03

337 18 0
                                    


—¿De nuevo leyendo al revés? —Enzo se sentó a mi lado con dos tazas. —Toma, me ayuda a pensar, es con leche.

—¿Te?

—Si, eres muy dedicada, ¿sabes? veo que trabajas mucho.

—Ya terminé lo que debía de hacer así que... —me encogí de hombros. —Creí que tardaría mucho más sinceramente.

—Que genial, ¿trabajaste todo el día?

—Desde anoche, el insomnio ayuda bastante. —reí. —¿Cómo vas con tu próximo papel?

—He estudiado mucho para poder entender un poco más el personaje.

—Es bueno, ¿ya tienes un monologo?

—Dijeron que lo mandarían esta semana, igual, debo de estudiar para entender la situación.

Mire mi cigarrillo que estaba a la mitad y lo termine de fumar, luego probé el te, era suave.

—Necesita cafeína.

—Es tranquilizante flaca, no para despertar.

—Yah. —asentí.

—¿Quieres salir mañana a tomar algo?

—Tengo que ir a buscar laburo, como ya termine con esto, creo qué podría buscar uno en línea, como Amazon o meter mi solicitud en Penguin, como mis amigos.

—¿Tus amigos trabajan en Penguin? ¿La casa editorial?

—Me enteré hace un día, ni siquiera me lo dijeron porque, bueno, tenia un rollo con uno de ellos, es difícil querer hablar de ello. —talle mis ojos. —Pero, dicen "Mimi, debes de tomar una decisión y pensar en él también, no debes de jugar con sus sentimientos" pero ni siquiera se que quiero, pero no quiero jugar.

—¿Mimi?

—Era como me decía mi madre. —sonreí y luego lo mire. —¿Siempre llegas noche, no?

—Si, las filmaciones toman casi todo el día, pero, bueno, la noche es donde puedo tener un momento para mi. —asintió con la cabeza y tomo su taza. —Pero, es lindo platicar con alguien pero siempre...

—Espero la magia de otras noches porque yo soy un tecolote.—dijimos al mismo tiempo y ambos reímos.

—Juan Rulfo. —dije.

—Me gusta mucho. —dijo. —Tiene frases profundas.

—Lo se, es de mis escritores favoritos. —sonreí y bebí la mitad del contenido de la taza. —Deberias de darme la receta de esto, ¿Cuantos años tienes?

—Veintiocho, cumpliré veintinueve el veintidós de marzo, ¿que hay de ti?

—Tengo veinticinco, cumplo veintiseis el catorce enero.

—Solo nos llevamos tres años. —asintió. —¿Te gusta la música? Digo, puedo poner música.

—Claro, pon a Soda Stereo.

—De acuerdo.

Té para tres comenzó a sonar y sonreí casi de inmediato.

"Un sorbo de distracción,
buscando descifrarnos.

No hay nada mejor que casa.

Té para tres"





Era linda la vecina, era lo que Enzo creía, además ya había pasado un mes desde que se había mudado a su lado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.






Era linda la vecina, era lo que Enzo creía, además ya había pasado un mes desde que se había mudado a su lado.

En las tardes reproducía canciones de rock argentino, y en las noches salía a fumar tranquilamente al balcón mientras trabajaba.

Enzo consideraba a Sam alguien de personalidad pacifica y que daba calma, había hablado con él de sus amigos, sobre todo de la peli rosa que a veces la visitaba, al igual que la peli naranja y el chico llamado Facu.

De ese chico hablaba mas y no sabia por que no le gustaba que lo hiciera, a penas se conocían después de todo y el salía con alguien.

—Es más temprano hoy para estar en el balcón Enzo. —miro a la chica que se acercó a él. —¿Tienes algo que hacer hoy?

La miro, tenia puesto un pantalón de cuero y una playera de un grupo del que no sabía mucho.

—No lo creo, ¿The Srokes?

—Es un buen grupo. —se encogió de hombros. —¿Quieres cenar? Tengo fernet y tres ordenes de alitas, con una pizza margarita.

—¿Todo eso cenaras?

—Lo compre para compartir, igual si no queres tengo comida ya para mañana.

—Esta bien. —se puso de pie.

—Ven, solo quítate los zapatos.

Ambos entraron y el chico se deslumbró al entrar al apartamento, había muchas plantas por todo el lugar, estaba pintado de blanco, había sillones blancos que lucían relucientes frente a estos estaba una pequeña mesa, todo el lugar estaba alfombrado y en la televisión estaba una canción pausada.

—Es, woah, todo es blanco y está limpio.

—Si, digo es fácil hacerlo, puedes ponerte cómodo, comeremos en la sala escuchando música, iré por la comida.

—¿Quieres que te ayude?

—Pon música, por favor.

Luego de unos minutos, Sam llegó con una charola con comida. Ambos se sentaron en el suelo y Enzo sirvió los vasos de fernet con Coca-Cola.

—¿Te gusta mucho el rock argentino?

—Mi madre lo escuchaba mucho, mi padre era más de rock mexicano. —ella sonrió mientras se servía. —Mi padre era de México y mi madre de Argentina, y yo de Uruguay, ¿extraño no?

—Eres una mezcla de Latinoamérica. —asintió. —¿Hablas seguido con ellos?

—Ah, lo hacía, pero he estado ocupada así que...

—Genial.

—¿Tu hablas con los tuyos?

—Cada que puedo.  —fue lo único que se limitó a contestar.

Mentira no era pero, había un gran trasfondo dentro.

Ambos comieron en una plática amena, mientras que caifanes sonaba en la televisión.

"Si algún día me miras
Abrazado de tu sombra

No me separes, déjame sólo
Sin movimiento, como una lágrima

Que corre por tu cuerpo
Lamiéndote toda la piel

Quisiera ser alcohol
Para evaporarme en tu interior

Quisiera ser alcohol
Para evaporarme de una vez

Y saber lo que es pasión
Y sentir que soy querido, una vez."

don't bladme | enzo vongricicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora