don't bladme | enzo vongricic

22

Sam y Enzo caminaban por las calles de Barcelona mientras miraban la calle.

A Enzo, jamás le había gustado lo ostentosa que llegaba a ser la ciudad, muy por el contrario, siempre se considero un tipo reservado y de buen corazón, pero salir con Sam ese día le hacia fielmente querer cambiar de parecer.

—¿Quieres un helado? —preguntó el chico al ver el pequeño local.

—Seguro.

Ambos entraron y Sam pidió el suyo, de chocolate con una cubierta del mismo y chispas de colores, Enzo se había limitado al suyo de vainilla simple.

—Tienes gustos de señor. —la chica arrugo la nariz y siguieron caminando con los helados en la mano.

—La vainilla es rica.

—Si, pero, el chocolate es genial, es dulce, antioxidante, previene el envejecimiento, disminuye el colesterol malo, y ayuda a desinflamar, es delicioso ademas.

—Pero no con tanta azúcar y leche y esas cosas que le ponen. —lo miro.

—Bueno, pero ayuda.

—Eres todo un caso Mimi.

—Bue, no se le puede pedir mucho a alguien joven que se cree un intento de rockstar.

—Si lo intentaras podrías serlo. —dijo.

—Bueno, en cuanto la oportunidad se me presente, lo haré.

—Serás muy buena.

—Nah, para nada, imagina esto, una chica uruguaya con descendencia argentina, es artista que toca música en inglés pero ama el rock de Mexico y el nacional, es absurdo.

—Bueno, solo tu lo podrás lograr.

—Es genial. —miro Sam a Enzo. —Es bueno ir a museos con alguien a quien le guste el arte.

—Bueno, creo que todos deberíamos de ir a un museo aunque sea una vez en la vida, el arte transmite millones de cosas, y bueno, es genial.

—¿Verdad? La expresión del arte no debe de basarse únicamente en pinturas, es hacerlo hacia que miles de personas no pudieran expresar lo que sienten. —la chica tomo su teléfono cuando comenzó a sonar. —Aguarda.

Contesto los mensajes y volvió a ver a su amigo que estaba con el suyo.

—¿Quien era? —preguntó el chico sin apartar la mirada de su teléfono.

—Matias, que andaban queriendo ir a comer pero, les dije que estoy ocupada.

—Mm.

—¿Quien es? —preguntó cuando miro que no apartaba la vista de su teléfono.

—Sofi, dijo que llegaba mañana.

—Oh.

Y nuevamente le había fragmentado el corazón.

—¿Sucede algo?

—Para nada, es tu novia después de todo, ¿no?

—Si.

¿Por que cuando Sam se enamoraba o queria a un hombre de verdad, lo hacia de uno que siempre pensaba en si mismo?

Ella no quería tenerlo solo para ella, pero si que la necesitaran.