18 | JungKook

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Busan, 01 de septiembre de 2023

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Busan, 01 de septiembre de 2023.

Desde la confesión de MiHi me había concentrado en saciar mis preguntas, más que en planear estrategias para la captura de J-Hope.

«¿Quién es el padre de HeiRan?» era la pregunta que rondaba en mi cabeza.

Cada vez que veía a la pequeña niña de ojos oscuros y mejillas redondas, la curiosidad de saber sus orígenes me nublaba el pensamiento. MiHi había insistido en no mencionar el tema, me había hecho prometerle dejarlo así. Sin embargo, llevaba una investigación privada sobre ello.

Un mensaje bastó para que TaeHyung tuviera un archivo con nombres de los hombres de Min y con los que se pudo relacionar JiWoo durante su vida. Había recaudado muestras de ADN del servicio de cocina y del cepillo de cabello de HeiRan, Kai se las dio a SeokJin para que hiciera una búsqueda en la base de datos de la NIS por coincidencias en las muestras.

Solo estaba esperando los resultados.

− Kookie... ¿estás aquí?

Alce la vista al escuchar el llamado de Rini, espabilando mis pensamientos. Su cabeza se asomaba por la puerta de ingreso a mi despacho y le dedique una sonrisa amistosa.

− ¿A qué debo la intrusión de su realeza a mi humilde oficina? − pregunté.

HeiRan corrió a mí, lanzándose a mis brazos. La atrapé y besé sus mejillas. Su risa enternecida me relajó un poco.

MiHi irrumpió en mi oficina cantando feliz cumpleaños con un pastel casero, las velitas estaban encendidas y a la espera de que las soplara. Rini se le unió al son de un tarareo mal pronunciado. Besé su carita, haciéndola reír.

Saengihl chughahamnida,
saengihl chughahamnida,
saranghaneun JungKookie...

Saengihl chughahamnida...

− ¡Feliz cumpleaños, Kookie! − animó la niña con una sonrisa − Debes apagar las velitas. ¡Pide un deseo!

Me incliné hacía el pastel, que minutos antes MiHi ubicó en mi escritorio para aplaudir al son de la melodía y sople con un deseo claro: «Poner a J-Hope tras las rejas».

HeiRan festejó, estusiasmada.

− ¡Feliz cumpleaños, Teniente!

Ni siquiera me inmute cuando me llamó por mi rango. No sé por qué, pero de algo estaba seguro. Me agradó escucharlo.

− No tenían que molestarse con el pastel − MiHi sonrió, señalando con la barbilla a la niña en mi regazo.

− Ella quería prepararte un pastel. Yo solo la ayudé.

Sonreí.

Nos tomamos un tiempo entre una charla trivial, observando a HeiRan comer un trozo de pastel. Minutos después, volvió a pedir otra rebanada.

Grave error.

HeiRan enloqueció por completo, estaba muy activa gracias a las calorías y no paraba de brincar sobre los sillones, gritar y correr por toda la casa persiguiendo a Shiro. El gato incluso se había refugiado en mi despacho, escondiéndose de la niña revoltosa.

MiHi fue quién tuvo que lidiar con ella, mientras yo revisaba los resúmenes de mis negocios. Ella la ayudó a limpiarse y la acostó en su cama cuando cayó rendida. Con todo ese movimiento, quién no.

Un ligero toque en mi puerta me hizo quitar los ojos de la laptop, ya había terminado con los documentos de mis negocios, pero me rehusaba a salir del despacho sin quitar la mirada de la información que me había enviado TaeHyung.

− ¿Molesto? − pregunto MiHi. Negué y ella entró, observando cada cosa en mi despacho. Cuando se percató que la miraba, sonrió nerviosa − Lo siento, solo quería... ver tu espacio.

− Tranquila. No me molesta.

Sonrió.

− Eres ordenado − afirmó − He vivido con mi padre e incluso él deja una que otra cosa fuera de lugar.

− Bueno, prefiero el orden − señale.

MiHi camino hasta sentarse frente a mi escritorio, tomó en sus manos una fotografía y la estudio a detalle. Era una foto mía junto a JiEun, después de terminar la secundaria.

− Era hermosa − concorde con ella, asintiendo con la cabeza − ¿Me quieres hablar de ella?

El silencio fue tenso.

Desde el entierro de JiEun, nunca volví hablar de ella con nadie. Me era incómodo y nostálgico. Así que nótese mi sorpresa cuando no identifique ninguno de esos estados cuando le conté a MiHi sobre ella.

No sé cuánto tiempo pasó, pero MiHi en ningún momento me interrumpió. Dejó que me abriera y le contara anécdotas y experiencias que viví junto a mi difunta prometida.

− ¡Vaya! ¿Quién se iba a imaginar que el teniente Jeon era tímido? − se burló cuando le conté de mi cita fallida con JiEun.

− Pues creelo. Era muy... muy...

− ¿Introvertido? − tanteó.

Asentí, avergonzado.

− Pues aún lo eres.

MiHi soltó una carcajada. Observe atentamente como sus mejillas se sonrojaban, sus delgadas manos intentaban cubrir −desastrosamente− su sonrojo e incluso, como su cuerpo temblaba ante los espasmos de su risa.

No sé en qué momento mis piernas reaccionaron, levantándome de mi silla para rodear el escritorio, girar su silla para estar frente a ella e inclinarme hasta su rostro. MiHi abrió los ojos, sorprendida y trato de disimular carraspeando.

− Ahora ¿te parece que lo soy? − susurré muy cerca de su rostro.

Tragó en seco.

«Hermosa y... caliente».

Tenerla muy cerca era muy tentador. No pude evitar notar sus pupilas dilatadas, su respiración pesada y lo tentador de sus labios entreabiertos. Suspiro.

Entonces hice lo que menos tenía planeado.

La besé.

La besé

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Fecha de publicación: 07/03/2024

Caso Lee | JJK, PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora