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Corría entres las ramas del mismo árbol, si corría lejos podrían involucrarse gente inocente.
Sintió un jalón en su cabello que la hizo perder el equilibrio y caer sobre una rama.

Kidomaru apareció frente a ella, Miso trepó la rama terminando de pie.

–Escucha, seis brazos. Tienen tiempo de irse y jamas volver a pisar mi Aldea. Me importa muy poco lo que vengan a buscar, si no se van en segundos varios Jounin estarán aquí.

–¿Ah, si?. ¿Tus los llamaras?. Primero debes pasar sobre mi.

–Será todo un placer.– se coloco su capucha y abrió su pergamino en el aire –¡Ninpou: Nekokaburi no Jutsu!.

Orejas, cola, garras en manos y pies cubrieron su cuerpo en un brillante tono rojizo.
Salto sobre Kidomaru y este pudo sujetar sus manos, pero no evito que su cuerpo cayera del árbol.

Miso clavo sus garras en las manos del chico hasta hacerlas sangrar, pateo su cuerpo, pero las otras manos de Kidomaru la detuvieron.
Su cuerpo choco contra el suelo y ambos perdieron el agarre, él se puso de pie y miro su alrededor.

Escupió seda hacia la chica, pero su cuerpo fue sustituido por un tronco, giro sobre su eje buscando su silueta.

–Vinieron a mi Aldea.– él volteo al escuchar su voz –Atacan a dos personas de Konoha y creen que pueden irse ilesos. Pues cambie de idea.

Su voz provenía de todas partes, podía escuchar sus pasos correr.

–Ninguno saldrá vivo de aquí.

Kidomaru levanto la cabeza cuando una sombra cubrió su cuerpo, recibió una patada en su rostro que lo derribo, seguido de un golpe en sus costillas y estómago.

Miso recobro la postura cuando ya no lo vio moverse, recupero el aliento y suspiro. De repente su cuerpo fue atrapado en el árbol por una telaraña.

–¡Sueltame!.

–¿Pensaste que sería fácil pelear conmigo?. Sin dudas eres una niña estúpida. Esta Aldea mediocre está llena de gente inútil.

–Cierra la boca.– la menor apretó sus dientes.

–¿Que?. ¿Toque un punto sensible?. Esta Aldea debería caer por completo, son débiles por depender de un viejo que murió y ahora una anciana.

–¡Cállate!.

Ella cerró sus ojos, quería irse a casa.

–Sabes que es verdad, niña. Orochimaru-sama es mejor que todos aquí. Tu podrías ser mejor que todos estos inútiles, únete a Orochimaru-sama y ganarás poder.

La Uzumaki dejó caer su cabeza, las orejas, cola y garras desaparecieron de a poco.
Kidomaru se acercó a ella y sonrío, estaba cayendo en su trampa.

–¿Que dices, niña?.

Kidomaru fue enterrado contra la tierra de golpe, el aire en sus pulmones se fue por unos segundos.
Abrió sus ojos y la joven estaba de pie frente suyo libre de la telaraña, lo más sorprendente fue ver un aura azul rodear su cuerpo y una enorme cola en su espalda baja.

–¿Que...?.

–Soporto que me insultes o golpees. Pero... jamás insultes mi Aldea.

Cuando ella levantó la cabeza durante ojos eran diferentes, el derecho tenía un color dorado y el izquierdo un tono verde.
Al gruñir pudo ver grandes colmillos brillar, levantó sus manos mostrando grandes garras, empezó a caminar hacia él moviendo su cola con fuerza.

–Hoy morirás.

Estuvo a segundos de tocarlo cuando su cuerpo fue lanzando contra el árbol de repente, tosió una gran cantidad de sangre y cayó al suelo.

Uzumaki y SarutobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora