Prólogo

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New York, 31 de junio de 2023

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New York, 31 de junio de 2023.

19:47 PM.

Correr.

Eso es lo único que pensaba Lee MiHi desde que dejó la casa de refugio de la agencia.

Solo tenía dos alternativas: entregarse o... correr.

Hace tan solo unos meses atrás era la adolescente con una hermosa familia y un buen futuro en la Agencia. La CIA.

Pero ahora... no tenía nada.

No familia.

No agencia.

No libertad.

Ahora era una fugitiva. Una de las personas más buscada a nivel internacional. La CIA, la Interpol, el FBI, la DEA y la policía local estaban trás de ella.

Salto la valla de seguridad en una pose sexi a los ojos del mendigo del otro lado de la división de metal, quién silbó con admiración, felicitando la osadía de la muchacha. Ella sonrió en respuesta, pero no por mucho. Las sirenas se escucharon desde una de las calles a su espalda, iluminando en azúl y rojo la oscuridad de la noche. Emprendió la huida otra vez, desviando a muchas de las patrullas y camionetas infiltradas para capturarla antes que la policía local.

Solo tenía un objetivo claro. Salir de ahí y tomar el primer transporte fuera.

Llegó a un estacionamiento y se detuvo a tomar aire. Era arriesgado salir con todo ese personal disperso en las calles de New York. Maldijo cuando vió una camioneta entrar a una velocidad increíble, la cual frenó en seco chirriando los neumáticos en el concreto.

− ¡Traigan a Lee! − gritó un hombre mayor una vez sus botas tocaron el suelo. Junto a él bajaron tres jóvenes. Los conocía. Formaban parte de su grupo en la academia. Horas antes la saludaban con gesto amigable. Era respetada a pesar de su corta edad. Ahora... bueno, era otra historia.

− ¿Viva o muerta? − se burlo uno con una AK-41 en manos.

− ¿Crees poder matarla? ¡Por favor, niño! Incluso traerla es una misión imposible para ustedes.

Y en eso no se equivocaba.

MiHi era la mejor en la academia. Incluyendo aquellos agentes con mayor experiencia en el campo eran novatos comparados a la adolescente. Desde que enfrentó su primera misión, las que siguieron fueron cada vez más exitosas y, sobre todo, silenciosas. Por lo tanto, un par de jóvenes como ellos no suponían ningún obstáculo.

Los jóvenes se mostraron incómodos ante la afirmación de su superior, así que se dispersaron cubriendo el área buscando a MiHi.

La joven tomó un respiro profundo antes de moverse y ocultarse de sus perseguidores. Se movió ágilmente entre los carros y se preparó para atacarlos en cualquier momento. Solo pasaron unos segundos antes de que la cabeza de uno de ellos se mostrará en la periférica de sus ojos. Se abalanzó sobre él silenciosamente, quitando su arma y de un solo golpe en la nuca el joven cayó inconsciente, sin haberla visto venir. MiHi lo ayudó con su posición, recostando su cuerpo contra una de las paredes.

Se volvió a cubrir entre los vehículos estacionados esperando al próximo. El cuerpo inconsciente llamó su atención, dándole la ventaja a MiHi. Sin embargo, el joven se aseguró de advertir a su otro compañero con un disparo. MiHi tuvo que apresurar las cosas, quitó su arma con un ágil movimiento, lanzó una patada en la entrepierna y un puño directo a la garganta de su adversario, para luego cubrir su cuello haciendo presión para adormecerlo.

Su compañero no tardó en llegar, disparo en su dirección y MiHi usó el cuerpo del segundo para cubrirse. Maldijo cuando una bala rozó su oreja, causando un escalofríos correr por su espalda. En el fondo escuchó los pasos del hombre y la camioneta acercarse. Tenía que reaccionar rápido o sería atrapada. No podía darse el lujo de que la atrapara la agencia. Retrocedió jalando el peso muerto hasta girar y ubicarse detrás de una pared.

Daría un salto de fe.

Escuchó los pasos acercarse hasta ponerse frente a ella.

− ¡Santo escarabajo, Hopper!

− Lamento lo de la oreja − dijo el mencionado, bajando su arma − Nunca me cobraste la apuesta.

− ¡WOW! Hablas y tu voz ronca es encantadora.

Matt Hopper, un miembro de la academia y futuro agente de la CIA. El mejor entre el grupo de hombres. Sin embargo, era callado. Mudo. Al menos, eso creía MiHi hasta que habló.

− Tienes una ventaja de 60 segundos − propuso, deslizando su mirada al cuerpo ensangrentado. El mismo chico que presumió frente a su superior yacía muerto con varios disparos en brazos, piernas y un agujero entre sus cejas. MiHi arrugó el entrecejo. El chico no era para nada agradable − Se comió mi barra de chocolate − aclara. MiHi le sonrío con complicidad e incomodidad. «Si eso hace por un dulce, ¿qué haría si.. ? ¡No!». Ella no se atormentaria pensando en eso − La caída dolerá, pero te dará una enorme ventaja.

MiHi siguió su mirada hasta el balcón a su izquierda. Claramente, altura considerable. Cinco pisos.

− Gracias − asintió.

− No me gusta deber.

Con eso, caminó hasta el barandal y se lanzó, cayendo sobre un contenedor de basura que amortiguó el golpe. Levantó la vista esperando ver a su compañero de aula, pero él no se acercó. Se alejó, agradeciendo que no hiciera preguntas.

Corrió hasta llegar a la bahía Upper New York. En él, la esperaba el crucero "Manhattan", propiedad de un viejo amigo de su padre y su relación con él es excelente. Siempre le dispuso sus recursos en caso los necesitará.

Hoy era ese día.

Estaba segura que no sería el único favor que le pediría. Pero de eso se encargaría después.

Una vez a bordo, solo tenía un destino.

Corea.

Próxima actualización: 04/10/2023

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Próxima actualización: 04/10/2023

Imágenes gracias a Pinterest.

Caso Lee | JJK, PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora