𝐁𝐁 | Haciendo todo lo posible por ascender en el mundo policial, aceptas un trabajo de encubierto en un famoso club dirigido por un presunto señor del crimen: Anakin Skywalker. Tu trabajo consiste en descubrir los secretos letales que se esconden...
"Llorar no significa que una persona sea débil, significa que tiene corazón".
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Estaba limpiando la barra antes de que el club abriera, con los ojos pegados a la pista de baile y la mente en otra parte.
Estaba agotada de haber pasado la noche en vela, pensando en qué debía hacer exactamente. Me debatía entre contarle la verdad a Anakin, o ayudarlo a escondidas sin que él lo supiera. Y una vez que Sheev haya sido capturado es cuando le revelaría la verdad. Creo que si lo hago así, puede que se sienta más inclinado a perdonarme, ya que verá que realmente sólo quería ayudarlo.
La única razón por la que estoy considerando mantenerlo en secreto es porque no sé cómo reaccionará si le digo la verdad en la situación en la que estamos ahora. Hay pocas posibilidades de que no se asuste y muchas de que me mate o me obligue a irme, y no puedo ayudarlo si no estoy aquí.
Así que me estaba inclinando por mantenerlo en secreto, por ahora.
Tiré rápidamente el trapo a la papelera que tenía detrás y saqué mi teléfono del bolsillo cuando una idea se me vino a la cabeza. Ahora que voy a centrar mi investigación en Sheev, voy a necesitar toda la información que pueda conseguir sobre él; no sólo la limitada información que me ha dado Kenobi. Y hay una persona que sé que puede ayudarme con eso.
Marqué el número que me sabía de memoria, pero me detuve antes de pulsar el botón de llamar cuando miré a Ahsoka, que estaba sentada en uno de los sofás del club, mirando su teléfono. — Vuelvo enseguida, voy al baño— dije alejándome para tener un poco de privacidad.
—No puedo creer que esta zorra se esté mensajeando con Piett en Instagram, mi nombre y nuestra fecha está literalmente en su biografía— se quejó, probablemente sin darse cuenta de que yo había dicho algo. —Y además es modelo— se quejó mientras empezaba a morderse las uñas ansiosamente.
Le dije en cuanto bajó aquí que no revisara el teléfono de Piett, que la confianza es clave. Pero ¿me hizo caso? No, básicamente me ignoró cuando se sentó en el sofá y adivinó su contraseña después del segundo intento, sorpresa, sorpresa, el código era su cumpleaños.
—¿Le ha respondido a alguno de los mensajes?— pregunté levantando una ceja.
Ella levantó la mirada, pero solo por un momento antes de volver a mirar la pequeña pantalla en su mano. —No, ni siquiera los ha abierto— dijo en voz baja.
—Entonces está claro que no le importa lo que tenga que decir o su apariencia. Ese hombre está enamorado de ti, así que deja de estar tan nerviosa— entiendo la preocupación y la ansiedad por la posibilidad de perder a alguien que amas, así que no necesariamente la culpo por lo que está haciendo ahora. Pero eso no significa que sea sano. —Te estás estresando por nada, él no se irá a ninguna parte— le aseguré mientras me daba la vuelta para dirigirme a la parte trasera.
