𝐁𝐁 | Haciendo todo lo posible por ascender en el mundo policial, aceptas un trabajo de encubierto en un famoso club dirigido por un presunto señor del crimen: Anakin Skywalker. Tu trabajo consiste en descubrir los secretos letales que se esconden...
"Nunca puedes controlar de quién te enamoras, ni siquiera cuando estás en el momento más triste y confuso de tu vida. No te enamoras de alguien porque sea divertido. Simplemente sucede".
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El desayuno por la mañana transcurrió en silencio por mi parte. Los otros tres -Anakin, Ahsoka y Piett- conversaban entre ellos, mientras que Anakin de vez en cuando me dirigía algunas miradas, probablemente pensando que no me daría cuenta. Me senté allí sin unirme a sus conversaciones y comí lentamente mientras culpaba a un dolor de cabeza por mi comportamiento distante.
Pero en realidad, estaba haciendo todo lo posible para ocultar lo herida que estaba. Sentía como si Connor me hubiera metido la mano por la garganta y me hubiera arrancado el corazón. E incluso después de todo lo que pasó y de que le dijera que no se pusiera en contacto conmigo, siguió llenándome el teléfono de llamadas, mensajes de voz y mensajes de texto en los que me rogaba que lo perdonara. Tuve que apagarlo y dejarlo en mi bolso en la habitación de Ashoka cuando nos fuimos al club para no llamar la atención.
Estaba devastada y todo en lo que podía pensar era en él con otra mujer, me estaba volviendo completamente loca. Y si no me atormentaba con pensamientos sobre eso, entonces me venían flashes del sueño de Anakin y yo en la encimera de su cocina. Lo cual finalmente me provocaba un dolor de cabeza que solo se calmaba cuando tenía alcohol en mi sistema.
Sostuve el Long Island entre mis palmas y lo bebí lentamente como si se tratara de una taza de café por la mañana, luego sonreí cuando su efecto adormecedor recorrió mi cuerpo como una marea pulsante. Por primera vez en el día, el dolor en mi pecho disminuyó y mi mente se despejó de pensamientos indeseados sobre Anakin y mi marido infiel.
—Esto es exactamente lo que necesitaba en este momento— suspiré con satisfacción, dando otro trago. Ahora entiendo por qué las personas con depresión beben tanto, realmente tiene un efecto calmante.
Decir que mi mente era un enredo de confusión masiva sería quedarme corta. Apenas sabía distinguir arriba de abajo y estoy segura de que el alcohol no me está ayudando en absoluto, excepto a enterrar temporalmente los pensamientos y sentimientos no deseados que me hacían sentir mal. Lo cual era lo que necesitaba, así que le di la bienvenida.
Ahsoka soltó una risita mientras se recostaba en el sofá de cuero blanco a mi lado, las luces púrpuras y azules del club cruzaban de vez en cuando sus facciones. —Quizás deberías ir más despacio, ese es tu tercero hasta ahora y solo llevamos aquí treinta minutos— bebió un trago de su agua que se encontraba en la mesa frente a nosotras, o al menos eso creo.
—Claro— dejé la copa en el suelo. Lo último que quería era desmayarme en la primera hora y despertarme al día siguiente en un barco pesquero con un tatuaje recién hecho de Justin Bieber... no es como si eso fuera a pasar, solo que he visto muchas películas.
Miré hacia abajo a la pista y observé al grupo de personas que bailaba al ritmo de la música a todo volumen. Ahsoka y yo estábamos en la sección VIP con dos porteros presentes que alejaban a cualquiera que intentara entrar en la zona reservada. Según Ahsoka, ni siquiera se podía pagar por una mesa aquí esta noche: toda la zona de arriba era nuestra por hoy. Por exigencia de Anakin.
