21°

99 13 9
                                    




En una mañana primaveral, donde los arboles brotaron hace semanas y oscilan en dirección al viento, son los principales testigos de un niño que quiere dejar de sentir, y el otro niño, su acompañante, quien quiere sentir con intensidad. 

La luz celeste invade la habitación como una intrusa apropiada, el cielo de un rosa pálido anunciaba la madrugada, y también notificaba de un evento demasiado importante como para ignorarlo.

-Yi.- Y Zhen lo sabia. El alfa que siempre compartía sus horas de sueño inapropiadamente al lado de un beta, intentaba que este le hiciera un poquito de caso hace media hora.-Debes prepararte para la competencia. 

Sacudió el hombro del menor quien obstinadamente permanecía inmóvil en su cama, estaba despierto, pero no le importaba hacerle caso a aquel alfa. O mostrar que siquiera le estaba escuchando. 

Era primavera, pero el frio de la mañana no puede suplantarse ni cambiar indiferentemente a la estación del año, al menos no un poco.

-Vamos hombre, levántate.  

Actualmente, a JingYi ya no le importaba la competencia, ni siquiera algo que estuviera relacionada con esta, no le daba atención al hecho de que desperdiciaría toda la practica y esfuerzo que antepuso semanas antes, porque estaba confundido y muy triste. 

Sobre todo triste. 

Zhen simplemente no podía dejar que toda la dedicación y tiempo que JingYi dio para esforzarse y dar lo mejor de si se desperdiciaba como si no valiera nada. 

Entonces dio propuestas, ofertas que ningún mortal podría rechazar, pero JingYi no era cualquier mortal. 

Era un beta mortal al cual le rompieron el corazón y tiraron de las nubes en las que flotaba ilusamente. 

Claro, Zhen aun no lo sabe y es completamente ajeno a esa situación porque JingYi no lo dijo directamente la noche anterior, pero lo dio a entender y el alfa tuvo que asumir. 

Ambos vestían la ropa del día pasado porque la sensación de adormecimiento ganó contra el recuerdo de vestir apropiadamente las prendas de dormir. 

-Si le levantas te compraré tanto pollo frito como quieras.- Parecía hablar contra una pared, pero obstinadamente continuo.- Iremos al cine a ver la película que tanto querías ver.

No hubo respuesta y el tiempo seguía pasando, iluminando cada vez más la habitación. 

Yi permanecía debajo, mantenía unas terribles ojeras que se instalaban bajo sus ojos y el contorno era un rosa pálido por lo irritado que estaba. Por el contrario, Zhen solo tenia unas pequeñas líneas que fácilmente podían disiparse si dormía una hora como máximo.

Luego de agotar todas las propuestas a diestra y siniestra del alfa, Yi se quejó en voz baja por el parloteo inútil. 

-No sigas ZiZhen.-El beta no reveló su rostro y de hecho, las estrechó aún más contra su cuerpo, como un pequeño capullo de mariposa.-No tiene sentido hacerlo.

El alfa se quedó quieto por segundos y suspiró pesadamente, molesto por la respuesta del beta y su obstinado desgano. Pero lo comprende, sabe qué es sentirse de esa forma. 

Alguna vez también se desilusiono de una persona que le encantaba demasiado, pero como el encanto fue tan rápido como contar hasta diez, también la decepción fue rápida y abrumadora, demasiado confusa para un niño de 15 años, pero aprendió a conllevarlo. 

Zhen sabia que algo como esto sucedería, lo tenia previsto y anunciado, de hecho muchas veces se lo dijo a JingYi. Pero aún así sabiéndolo de antemano, no le permitió ayudar al beta a conllevar su primera desilusión, ni mucho menos le ayudo a calmar el insistente deseo de golpear al niño Lan.

El beta de YunmengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora