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Golpes en su puerta la despertaron. Quiso ignorarlo, pero seguían golpeando y cada vez van más fuerza. Con pereza, decidió levantarse, camino hasta la entrada y abrió la puerta encontrando a dos Jounnin.

—¿No ven que estoy tomando una siesta?

—Miso Uzumaki, estas bajo arresto.

—¡¿Ah?!

Uno quiso tomarla del brazo, pero ella se alejo adentrándose a su hogar de nuevo.

—¿Están locos? ¿De que estoy siendo arrestada?

—Luego le explicaremos los cargos. Debe venir con nosotros. —pidió él otro.

—¡Claro que no! Exijo saber de que se me acusa, esto no tiene sentido. La Hokage medio mi día libre y de verdad lo necesito.

—Nos permitió usar la fuerza si se oponía. —murmuró su compañero. Asintieron entre ellos e intentaron sujetarla.

—¡Oigan! ¡Nadie pisa mi casa!

Esquivo el brazo de uno, golpeó su pecho de una patada sacando a ambos en el proceso. Cerro la puerta en sus caras y busco sus sandalias. Se dirigió hasta su habitación en donde salió por la ventana. No tardó en escuchar la puerta ser tirada.

—¡Ustedes la arreglaran!

Aumento su velocidad dirigiéndose hasta la torre Hokage. Los ninjas le pisaban los talones. Apenas estuvo a metros de su destino, entró por la ventana perdiendo el equilibrio y cayó al suelo.

—¡Miso!

—¡¿Puede decirle a sus esclavos que deben de seguirme?! —grito al verlos irrumpir justo detrás de ella.

Tsunade los detuvo con levantar su brazo. Se puso de pie poniéndose frente a su escritorio.

—Miso Uzumaki, estas bajo arresto por asesinar a tres personas.

—¡¿Esta loca?! ¡Jamás podría asesinar a alguien! ¡Esto debes ser un error!

—Hay testigos del incidente. Ambos juran haberte visto cometer tal acto y luego huir.

—¡Pero yo no mate a nadie! ¡Debe creerme! ¡¿En serio cree que haría tal cosa?! ¡Mi Onii-chan se fue hace solo una semana, no tendría ni fuerza para hacer tal cosa y menos a alguien inocente!

—Tsunade-sama. —el Jounnin que irrumpió en su hogar, tocó el hombro de la Hokage y le entregó una prenda con varias manchas rojas.

La rubia evito ver la camisa, podía oler la sangre. Inmediatamente alejo al ninja de ella.

—Miso, a menos que me digas que hiciste ayer no puedo dejarte libre. Y si tu coartada es real podremos buscar un solución.

—Estuve en casa al momento de tener un tiempo libre. ¡Usted me dio una misión luego!

—Y luego tuviste la noche libre. ¿Donde estuviste?

—Yo... Quise entrenar un poco y fui a un campo de entrenamiento. —respondió ella.

—¿Alguien estaba contigo?

—¿Quien querría estar conmigo? Todos me ven como un monstruo y me tienen miedo.

La Senju suspiro. Dio una señal con su mano y de nuevo los Jounnin se acercaron a ella sujetando sus hombros.

—No tengo opción, Miso. Estas bajo arresto por el homicidio de tu equipo.

—¿Que...?

La respiración se fue en un suspiro. Su mente se nubló por unos segundos.

—¿Mi equipo? ¿Que quiere decir...? Yo no... Esto es un error.

Uzumaki y SarutobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora