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JingYi como cada tarde del sábado transcribía y revisaba los apuntes de ZiZhen, quien perseguía los conejos al exterior de la casa para aniquilar su aburrimiento, y funcionaba muy bien.

El beta reconoció que Ouyang mantenía una caligrafía pulcra y elegante, característico en nobles o persona importantes que desempeñaron en la escritura.

Por aburrimiento y con cierta malicia luego de transcribir toda la información importante a su cuaderno, busco una esquina en blanco del cuaderno para escribir y dibujar una tortuga de mar.

"Tienes una caligrafía tan refinada que no cuadra con tu cara"


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A JingYi no le gustaba la oscuridad, por eso en cada noche siempre había una luz encendida que lo acompañaba al dormir. No sabe desde cuando desarrollo ese miedo, pero puede imaginar que fue por un trauma prematuro.

Más que la oscuridad o su mismo contenido, le daba miedo sentirse perdido en un lugar basto que cubría una penumbra, la incertidumbre de desconocer que hay o existe en un alrededor donde no puede identificar absolutamente nada, sentirse a la deriva y al aire sin tener algo a lo aferrarse, era el miedo de que el viento se lo llevara, sin tener el control de su propio destino.

No era muy diferente a la forma que se sentía cuando lo aislaron de niño con su casta. Cuando sufrió la incertidumbre y el descontrol de su propia vida, lo comparo al sentimiento de estar en la oscuridad.

En ese momento su padre fue la única persona a la que se podía aferrar, era como su lampara en una noche oscura.

Su pavor se desarrollo cuando tenia seis años, era muy pequeño para enfrentarse a ese tipo de problemas. No importaba cuando tiempo pasara, su miedo no se iba, era como una involución de su avance en la aceptación y el perdón. Vivir por mucho tiempo solo y sin ninguna compañía fue complicado, las únicas personas con las que convivio de mas joven eran los ancianos, tal vez a eso también se debía su gusto "anticuado".

A ZiZhen le dio mucha curiosidad la lampara que nunca se apagaba por las noches el primer día que se quedo en la casa Lan que padre e hijo ocupaban, cada fin de semana, de viernes hasta el domingo por la noche el alfa Ouyang se autoinvitaba a pasar tiempo con el beta y retirarse las mañanas de los lunes para volver al instituto Lan, hasta el momento ya eran dos fines de semana que se quedaba con el beta y compartían diferentes actividades, desde juegos de mesa que siempre era una riña por demostrar quien era mejor, o ver pelicular de comedia, románticas y de acción, a ambos les aterraba la sola idea de ver peliculas de terror.

Como se hizo costumbre cada noche, ambos adolescentes estaban recostados sobre la alfombra del piso siendo cubiertos por la luz de una pequeña lampara de mesa y mantas que los protegían del frio.

El beta de YunmengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora