Lucy
Al día siguiente, después de cenar con la familia de Aiden, quedo con Chloeen una coctelería que hay cerca de casa para contarle lo sucedido la nocheanterior. Es un pub moderno, con decoración minimalista y un gustoexcesivo por el blanco. La iluminación es tenue y azulada, y el sonido de lagente hablando y bebiendo nos acompaña. Nosotras dos estamos sentadasen un sofá blanco frente a la barra, yo con un Cosmopolitan y Chloe con ungin-tonic.—Entonces, ¿su plan maestro para convencerte de tener un hijo con élfue llevarte a una cena familiar? Pues menuda decepción. —Chloe hace unmohín frente a su copa—. Cuando esta noche de madrugada me has enviadoun mensaje con el «mañana te cuento» me esperaba algo más... sexy.—Quería mostrarme que tiene una familia bien avenida, que se quieren yse respetan. Que están unidos —digo yo recordando la cena. De repente, unhormigueo zarandea mi tripa cuando pienso en Aiden. Este hormigueo meha acompañado desde la noche de ayer cada vez que lo evoco.—¡Qué decepción! —exclama ella de forma teatral, removiendo loshielos de su gin-tonic con el labio apretado y fruncido—. Puestos amostrarte algo podía haberte mostrado el martillo de Thor que, con totalseguridad, guarda dentro de sus pantalones.—Lo nuestro no va de eso —le recuerdo por enésima vez—. Quiere quesea la madre de su hijo, no su concubina. Además, ¿cómo sabes que tieneun martillo de Thor y no un martillito?—Porque los tíos con físicos poderosos tienen aparatos poderosos. Y nohe visto antes un físico más poderoso que el de los hermanos MacKinnon.Me río, no puedo evitarlo.—Debería escribir un artículo en Pink Ladies sobre esa teoría.—Deberías —asiente—. Aunque si lo haces no olvides mencionar tufuente. —Se señala a sí misma y vuelvo a reír.Sin embargo, una parte de mí no puede evitar darle la razón. Tal como hadicho, el físico de Aiden es... poderoso, con esos hombros anchos, esosbrazos fuertes y ese abdomen de abdominales trabajadas que bien podríaservir para planchar ropa en él. Y vale, sí, lo confieso: ayer por la noche seme fue la vista un par de veces hacia el centro de sus pantalones. No fuenada premeditado, simplemente estábamos sentados el uno al lado del otrodurante la cena y bueno... su paquete estaba ahí, con un cartel de neón quegritaba: MÍRAME.—Entonces, —prosigue Chloe—, ¿después de la cena te llevó a casa?Niego con la cabeza.—Fuimos a un pub escocés para charlar un rato.—Oh, esto empieza a ponerse interesante. —Se muerde el labio conpicardía—. ¿Sobre qué hablasteis?—No sé, sobre todo un poco. —Me encojo de hombros—. Nospreguntamos cosas para conocernos mejor y eso.Recuerdo la sensibilidad con la que Aiden se comportó ante el tema demi madre y mi miedo a la enfermedad. Es algo de lo que no me gustahablar, y menos con desconocidos, pero hay algo en Aiden que me haceabrirme a él a pesar de no conocernos demasiado.—¿Y después de eso?—Después de eso, nada. Le dije que le daría una respuesta pronto, pilléun taxi y me marché a casa.Chloe asiente despacio.—¿Y ya has meditado lo que vas a hacer? ¿Sigues decantándote por lanegativa?Me muerdo el labio con indecisión. Me he pasado todo el día de hoyreflexionando sobre esto y sigo sin saber qué hacer. Puede que mi visión deAiden ahora sea distinta, pero sigo pensando que tener un hijo con él es unapésima idea.Chloe y yo estamos un rato más en el pub y después nos despedimos.Ella tiene una nueva cita Tinder porque la de ayer no cuajó y, segúnpalabras suyas, necesita calor humano. Yo, en cambio, me marcho a casa,me pongo mi pijama favorito, uno viejo lleno de pelotillas y rotos, y mearremeto los bajos dentro de unos calcetines gruesos que me pongo encimade otros más finos. Sí, llevo doble calcetín porque tengo tendencia a tenerfríos los pies. Después, me sirvo una copa de vino y me instalo en el sofá.Mi casa no es muy grande, pero me encanta. La decoración es muycuidada, con un estilo ecléctico que mezcla rasgos vintage y modernos. Elsofá en el que estoy sentada es de terciopelo verde, la mesita de centro estáhecha con un palé que en su día pinté de blanco, y el mueble del comedor espequeño y sencillo, de color blanco también. En la misma estancia hay unapequeña mesa de comedor cuadrada con sus cuatro sillas y una puertacorredera que da acceso a una cocina también pequeña pero muy bienoptimizada con muebles que van del suelo al techo. El piso solo tiene doshabitaciones, pero son suficientes para mí. En una tengo el dormitorio, consu cama doble, su ropero blanco vintage y una cómoda preciosa de coloraguamarina. En la otra instalé un despacho, pero será la habitación de mibebé cuando lo tenga.Eso me lleva a pensar en Aiden de nuevo. Tengo que darle unarespuesta, no puedo postergar esto por más tiempo. Me muerdo el labio connerviosismo y hago algo que suelo hacer para tomar decisiones: una lista depros y contras.Después de una hora, la lista queda así:
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Entre Leyes y Latidos (Libro 1: Saga Vínculos Legales) (BORRADOR)
RomanceUn highlander sexy y arrogante, una chica dulce pero decidida, un sueño en común: ser padres. Me llamo Lucy Cooper, trabajo en una revista femenina y quiero ser madre. Estoy tan segura de ello que hace unos meses me inscribí en una agencia de copate...