𝐁𝐁 | Haciendo todo lo posible por ascender en el mundo policial, aceptas un trabajo de encubierto en un famoso club dirigido por un presunto señor del crimen: Anakin Skywalker. Tu trabajo consiste en descubrir los secretos letales que se esconden...
"El mundo está lleno de monstruos con caras amables y ángeles llenos de cicatrices."
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—Podría haber muerto o como mínimo, haber arruinado toda la misión— casi grité mientras hablaba por teléfono con Obi-Wan después de contarle todo lo que sucedió. Pero como él era mi superior, hice todo lo posible por controlar mi voz. —Apenas estuve allí diez minutos antes de que ellos entraran, dijiste que él estaba ocupado.
—Lo sé, pero cuando Connor me dijo que se había ido y se dirigía hacia el club, era demasiado tarde para contactarte— Obi-Wan suspiró hondo. —Pero sabía que saldrías bien de ésta y así fue. Y tampoco te atraparon, así que eso es lo importante.
Por supuesto, eso es todo lo que tiene para decir.
—Aún así lo ataqué, Obi-Wan. Lo dejé sangrando en el suelo solo porque no quisiste escucharme cuando te dije que ir allí no era una buena idea— la culpa me consumía y lo único que veía era la imagen de él en el suelo con la sangre chorreándole por el rostro.
Me alegro de haber escapado sin que me mataran o me reconocieran, pero odié la forma en que lo hice. Ni siquiera estoy segura de cómo está o si le causé la pérdida de un ojo o algo así.
Obi-Wan resopló. —No es tan importante, se merecía un buen golpe por todo lo que ha hecho.
Sus palabras no deberían haberme enfurecido tanto como lo hicieron. —¿Qué es exactamente lo que ha hecho?— espeté. —¿Lavado de dinero? Eso apenas justifica la violencia, no está lastimando físicamente a nadie.
Obi-Wan guardó silencio unos segundos, pero aún podía escuchar su respiración tranquila a través del teléfono. —Es bueno que estés construyendo estas amistades para facilitar tu trabajo, pero no pierdas de vista la clase de personas que son en realidad. Olvidas que hace unos días encontraron un cadáver en el callejón conectado a su bar.
Gruñí, poniendo los ojos en blanco. —Pero ya te dije que estaba con él...
—¿Y qué hay de los demás?— me interrumpió. —Su hermana, Firmus Piett, Aaron e incluso algunos de los porteros, ninguno tiene coartadas sólidas y fácilmente podrían haber actuado siguiendo una orden.
Apreté con fuerza el teléfono con frustración. Si alguien me hubiera dicho al principio que cuando acepté este trabajo estaría aquí, defendiendo a mis objetivos frente a mi superior, habría dicho que estaban jodidamente locos.
Sin embargo, aquí estoy.
Y sé que no son las mejores personas que existen y están haciendo cosas que van en contra de mi propia moralidad, pero sé en mi corazón que son todo menos asesinos. Lo cual es uno de los peores crímenes en mi opinión, así que no me lo tomo a la ligera.
Suspiré mientras aflojaba el agarre en mi teléfono y calmaba mis nervios. —No estoy tratando de decir que son buenas personas y esto de ninguna manera afecta cómo planeo hacer mi trabajo. Simplemente no creo que sean asesinos, señor y no creo que deban ser etiquetados así— dije, esperando que confiara en mi palabra. —Hay un verdadero asesino por ahí y pienso que deberías enfocarte en encontrarlo antes de que aparezca otro cadáver.
