Where we will go?

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Aiden 

Me ajusto la corbata y me miro en el espejo que ocupa la pared de estevestidor en el que, tanto mis hermanos como yo, nos encontramos. Unasemana después de hacer el trato con Lucy aquí estoy, en una habitaciónanexa al plató fotográfico de la revista donde, dentro de un rato, nos haránuna sesión de fotos para ilustrar el reportaje. Lucy no me dijo que nosharían fotos, y no me importaría demasiado si no fuera porque los estilistasde la revista nos han obligado a vestirnos con kilt y americana, en unacombinación de highlanders y ejecutivos bastante excéntrica.—Recuérdame, por favor, por qué estamos haciendo esto —dice Olivermirándome ceñudo.Todos mis hermanos me miran mal, incluso Dean, que suele ser el másconformista para estas cosas.—Ha sido una imposición de papá —digo en un murmullo.—Y una mierda, sabemos de sobra que tú eres el cabeza pensante de estapésima idea. —Jayce se cruza de brazos y me atraviesa con la mirada.—Oh, vamos, no es para tanto.—¿Qué no es para tanto? —Dean se recoloca la pajarita que le han dado,a juego con el kilt—. Voy a ser el hazmerreír de la facultad cuando elreportaje salga a la luz.—O no, los highlanders estamos muy de moda últimamente —razonoyo, ganándome una nueva tanda de miradas indignadas de mis hermanos.—¿Es que tú no vas a decir nada? —pregunta Oliver a Will, que llevacallado desde que nos hemos encontrado en la puerta del edificio.—A mí me da igual. Yo lo único que quiero es terminar y volver albufete. —El tono de Will deja en evidencia que tiene la cabeza en otraparte.Me pregunto qué habrá ocurrido. Conociéndolo seguro que esa cara demalestar tiene que ver con Layla. Estoy a punto de preguntarle por ellocuando alguien llama a la puerta con los nudillos y entra en el vestidor. Esla chica que nos ha recibido al llegar y que se ha presentado como una delas estilistas de la revista. Chloe nos ha dicho que se llamaba. Es guapa,tiene el pelo corto, los labios pintados de rojo y un cuerpo bonito, aunquequien llama mi atención es la chica que va con ella, Lucy, que nos saludacon una cálida sonrisa.—Por lo que veo he acertado con las tallas —dice Chloe mirándonos conuna sonrisa orgullosa, como si fuera una artista admirando una esculturarecién esculpida.—Estáis impresionantes, chicos —dice Lucy. Me callo el comentarioque tengo en la boca queriendo salir. Ella sí que está impresionante. Llevaun vestido corto de flores que deja al descubierto sus piernas desnudas,botines con tacón y el pelo recogido en una coleta desenfadada. Pese a sucorta estatura es preciosa, las cosas como son—. Yo soy Lucy, me voy aencargar de la entrevista para el reportaje.Oliver la mira entrecerrando los ojos—Te reconozco. Eres la chica del otro día, la que abordaste a Aiden en lapuerta. ¿Lucy has dicho que te llamas?—Lucy Cooper —añade mirándome de reojo algo contrariada.—¿De qué me suena ese nombre? —Se pregunta Jayce para sí,pensativo, hasta que sus ojos se contraen con reconocimiento y me mirandesafiantes—. ¡Así se llamaba la chica de la agencia de copaternidad!—¡Joder! ¿Es verdad! —Oliver abre los ojos, incrédulo—. Hermano,¿nos has vendido?Ante la mirada de las dos chicas empezamos a lanzarnos una ristra dereproches cruzados que parece alargarse en el tiempo hasta que Will nosmanda a callar.—Ya hablaremos de esto luego, con calma, ahora acabemos con esto. Noalarguemos la agonía.—No es por nada, pero solo os vamos a hacer unas fotos. Tal comohabláis parece que os enviemos a la batalla de Culloden o algo así —diceChloe entre risas.—Una referencia histórica muy acertada para la ocasión —mascullaJayce entre dientes, ganándose la aprobación de los demás.—No seáis melodramáticos —digo yo ante el malhumor general.—Al menos habéis acertado con el tartán de nuestro clan, eso es deagradecer —interviene Oliver.Todos asentimos. El kilt que nos han hecho poner es de cuadros rojos yverdes y corresponde al del clan MacKinnon. Mucha gente ignora algo tanimportante como que cada clan tiene su propio lema, su propia insignia y supropio tartán. Nuestro lema es «Audentes fortuna juvat» que significa «Lafortuna favorece a los valientes». La insignia, que es la que usamos comomatasellos del bufete, tiene como elemento principal la cabeza de un jabalí.Y el tartán, como ya he dicho, es a cuadros rojos y verdes.Chloe sonríe con suficiencia.—Investigué un poco antes de preparar el estilismo, y está mal que yo lodiga, pero me he superado a mí misma. La sesión de fotos va a ser unapasada.Tras estas palabras, Chloe nos invita a seguirla hasta el plató fotográfico,donde está todo preparado. Unos focos enormes iluminan un escenarioformado por un fondo blanco en el que han dispuesto unos taburetes. Unchico con un fular azul eléctrico y un flequillo larguísimo mira a través delobjetivo de su cámara como si estuviera preparándose para disparar. Es elfotógrafo, se llama Demetri y nos pide que nos posicionemos sobre elescenario. Obedecemos, siguiendo las indicaciones de Chloe, y mientrasella retoca nuestra vestimenta, se acerca una chica bajita con el pelo azulque se presenta como la community manager de la revista y que nos haceunas fotos y unos videos con el móvil para las redes sociales. Dios, tantaatención es abrumadora, ¡ni que fuéramos los miembros de una banda deéxito!La sesión de fotos dura una hora aproximadamente. El tal Demetri esmuy pasional y exigente con su trabajo y nos hace cambiar mil veces lapostura hasta quedar satisfecho. En todo momento, Lucy está presente. Losé porque soy incapaz de no seguirla con la mirada. Hay algo en ella quellama la atención. Sí, es una de esas personas que, pese a no tener unabelleza espectacular, llenan las estancias con su presencia y te obligan amirarla. Sé que ella no se da cuenta de eso, y justamente este detalle es loque la hace más especial.Veinte minutos después, tras cambiarnos de ropa, estamos sentados enuna mesa alargada dentro de una sala de reuniones acristalada con Lucy a lacabecera. Con actitud profesional, se presenta de nuevo, nos pregunta sipuede usar una grabadora y tras nuestro asentimiento, empieza elinterrogatorio. Al principio anota cosas en una libretita con actitud nerviosa,pero enseguida coge confianza y se hace con el control de la situación, algodifícil cuando tienes delante a cinco tipos como nosotros, pero Lucy, a pesarde su aspecto dulce, impone con su tono directo.Las primeras preguntas son generales, fáciles de responder. A medidaque pasan los minutos, estas se vuelven cada vez más personales, aunquesiempre desde el respeto. Algunas van dirigidas a uno de nosotros enconcreto, otras a nadie en particular.—Esta pregunta es para quien quiera responder, ¿qué os parece que losmedios se dirijan a vosotros como Los Highlanders de Nueva York?—Ridículo —sentencia Jayce sin pensárselo.—A mí me gusta —rebate Oliver—. Hace mención a nuestros orígenes,que es algo de lo que me siento orgulloso.—Pero somos neoyorquinos, nacimos aquí —recuerda Jayce.—¿Y qué? Nuestras raíces son escocesas y todos sentimos Escociatambién como nuestro hogar. —Este es Dean, el que más conectado estácon el país de nuestros antecesores. Incluso estudió un año en la universidadde Edimburgo.Después de debatir un rato más sobre nuestra opinión sobre este tema,nos hace una nueva pregunta.—El apellido MacKinnon ha protagonizado decenas de titulares durantelos últimos años. De vosotros se dice que sois seductores, mujeriegos ypoco dados al compromiso. De hecho, el único que tiene pareja es William,aunque los rumores digan que su matrimonio lleva meses en crisis. Mipregunta es: ¿son los hermanos MacKinnon reacios a la posibilidad de tenerpareja estable?—No, por supuesto que no —respondo yo, adelantándome al resto—. Yotuve pareja durante muchos años y, de haber salido bien la cosa,probablemente a estas alturas estaría casado. Es cierto que ahora mismo nobusco nada serio, pero no descarto hacerlo en un futuro si encuentro a lapersona adecuada.Lucy escribe algo en su libreta y fija sus ojos en mí.—¿La pareja a la que te refieres es Celine Wright?Siento una opresión en el pecho al escuchar su nombre, pero intentodisimularlo con una sonrisa.—Veo que estás bien informada.—Es mi trabajo estarlo —dice sin más.No puedo evitar recordar la forma en la que estalló todo con Celine hacetres años. Fue ella la que me dejó, después de que una noticia vinculándolacon una estrella del rock nacional saltara a la palestra. Pocas semanasdespués se hizo oficial: Celine era la nueva novia de Jesse Strange, uno delos artistas más irreverentes de la última década. Me quedé hecho polvo,porque no lo vi venir. Llevábamos juntos una década, prácticamentevivíamos juntos y teníamos planes de boda para el futuro. Todo aquel futurose fue al garete el día que Celine y Jesse coincidieron en la fiesta privada deun Club neoyorkino. Actualmente, no solo están juntos, se casaron hace unaño en una boda que ocupó las portadas de todas las revistas amarillas porsu ostentación.Después de eso la entrevista sigue. Lucy le pregunta a William si Layla yél van a divorciarse y este decide responder con la frase comodín porexcelencia para ocasiones como esta:—Prefiero no hacer declaraciones al respecto.También pregunta a Oliver por los rumores que corren sobre su romancecon Daphne Bowen, una actriz emergente en Broadway por su intervenciónen múltiples musicales, pero este lo niega de pleno asegurando que «soloson amigos». Solo amigos dice... como si no los hubiera pilladomontándoselo en el baño de su despacho dos semanas atrás. Jayce se librade las preguntas más íntimas, al igual que Dean.Una hora más tarde, la entrevista termina y todos abandonamos la salaseguidos de Lucy. Tras darnos las gracias, nos acompaña hasta losascensores. Mis hermanos suben en uno, pero yo no lo hago; les digo quevayan tirando, necesito hablar con Lucy a solas. No me pasa inadvertida lamirada de suficiencia que me lanzan antes de que las puertas automáticas secierren.—¿Te apetece un café? —pregunta Lucy tras unos segundos mirándonosen silencio.Asiento con la cabeza y cruzamos la planta hasta la sala de descanso,donde me sirve un café bien cargado, como a mí me gustan. Ella se preparaotro. Sonrío al ver que, además de azúcar, añade un poco de canela en polvoy leche al suyo.—Espero que tengas material de sobras para hacer un buen reportaje —digo yo, mientras ella remueve su café.—Oh, sí, estoy convencida de ello. —Una sonrisa sincera le cruza lacara—. Muchas gracias por esto, Aiden. Sé que lo has hecho en contra de tuvoluntad y la de tus hermanos.—No me des las gracias aún, esto forma parte de un trato, ¿recuerdas?—pregunto llevándola a mi terreno—. Además, confío en que nos dejes enbuen lugar con tu reportaje.—Por supuesto que os dejaré en buen lugar —dice Lucy con énfasis—.Y, respecto al trato, tú dirás cómo tengo que cumplir con mi parte.—¿Haces algo este viernes? —Lucy niega con la cabeza—: Perfecto.Mándame tu dirección por mensaje. Pasaré a buscarte por casa a las seis.Su mirada se llena de expectación.—¿Dónde iremos?—Ya lo verás.—¿Y no piensas darme una pista?—Ummmm... No, prefiero dejarte con la intriga.Le guiño un ojo, termino mi café y me marcho. Imagino que tendrámucho trabajo por delante y no quiero molestar. Ahora solo quiero quellegue el viernes para poner en práctica mi plan. ¿Cambiará de idea cuandoconozca la otra cara de Aiden MacKinnon que pretendo enseñarle?

Entre Leyes y Latidos (Libro 1: Saga Vínculos Legales) (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora