𝐁𝐁 | Haciendo todo lo posible por ascender en el mundo policial, aceptas un trabajo de encubierto en un famoso club dirigido por un presunto señor del crimen: Anakin Skywalker. Tu trabajo consiste en descubrir los secretos letales que se esconden...
"La lealtad es una decisión, una resolución del alma."
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El club estaba inundado de agentes, detectives del CSI y de la policía de Los Ángeles, mientras nos interrogaban a cada uno de nosotros sobre el cadáver. Todos estaban en pleno interrogatorio menos yo, que me quedé de brazos cruzados puesto que ya me habían interrogado: fui la primera. Así que me limité a apoyarme en la barra y a esperar, ya que Ahsoka es la que se supone que me llevará a casa -cosa que le hacía mucha más ilusión-.
También había un individuo aquí interrogando al propio Anakin: Obi-Wan.
Le envié en secreto un mensaje de texto en cuanto tuve la oportunidad en medio del caos y él estuvo más que encantado de aprovechar la ocasión para hablar con Anakin cara a cara, por primera vez.
A Obi-Wan siempre le gustaba llamarse "el fantasma de la operación" porque sabe que hay una gran probabilidad de que Anakin sea consciente de que lo están buscando. Pero ni una sola vez ha visto Anakin la cara detrás de la organización que está decidida a acabar con él. Y ahora lo ha hecho, aunque él no tenga ni idea.
Obi-Wan llegó pareciendo un oficial normal con su uniforme. Él y Anakin se sentaron en uno de los sofás mientras Obi-Wan lo interrogaba. Anakin estaba sentado al borde del sofá con los codos apoyados en las rodillas, las manos ocultando su boca y la mirada al frente, como si estuviera sumido en profundos pensamientos.
—¿Y dónde estabas a la hora de la muerte, entre las dos y las tres de la madrugada de ayer?— preguntó Obi-Wan entrecerrando ligeramente los ojos, el odio en los mismos era evidente. Después de todo, él ha sido su objetivo durante años y estar tan cerca de él, estoy segura de que es emocionante y exasperante al mismo tiempo porque está tan cerca, pero tan lejos.
—Aquí, en mi oficina— murmuró Anakin en voz baja, moviendo las manos sólo un segundo para que las palabras fluyeran por el aire antes de volver a la misma posición anterior, luciendo angustiado.
—En la escena del crimen, qué conveniente— dijo Obi-Wan con un tono de prepotencia mientras anotaba algo en un pequeño bloc de notas. Anakin se dio cuenta de su actitud y lo miró de reojo con una mirada de fastidio.
Un momento, ¿ha dicho entre las dos y las tres de la madrugada? Mierda. Anakin estaba conmigo en ese momento con la cabeza en una papelera, lo que significa que no pudo ser él quien puso el cuerpo allí. Y estaba absolutamente borracho, así que estoy más que segura de que tampoco pudo haber orquestado un asesinato, tuvo que ser otra persona. ¿Pero quién?
—¿Qué se supone que significa eso exactamente?— contraatacó Anakin. —¿Crees que fui yo?— preguntó elevando la voz.
Obi-Wan sonrió, encogiéndose de hombros ligeramente. —Sólo intento averiguar todos los detalles, Skywalker. Pero con tu reputación, no me extrañaría que lo hicieras.
