15. Ministerio. Parte 2: Salida.

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La confusión tenía el control de la sala. Llantos de niños y niñas se escuchaban por todos lados, incluso más fuerte que los mismos hechizos que hacían cimbrar el lugar.

Pansy tuvo miedo de encontrar una escena similar a la que vio en el nivel anterior, se abrumó solo con pensarlo... temía encontrar a más niñas y niños sin vida y... en ese nivel se enfrentó de forma más contundente a esa situación. Su estómago se revolvió a ver demasiados cuerpos pequeños, cascarones de antiguas sonrisas y felicidad, de vidas que apenas florecían en ellos... se perdieron para siempre.

Uno... dos... tres... doce... – Hermione paró de contar. Se dio cuenta que los cadáveres eran más de los que estaba dispuesta a aceptar que no pudieron salvar. Eso la enfureció, sintió la ira recorrer su sangre, sintió que se quemaba, la sintió acumulándose dentro de ella, la sentía golpear, luchando por escapar. A lo lejos divisó el perfil de una mujer, una que reconocía bien, a su lado vio a otra mujer que también reconoció – ¡Confringo! – al fin exclamó, dejando escapar su ira en ese ataque. Confiaba en Zambely y Fortuni recibirían su merecido.

Y en efecto, una explosión se produjo en el momento que el ataque de la Gryffindor tocó el cuerpo de Zambely, alcanzando también a Fortuni, que salió arrojada contra una estantería de cristal. Zambely no tenía buen aspecto, su cuerpo magullado chocó contra una pared, tenía una gran quemadura en su costado izquierdo, olía a piel quemada y se podía ver la carne al rojo vivo. También estaba inconsciente, eso era mejor, de estar despierta el dolor sería insoportable. La explosión dejó mayor daño en la zona de su cadera, pero sus piernas, torso y rostro también sufrieron daño.

Hermione notó el daño que su ataque produjo, y un sentimiento extraño cruzó por su pecho, sin embargo, decidió dejarlo de lado al ver a Remus y Andrómeda avanzar, y se apresuró a seguirlos. Más adelante divisó a Tracey y a Tonks, que tenía el cabello de un tono oscuro, algo inusual para ella. También notó a Moody, y al acercarse más vio al profesor Flitwick.

¡Hija! ¡¿Estás bien?! – Andrómeda se apresuró a correr hasta Tonks – ¡¿Estás bien cariño?! – volvió a preguntar, tomó el rostro de su hija entre sus manos y lo inspeccionó preocupada, dándole un beso en la frente al final.

Es... Estoy bien mamá... Gracias... Al fin llegaron – Tonks soltó un suspiro de cansancio y el color de su cabello se tornó más claro – Remus, aquí es... ¡¿Qué rayos te...?!

Tranquila, estoy bien. El otro sujeto terminó peor...

¡¿Cómo estás?! – Pansy llegó hasta ella – Saldremos de aquí lo más rápido que podamos...

¡Hey! – Tracey gritó llamando la atención de los recién llegados – No quiero interrumpir, pero nos vendría bien un poco de ayuda... ¡Flipendo! – ella y Flitwick peleaban contra McNair y Romanov, pero la intervención de varios encapuchados les dificultaba la tarea.

– ¡Contracturo! – exclamó Flitwick y escuchó con claridad el sonido de los huesos rompiéndose a causa del ataque. Los afectados fueron dos encapuchados, que soltaron sus varitas luego de que sus brazos se rompieran, el de uno de ellos tenía una fractura expuesta, el hueso puntiagudo atravesó la piel.

– ¡Raytanhkwuan! – de la varita de Romanov salieron disparados varios chorros de luces centelleantes, que parecidos a los tentáculos de un calamar gigante siguieron varias direcciones. Uno de los tentáculos golpeó a Tracey en el vientre, la arrojó con fuerza, y terminó cayendo sobre una mesa endeble, que se hizo añicos con el impacto.

Otro de los tentáculos golpeó a Andrómeda cuando ella se interpuso en su trayectoria, iba directo a Tonks, pero la mujer apartó a su hija a un costado y recibió el impacto, saliendo disparada contra una pared cayendo al piso con violencia.

Franqueza, convicciones y respuestas de Pansy Parkinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora