algo especial porque ahí fue la primera salida como amigos de Tomás y Rodrigo, quienes recientemente estaban a distanciados.

Como el mayor quería arreglar las cosas y hasta el día de hoy seguía insistiendole, el menor aceptó, ya que él también extrañaba esos tiempos juntos.

La idea de ir al famoso parque fue del castaño.

—Hola, Ro. — Saludo el mayor algo tímido, pues tenía miedo que el susodicho se incómodara por el apodo.

—Hola Tomi. — Aquel llamado hizo que se tranquilice.— Veni, sentate.

El pelimarrón obedeció.

—Bueno, quería decirte como principal noticia que termine con Iván por... — Su voz se corto ligeramente. — Porque me fue infiel, y bueno, como él había sido la razón por la que nos separamos, quería que te despreocuparas de ese tema. — Continuó. — La posta es que te extrañe todos los días, me había negado escucharte porque le daba prioridad a mi pareja y quería que me disculpes por eso, y sé que un perdón no es suficiente para sanar el dolor que te hice pasar, así que quería saber de qué forma puedo arreglar lo que rompí, claro, si vos me permitis volver a tu vida.

Hubo un silencio bastante largo entre que Rodrigo termino de hablar y esperaba una respuesta del contrario, pero este estaba concentrado en lo lindo que se veía después de tanto tiempo.

—Rodri, yo te lo permito, vos sos la única persona que sabe una versión de mí que nunca le mostré a nadie, por eso voy a dejar que vuelvas todas las veces que quieras.

Se dieron un abrazo de reconciliación.

—¿Vamos a pasear? — Propuso.

  Estuvieron toda la tarde afuera de sus casas y de sus pensamientos, estar juntos era como irse a un planeta aparte, lejos de los problemas que les generaba el universo.

Los dos sabían que su amistad sería de por vida por más dificultades que hubiera en el camino, ellos siempre volvían a ser el estándar de la amistad que todos querían.

Como toda relación de amigos había peleas, así que esta situación no era nada del otro mundo para ellos, puede ser que haya sido un poco más fuerte que otras, pero hubieron peores.

༄༄
 

Las luces molestaban en su rostro, pero eso no le impedía nada, se quería divertir e irse del momento de mierda que le estaba haciendo pasar la infidelidad del, capaz, amor de su vida.

Les había pintado salir de joda porque ya estaban bebiendo alcohol en la casa de Germán, se encontraban festejando la presencia de Tomás al grupo.

Los seis amigos se encontraban muy tomados y hasta las manos con el alcohol, por lo que cada uno estaba en la suya; Germán a punto de dormirse, Santiago y Mauro tratando de levantarse alguna mina, Angie lo estaba intentando, Tomás estaba siendo el alma de la fiesta, mientras que Rodrigo llamaba la atención de todo ser que lo veía.

—Wacho, ¿por qué todas me piden el Instagram? — Dijo con un fuerte olor a alcohol saliendo de su boca.

—No sé amigo, compartí técnica.

—Ser yo. — Bromeó.

—Boludo, no puede ser que ninguna mina sea lesbiana acá. — Bufo Angie.— ¿Y esa de pelo castaño? — Desapareció en unos instantes.

Al mismo tiempo que la peliazul se fue, Rodrigo hizo lo mismo pero yendo a otra dirección, dejando a Santiago solo.

El castaño fue a buscar a su mejor amigo, quien lo estaba dando todo bailando.

—Veni amigo. — Lo tiro del brazo y lo alejo del círculo que se formó a su alrededor.

Lo llevó a un rincón y lo obligó a que se apoyará en la pared, luego acostó su cabeza en su hombro.

—¡Daah, amigo! ¿por qué me sacaste? — Se quejó.

Se podía decir que Tomás estaba mucho más consciente que su amigo, el cual para ser siceros se caía a pedazos.

En un movimiento de querer ir a donde estaba anteriormente, casi ocasiona que Rodrigo se cayera al piso.

Logró agarrarlo, pero esto hizo que quedará muy cerca del petizo.

—Parate, Ro. — Dijo queriendo salir rápido de esa situación.

Sin respuesta alguna del susodicho, este termino recostando su cabeza una vez más sobre el pelimarrón, solo que ahora se apoyó en su clavícula, haciendo que se retorciera un poco.

—Rodri, movete. — Corrió su cabeza un poco más arriba y de un momento a otro estaba a nada de los labios del chico que le gustaba.

Su respiración se sentía en los labios del mayor haciendo que se ponga nervioso.

No emitió ninguna palabra, pero sus pensamientos eran más de miles, muchos diciéndole que lo bese y otros diciéndole que tenía que respetar que él no sentía lo mismo.

«Pero esta muy borracho... ¿Y si le cuentan?» Pensó, mirando a sus lados, buscando algún rostro conocido. Nada. «Ya fue, si pierdo al menos me quito las ganas.»

Solo unió sus labios unos segundos para después, separarse enseguida.

Se sorprendió al sentir una mano en su nuca, la cual hacia fuerza para que volviera a hacer la acción de hace rato.

Al saber que se trataba de la mano de Rodrigo y que se estaba besando con el mismo, fue algo que lo dejó en shock.

Siguió el beso solo un poquito más y se separó.

—¿Por qué...?

—No sabes quien soy.

—Sí lo sé.

—No, me estas confundiendo con otra persona.

Tenía la idea de que pensaba que él era Iván, así que no quiso seguir con el beso, sabía que lo que hacía era incorrecto y tampoco le gustaba besarlo sabiendo que pensaba que era otra persona.

Al ver que Rodrigo hacia un pico con sus labios para que se volvieran a besar, en vez de tentarse decidio hacer otra cosa.

Paso el brazo del menor por su cuello llegando a su hombro, lo agarro de la cintura y lo llevó hasta afuera del boliche.

—Me quería quedar.

—Estas muy en pedo, ni jodiendo.

Lo llevó hasta su auto y le quitó disimuladamente las llaves del vehuculo. Hizo que entrará en el asiento del acompañante y corriendo se fue a subirse del otro lado.

Arrancó el auto y lo llevó hasta su casa.

Como sabia que iba a pasar algo como esto, llevo consigo la copia de las llaves de la casa de su amigo para que pudiera dejarlo en su cama.

Al terminar todo el transcurso para dejarlo en su cama, se iba a ir pero un agarre lo detuvo.

—Quédate. — Le dijo el chico con un jadeo entremedio, dando a entender que era una clase de berrinche.

Termino accediendo, al fin y al cabo eran amigos, no le parecía raro a ninguno de los dos despertar con el otro después de una joda.

+ 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄𝐑𝐎 - 𝗋𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora