𝟒𝟎. CAMPANAS DE IGLESIA

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"Hay una diferencia entre decir que amas a alguien y decir que estás enamorado de esa persona".

—Probablemente deberíamos comer antes de que se enfríe la comida— dije sin aliento mientras los labios de Anakin estaban en mi cuello

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—Probablemente deberíamos comer antes de que se enfríe la comida— dije sin aliento mientras los labios de Anakin estaban en mi cuello.

Sus manos apretaron mis muslos mientras volvía a dejar sus marcas. —Solo un minuto más, por favor— recorrió con sus labios mi cuello hasta llegar debajo de mi mandíbula y colocó su mano detrás de mi cabeza para sujetarme, mientras también tiraba ligeramente de mi pelo.

Sus labios me hacían cosquillas y solté algunas risitas, pero también se sentía bien, así que esas risitas eventualmente se convirtieron en gemidos bajos. —¿Cómo podría decir que no?— murmuré entre dientes y cerré los ojos con una suave exhalación de placer.

Después de aproximadamente uno o dos minutos más de nuestro momento íntimo y apasionado, apartó sus labios de mi cuello. Bajé la cabeza y abrí los ojos, él admiraba mis facciones mientras me acariciaba suavemente la mejilla. Luego, chocó nuestros labios mientras estrechaba mi cara entre sus palmas.

Pensé que con el tiempo esta sensación que tengo cuando estoy con él empezaría a disminuir o no sería tan fuerte, pero no. Siento que cada vez que lo veo, mi cariño por él crece más y más.

Finalmente, nos detuvimos para tomar aire y Anakin tiró de mis caderas para bajarme de la mesada. —Bien, ahora que ya me desahogué, podemos comer— me sonrió mientras me agarraba de la mano y me conducía a la mesa.

Me acercó la silla. —Qué caballero— sonreí mientras me sentaba.

Empujó mi silla y ésta chirrió contra el suelo de baldosas. —¿Qué puedo decir? Estoy tratando de impresionar a mi cita— me dio un beso rápido en la mejilla.

Arqueé una ceja. —¿Es esto, nuestra primera cita?— La idea de que esto fuera una cita me emocionaba y me ponía nerviosa al mismo tiempo.

Con un tono sonrosado en sus mejillas, retrocedió hacia la cocina. —Espero que sí, ¿lo es?— añadió con una pausa en sus pasos. Sus ojos de cachorrito me derritieron el corazón, pero no iba a dejar que supiera el efecto que tenía sobre mí. Eso es algo que me enseñó mi madre, nunca dejes que un hombre sepa que es tu debilidad, porque si resulta ser el equivocado, sabrá cómo destruirte.

Me tragué los nervios y sonreí. —Primero veamos cómo sabe todo. Luego decidiré si lo es o no— bromeé, ganándome una sonrisa suya mientras se dirigía a la cocina para preparar nuestros platos.

Regresó con las manos llenas y dejó mi comida delante de mí antes de poner la suya al otro lado de la mesa. Sacó una botella de vino de debajo de su brazo y la colocó entre nosotros, la misma botella de vino que me regaló hace unas dos semanas. —Veo que aún no la has abierto— sacó su silla y se sentó antes de inclinarse hacia adelante.

𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐁𝐔𝐓𝐓𝐄𝐑𝐅𝐋𝐘 ━ Anakin SkywalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora