16 | JungKook

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Busan, 29 de agosto 2023

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Busan, 29 de agosto 2023.

La cabaña de seguridad donde estabamos quedaba a unos kilometros del Museo de Historia Natural Marina en Geumgang Park y a un kilometro de la cabaña donde vivían Kai y su hermana.

MiHi y HeiRan se habían adaptado muy bien y de vez en cuando se tomaban un tiempo para pasear por los alrededores. El bosque era extenso y si se iban más adentro a explorar la fauna y flora tendrían unos hermosos recuerdos de mi ciudad natal.

− Tuve que cortar el servicio de cable − me informó MiHi mientras me veía luchar con el control remoto en busca de un canal − Las noticias con nuestro rostro se siguen difundiendo. No quería asustar a Rini.

Asentí, dejando el control remoto sobre la mesita de la sala. Puse los codos en mis rodillas mientras paso mis manos por el rostro, frustrado.

− ¡Kookie! − llamó HeiRan, antes de saltar en el aire. Gracias a mis reflejos la sostuve a tiempo. Había empezado a llamarme así desde que perdío a su conejito de peluche cuando MinHo la sacó de la Mansión de Jung.

− ¡HeiRan! − regaño MiHi.

Le hice un gesto para tranquilizarla mientras acomodaba a Rini en mi regazo.

− ¡Juguemos! − sugirió con una tierna sonrisa.

− ¿Qué deseas jugar? − pregunté, peinando sus cabellos con mis dedos

Ella rió suavemente para después bajarse, tomarme de la mano y llevarme a una de las habitaciones de la cabaña, precisamente el pequeño gimnasio −no tan pequeño, pero se entiende− siendo seguidos por MiHi. En medio del gimnasio había un ring, en el cual practicaba de vez en cuando. HeiRan me lo señaló, dando saltitos en el mismo lugar y gritando «¡Ahí!» una y otra vez.

Acepté. Caminé hasta los casilleros y busqué unos guantes que se adaptaran a sus pequeñas manitas para enseñarle en el ring, pero no encontré ninguno. Recordé los guantes que compré para burlarme de JiMin y caminé hasta mi habitación para buscarlos. Regresé con ellos y MiHi frunció el ceño en mi dirección.

− Eran para JiMin − justfiqué.

− Dudo que le estén, son muy pequeños − dijo, mientras le hacía una cola de caballo a HeiRan.

− Ese era el punto.

Soltó una carcajada al captar el chiste. Ahora era el turno de HeiRan de fruncir el ceño.

Sonreí, agachandome a su altura para ponerle los guantes.

Una vez en el ring, le expliqué lo básico, empezamos con golpes suaves −al menos de mi parte− y terminamos en una guerra de cosquillas.

MiHi no apartó la mirada. Nunca lo hacía a decir verdad. Cuando se trataba de HeiRan, se mantenía alerta. No existían distracciones.

Durante toda esa semana, la conocí un poco más. Es protectora −sobreprotectora−, realista, inteligente, graciosa y tierna. Sí, la había espiado una que otra noche. Tenía una habitación propia, pero no dormía ahí. Dormía con HeiRan.

− ¿Por qué tiene que ser picante? − pregunto MiHi, sacándome de mis pensamientos.

Estabamos en la cocina preparando bibimbap para cenar. Ella picaba atentamente las verduras mientras yo hacía la salsa que llevaría. HeiRan jugaba en la sala con Shiro, mi gato de color blanco. Era la cría de la gata de la hermana de Kai. Lo tomé como regalo de cumpleaños de parte de los hermanos Kim.

− No sería bibimbap si no pica.

Rió suavemente.

«Tiene la sonrisa más hermosa» pensé.

− No tolero mucho el picante, así que no exageres − anunció.

Asentí.

Una hora después estabamos sentados en el comedor, disfrutando de nuestra comida. HeiRan no paraba de hablar sobre Shiro. MiHi la regaño en más de una oportunidad por no comer, pero HeiRan no se callaba nunca.

− A Hobi le gusta el silencio − comentó, jugando con los palillos.

− Rini...

− Por eso Rose me llevaba la cena a la cama − cortó, con una sonrisa que MiHi le devolvió.

Carraspee para llamar la atención de ambas.

− ¿Rose es la chica pelirosa? − le pregunté a HeiRan.

Asintio con una sonrisa.

− Ella me cantaba todas las noches − afirmó, levantando las manos y botando unas zanahorias de su plato. MiHi volvió a reñirla − Lo siento, Mini...

Después de cenar, HeiRan volvió con Shiro mientras que MiHi recogió los platos, llevándolos al lavador. Yo la seguí dispuesto a confirmar algunas dudas con ella.

− Esa tal Rose no era tan mala como pensé − comente, apoyado en la encimera y de brazos cruzados − Por como HeiRan habla de ella, hasta me atrevería a creer que la trato como a una hermana pequeña.

− Era su trabajo − respondió sin voltear a verme.

Camine hasta ella y me apoye sobre el lavador, analizando su perfil izquierdo concentrado en lavar los platos. Su ceño se frunció y me dedico esa mirada de «Y ahora ¿qué?».

− Ella era tu infiltrado − afirmé − Por eso te negaste a que le disparara.

− Inteligente − dijo, como cumplido.

− Entonces, te disparó para seguir con las apariencias, pero la pregunta aquí es: ¿está con J-Hope o no?

− No. Está fuera − dijo, tomando una toalla para secarse las manos − Estamos solos.

Asentí.

− Bueno, en ese caso, va ser díficil dar con J-Hope.

MiHi me miro durante unos segundos antes de sonreír. Así fue que me di cuenta a que se refería MinHo con que no lo necesitabamos. Sí, le había pedido a MinHo regresar, pero se abstuvo con unas palabras: «No me necesitan».

«Ella sabe donde se encuentra» pensé.

Con esa idea en mente, esa noche me fui a la cama a pensar en nuestro próximo movimiento contra J-Hope.

Con esa idea en mente, esa noche me fui a la cama a pensar en nuestro próximo movimiento contra J-Hope

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Fecha de publicación: 22/02/2024

Caso Lee | JJK, PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora